¿Cómo transformar el futuro de mi territorio?
Sobre la metodología a utilizar en la práctica
Preámbulo
He estado hablando en artículos anteriores acerca de la necesidad de disponer de una estrategia territorial, de los elementos que debe incluir esa estrategia o de los criterios a seguir en su definición.......Hoy quiero hablar sobre ¿cómo hacerlo? ¿cómo definir esa estrategia? y, sobre todo, ¿cómo hacerlo para que esa estrategia territorial, una vez definida, pase del papel a la realidad de manera que transforme realmente la realidad vital de nuestros conciudadanos?
Porque ése es uno de los retos esenciales de cualquier estrategia territorial. Todos conocemos brillantes documentos que duermen el sueño de los justos en un armario sin aportar ningún beneficio
al territorio que los impulsó. El reto, por lo tanto, no está en generar un documento. Tampoco, en que ese documento sea brillante, proponga grandes ideas y dibuje oportunidades para el territorio. No. El verdadero reto está en conseguir que la estrategia reflejada en el documento sea asumida por el territorio -es decir, por sus actores relevantes- y, en consecuencia, sea desplegada por todos ellos de forma que el territorio vea transformada su realidad y mejoradas las expectativas de vida de sus habitantes.
A ese reto quiere responder este artículo. Y va a responder también a otro reto que me plantean repetidamente los asistentes a mi cursos, talleres y seminarios. Me refiero a ¿Cómo conseguir que los cambios políticos no interrumpan proyectos de transformación territorial que son importantes para la ciudad?
¿Cómo hacerlo?
Mi respuesta a estos dos retos parte del convencimiento, basado en la experiencia vivida, de que, para desarrollarse, un territorio necesita una estrategia -¿hacia dónde vamos?- y un plan para seguirla -¿cómo vamos a ir hacia allá?-, pero que esos dos requisitos son inútiles si no se cuenta también con el compromiso de los agentes relevantes del territorio para llevarla a la práctica.
En efecto, ya pasó el tiempo, si es que ese tiempo existió en algún momento, en que una administración podía tener la capacidad, por sí sola, de impulsar un territorio. En la actualidad es imprescindible la colaboración, cada uno en su parcela, del sector empresarial, del académico, y de los demás agentes relevantes de la sociedad como son las organizaciones sociales.
Este convencimiento, y la experiencia acumulada en otros procesos comparables, es el que ha ido conformando el método que aplico en los procesos territoriales que acompaño. Consiste, en esencia, en la participación real, abierta y desde el primer momento, de los actores significativos del territorio.
El método
El método que propongo aplicar se basa en la celebración de un taller estratégico en el que los participantes, representantes de los actores locales, van definiendo, bajo la coordinación de un experto, los contenidos de la estrategia territorial a la vez que van recibiendo elementos de conocimiento para abordar los distintos aspectos a definir.
El método, sencillo, propone tres fases claramente diferenciadas que giran alrededor del taller, elemento central del proceso. Hay una fase previa de preparación del taller. Seguidamente, se celebra el taller y, por último, el proceso concluye con una fase de elaboración de conclusiones y propuestas.
Fase 1. La preparación del taller
La tarea fundamental de esta fase es la conformación de un grupo de trabajo territorial. Se trata de constituir un grupo que integre los distintos sectores de la sociedad siguiendo determinados criterios. Ello requiere una labor previa de implicación de dichos agentes de modo que vean el interés de participar en el seminario. La selección de esas personas es una tarea fundamental para el éxito del proceso.
Ese grupo, que deberá contar con entre 30 y 50 personas deberá incluir representantes cualificados de los sectores de la sociedad. Por cualificados no debe entenderse forzosamente el Gobernador, los Secretarios, los Alcaldes, Presidentes o Decanos, sino personas que, teniendo la confianza de las autoridades de cada sector, tengan la cualificación y el interés para trabajar en el futuro desarrollo de su territorio así como gocen de reconocimiento en el sector al que representan.
Fase 2. La celebración del taller
El taller estratégico, tal como yo lo llevo a cabo, se desarrolla durante tres días consecutivos en sesiones de 4 horas diarias. Esta distribución del tiempo atiende a varios criterios. Por un lado, el lapso que transcurre entre un día y el siguiente contribuye a la reflexión individual y a asentar conceptos. Lo mismo ocurre con el consultor que también puede ir adaptando la continuación del taller en función de lo que vaya sucediendo en cada sesión. Finalmente, es importante facilitar a las personas que participan en el taller su asistencia puesto que pueden tener otras ocupaciones que atender que no les permiten ausentarse durante dos dìas completos de sus tareas diarias.
Los contenidos del taller van llevando a los participantes a definir cada uno de los componentes de su estrategia territorial que, como describí en un artículo anterior, son la visión, las líneas estratégicas, los proyectos clave, el calendario y la organización.
