Al César, lo que es del César y al Plan urbanístico...
Hace breves semanas, leí un interesante artículo en Linkedin escrito por Fernando Renau Faubell, Jefe de Servicio Territorial de Urbanismo de Castellón, dependiente de la Generalitat Valenciana (el Gobierno autónomo regional de Valencia). El artículo se titulaba “No es posible que el Plan urbanístico lo tenga que estudiar y regular todo” y expresaba un cierto cansancio de que se quisiera incorporar todos los requisitos de la gestión de cualquier territorio al Plan Urbanístico correspondiente. Podéis leer el artículo en el enlace que os he dado y lo que os cuento a continuación es mi reflexión sobre ese tema.
En primer lugar, debo decir que estoy completamente de acuerdo con el planteamiento que hace Fernando en el citado artículo. En mi opinión la solución no debe venir del urbanismo -que es quien se está tragando todos los problemas- sino de un cambio en el enfoque de la planificación del desarrollo de las ciudades. El urbanismo es, efectivamente, uno de los ámbitos de la planificación y la gestión de la ciudad. Importante, pero solo uno más.
La ciudad no puede limitar sus tareas de planificación a las del urbanismo sino que debe asumir sus propias responsabilidades mediante la elaboración, de forma previa a la planificación urbanística y a cualquier otra planificación sectorial, de su propia planificación de ciudad.
Yo le llamo, el Plan de Futuro de la Ciudad; la Agenda Urbana Española -AUE- le llama el Marco Estratégico de la Ciudad. Y la AUE deja bien claro que la definición del Marco Estratégico debe ser previa a cualquier definición sectorial -como la urbanística- que deberá ser posterior. Ese Plan de Futuro o Marco Estratégico es un documento -de no más de 10 a 12 páginas- en las que la ciudad define su objetivo de futuro como ciudad; aquello por lo que pretende destacarse entre las demás ciudades; aquello por lo que va a ser excelente y reconocida y, por ello, atraerá talento, empresas, congresos, turistas, estudiantes y cualquier otra actividad que le aporte una mayor prosperidad y calidad de vida.
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Para ser más gráfico, el Plan de Futuro -o Marco Estratégico- es el primer capítulo de cualquier Plan Estratégico de Ciudad. Ese capítulo que da criterios a todos los ámbitos de la ciudad para su planificación de futuro. Ese capítulo que, demasiado a menudo -¿en el 90% de los casos?- no dice más que "nuestra ciudad aspira a ser sostenible, competitiva, inclusiva y dinámica"; lo cual equivale a no decir nada pues, ¿qué ciudad no quiere ser todo eso? A ese capítulo, en cambio, lo que se le debe exigir es que diga claramente ¿CÓMO PRETENDE CONSEGUIRLO?
En cuanto la ciudad dispone de ese capítulo precisando cómo quiere la ciudad alcanzar sus deseos genéricos -sostenibilidad, inclusión, competitividad,…- se resuelve el problema del urbanismo. Así es, pues entonces, cada ámbito de la ciudad tiene el mismo objetivo de ciudad. Con ello cada ámbito deberá definir su planificación y/o su plan de acción para contribuir al objetivo de ciudad. Eso hace que el conjunto de la ciudad -sus distintos actores locales pero también los distintos departamentos municipales- miren en la misma dirección, avancen hacia ella y ¡oh, maravilla! se pongan a colaborar entre sí pues el alcance del objetivo de ciudad les exige la colaboración entre ellos.
Ello requiere varias condiciones previas; un liderazgo colaborativo, una co-definición de ese Plan de Futuro/Marco Estratégico entre todos los actores locales, etc., condiciones cuya descripción y detalle no caben en este comentario. Me permito invitar al lector a leer los 2 artículos que siguen, que hablan sobre el mismo tema y publicados con anterioridad.
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