Ciudad e Innovación Social (I)
El edificio etopia_ en Zaragoza
Los días 14 y 15 de Noviembre asistí a un interesante evento de innovación social que se celebró en Zaragoza. Era el tercer encuentro de Destrucción Creativa que se celebró en el espectacular marco del edificio Etopia_ de la capital aragonesa.
Durante dos días se sucedieron conferencias y debates alrededor de la innovación social. La presencia de múltiples miembros de las nuevas plataformas de participación política que han aparecido en España en los últimos meses -Podemos, Guanyem, Ganemos,...- ha enriquecido especialmente este encuentro en el que se ha debatido sobre gobernanza, nuevas organizaciones de las fuerzas políticas o economía. Voy a hablaros aquí del apartado de ciudades y de la clara y reveladora presentación que nos ofreció Manu Fernández. Podéis acceder a su presentación en esta dirección pero permitidme que la ilustre con mis notas sobre ella.
Manu organizó su ponencia alrededor de una cuantas frases breves, algunas de las cuales tienen la virtud de aportar una visión distinta sobre las ciudades y su desarrollo. Empezó diciendo que no quería hablar de smart cities si bien utilizaba el término para no hablar de ello. Un juego de palabras que le sirvió para decir que la Smart City no es más que una de las múltiples caras de la ciudad. Voy con sus ideas más interesantes!
Una sencilla pregunta: "La smart city, ¿para quién es?"nos dejó ante la respuesta obvia que, sin embargo, no parece ser la que ha dirigido la evolución de las smart cities hasta ahora. En efecto, la smart city no es para los gestores de la ciudad y la mejora de sus objetivos cuantitativos sino que debe ser para los ciudadanos.
Nos habló de la transformación que, durante el S.XX, sufrieron las ciudades del mundo en beneficio del vehículo privado. Transformación pagada por el sector público en beneficio exclusivo del sector privado (la industria del automóvil (Según Walter Lippman, 1931). Es hora de plantearse las preguntas para no repetir la historia. Manu nos propone las siguientes consideraciones:
La tecnología no es lo importante. La decisión sobre si debíamos tener pasos de peatones o pasos de vehículos, una decisión nada tecnológica, determinó todo el diseño de la ciudad. ¿Cómo sería una ciudad en la que los peatones circularan libremente y fueran los vehículos los que solicitaran permiso para pasar?
Debemos empezar a conjugar en presente y no, en futuro perfecto. La Smart City siempre nos habla de lo que haremos en el futuro. Pocas veces se plantea qué podemos mejorar hoy.
Tenemos derecho a plantear las preguntas. Quién va a pagarlo? Y si sale mal?......
La Smart City parte de un discurso catrastofista falsoque plantea la ciudad como problema con el objetivo de generar la respuesta "lógica". Y la respuesta "lógica" es que hay que resolver el problema (y se entiende que la solución es la tecnología).
A continuación nos detalló un grupo de Mitos/Tópicos sobre la ciudad, afirmaciones falsas o tramposas, que están llevando a muchas ciudades a no ver a qué futuro les lleva ese movimiento de tecnologización que han iniciado:
La eficiencia de la ciudad como objetivo único Es un planteamiento completamente erróneo que únicamente es útil para que las empresas vendan soluciones tecnológicas a las ciudades bajo la etiqueta de Smart City.
La sostenibilidad. Este objetivo ineludible se pervierte al proponer basar su solución en la tecnología y abandonando la reeducación de la población para el ahorro y la eficiencia de los recursos.
La reducción de la ciudad a un modelo simple para así intentar gestionarla automatizadamente en vez de asumir que la ciudad es un sistema complejo.
La neutralidad. A través del big data vamos a tener un mecanismo neutral por el cual tomar decisiones. Según este tòpico, el político va a poder descargar su responsabilidad en la toma de decisiones en la tecnología.
Despolitización. La gran cantidad de información que se va a poner en juego generará un sistema post político en el que las opciones políticas no tienen cabida y solo hay una decisión posible en cada caso y momento. Esa decisión, por supuesto, nos la dará la tecnología.
La suficiencia tecnológica, que pretende que basta con aplicar tecnología para resolver los problemas de la ciudad.
La integración. La aspiración de un sistema urbano perfectamente integrado que se podrá gestionar de forma perfecta y sin fricciones desde un único puesto de mando.
Para encontrar un conjunto de criterios que permitan contrarrestar estos falsos tópicos, Manu Fernández nos propuso consultar el Manifesto por los ciudadanos inteligentes y las Reglas de diseño para ciudades más inteligentes emitidos ambos por la Waag Society. Si os parece, dejo el comentario (y la traducción) de esas reglas para un próximo post.
Hasta aquí el relato de esta jornada que representó para mí un excelente prólogo para la Smart City World Congress que se celebraba 3 días más tarde.