Cada uno de los componentes de la estrategia (visión, líneas estratégicas,....) se trabaja según una dinámica de 3 pasos:
1. Exposición del tema a cargo del consultor. Por ejemplo, qué se entiende por visión, ejemplos de otros territorios,........de manera que se sitúe a los participantes en el taller en posición de poder hacer propuestas y debatirlas.
2. Trabajo de los participantes organizados en grupos reducidos (8-10 personas) para elaborar propuestas para su territorio y debatirlas en el grupo.
3. Presentación en plenario de las propuestas y aportaciones de cada grupo, debate conjunto y conclusiones.
El papel del consultor en ese proceso no es el de hacer propuestas ni el de dar “soluciones” desde fuera sino, el de facilitador y dinamizador del proceso. Se busca hacer aflorar las propuestas desde los actores del territorio; propuestas que, luego, van a consensuarse en el mismo grupo o decaer si no reciben el apoyo suficiente.
Como se ve, los resultados que se obtienen del trabajo en grupo del taller surgen del grupo y se aprueban por el grupo. Éste es el requisito fundamental para definir un proyecto plenamente compartido y que, por ello, cuenta con las máximas probabilidades de ser llevado a la práctica.
Fase 3. Conclusiones y recomendaciones
En este momento es cuando corresponde revisar todas las conclusiones a las que se ha llegado durante el taller y elaborar con ello el documento de conclusiones y propuestas.
El retorno a todos los participantes de estas conclusiones y propuestas, que constituyen la nueva estrategia territorial, es un paso necesario tanto para mantener la ilusión de los actores locales como para marcar el incio de la construcción del nuevo futuro para ese territorio.
El paso inmediato es estructurar la organización para llevar el plan a la práctica.....pero eso ya es objeto de otro artículo que escribiré próximamente.
Notas acerca del método propuesto
Este método, válido para ciudades medianas es también aplicable, con modificaciones, a otros ámbitos territoriales diversos. Por ejemplo, a un estado o región de un país que tengan múltiples ciudades o provincias. En esos casos, se debería empezar definiendo una estrategia para el conjunto de ese estado o región y descender, luego, a definir las estrategias locales para las distintas ciudades o provincias de ese estado repitiendo el proceso con grupos de agentes locales de cada localidad.
Como se ha visto, la estrategia y sus principales líneas de actuación no se derivan de propuestas elaboradas por especialistas en distintos apartados (economistas, urbanistas,.....) sino de las propuestas y el debate entre personas, eso sí, relevantes del territorio. Es decir, aquéllas que van a tener que poner en práctica aquello que están decidiendo.
Por supuesto, en el Grupo de Trabajo Local podrá haber especialistas y expertos pero actuarán en ese grupo como un miembro más del mismo aportando los conocimientos y experiencias de su especialidad pero también de otros ámbitos. Cuando sí deben entrar en juego especialistas de los distintos ámbitos que se requieran es después del proceso que he descrito en párrafos anteriores, es decir, una vez que la estrategia ya está definida y, por lo tanto, cuando corresponde empezar a detallar y desmenuzar las distintas líneas estratégicas por las que se haya optado.
La importancia del experto en la dirección del taller reside en dos aspectos. Por un lado, para aportar la capacidad de dinamización del grupo y la de gestionar los debates y destilar aquellas decisiones que alcancen el consenso del grupo. Por otro, si bien el experto no debe determinar el resultado final en cuanto a las decisiones que se tomen, sí debe introducir en el debate los criterios básicos de sustentabilidad, cohesión social y o innovación.
Por último, en ningún caso pretendo exponer esta técnica como si fuera la única forma de actuar. Obviamente, admite variaciones y, yo mismo, introduzco adaptaciones en cada uno de los procesos en que estoy implicado. Pero sí deberían tomarse como determinantes las grandes líneas de lo que expongo.
Conclusión
Estoy convencido de que las propuestas que os he hecho responden a los dos retos con que iniciaba este artículo.
Por un lado, la implicación de los actores locales desde el primer momento nos garantiza el compromiso de todos ellos con la puesta en práctica de los planes definidos.
Por otro, si la ciudad ha decidido, en un proceso con los agentes locales -administración, empresariado, academia y organizaciones sociales-, cómo desea que sea su futuro, es mucho más improbable que un cambio político eche a perder los esfuerzos ya realizados. Si las empresas han invertido recursos y esfuerzos, si la academia ha puesto en marcha iniciativas de investigación y capacitación, si las organizaciones sociales están llevando a cabo acciones, todo ello en el marco de la estrategia común, será difícil que un nuevo dirigente político local pueda parar ese movimiento del territorio.