Crecimiento (de empresas), el nuevo objetivo
Después de un par semanas sin escribir nada (las prisas pre-vacacionales y, luego, las vacaciones) vuelvo a mi blog publicando, por primera vez, un artículo de otra persona: Raquel Egea, Responsable de Proyectos del Programa Innova de la Universitat Politècnica de Catalunya. Si bien circunscribe su artículo acerca del crecimiento de empresas a las empresas catalanas, veréis que lo que dice es perfectamente extrapolable a las empresas de otras regiones o países. Me he permitido subrayar aquellas ideas que me han parecido más importantes. Os dejo con ella.
El crecimiento de las empresas catalanas
Hasta ahora hablar de crecimiento de empresa solía estar limitado al hecho de consolidar iniciativas empresariales que habían de madurar. Así, llegar a crecer solía ser sinónimo de maduración. El crecimiento se quedaba limitado a llevar a la empresa a una etapa de explotación óptima donde los beneficios fueran superiores a los gastos. Es decir, en palabras de Alfons Cornella, la preocupación se fijaba en la explotación más que en la exploración.
En estos momentos el interés radica en mejorar la propuesta de valor de las empresas. A nivel interno de la empresa el crecimiento nos llevaría a aumentar la capacidad de exploración de nuestras empresas. Generar beneficios que permitieran mayor capacidad de innovación, aumentar la competitividad y provocar un crecimiento sostenible.
Desde una perspectiva exógena, en el paradigma global en el que las empresas tienen que navegar en la actualidad, el crecimiento se convierte en una estrategia imprescindible para la supervivencia. Provocar el aumento de valor de la compañía hará aumentar el atractivo, no sólo de los inversores, sino también de otras empresas con ubicación en países estratégicos para el desarrollo de la empresa.
El crecimiento de las empresas de base tecnológica o basadas en el conocimiento intensivo es un catalizador de cambio tecnológico (Francesc Solé 2005). Conseguir un cambio cultural a través del cual se consiga aumentar el capital destinado a financiar estas empresas hará más probable el nacimiento de nuevas iniciativas en forma de spin-off, aumentará la demanda tecnológica (reduciendo las importaciones de tecnología y aumentando las exportaciones) y generará puestos de trabajos cualificados y ocupación indirecta en el sector servicios.
Bajo estas premisas se entiende que se haga necesario
Ayudar a la pyme que comienza, a llegar a su fase de madurez con el mínimo tiempo y coste
Detectar iniciativas empresariales con un alto potencial de crecimiento y contribuir a su crecimiento (empresas gacelas)
Descubrir aquellas pymes consolidadas con capacidad latente de crecimiento y contribuir a su redimensión
Incidir en la modernización de la pyme tradicional catalana para que aumente su capacidad de innovación y competitividad
Para ello, parece oportuno poner en marcha un sistema de crecimiento a través del cual se desarrollarían las siguientes funciones:
Definir estrategias coordinadas entre los diferentes promotores de desarrollo empresarial
Investigar permanentemente el entorno para adaptar la empresa catalana a las exigencias que se derivan de los continuos cambios globales
Completar los vacíos existentes en la oferta de servicios de apoyo al desarrollo empresarias con otros nuevos servicios basados en la demanda.
La diversidad de competencias relacionadas para llevar a cabo estas tres acciones (Economía, Trabajo, Universidades, Industria, Tecnología, etc) hace necesaria una intervención transversal conducida por un fuerte liderazgo. Este liderazgo corresponde en estos momentos, en la sociedad catalana, a la administración pública como catalizador y vehículo entre las oportunidades tecnológicas (universidad, centros de R+D+i,…) y el sistema productivo.
Para conseguir poner en marcha este sistema de crecimiento debería disponerse de una fórmula que permitiera una gestión autónoma suficientemente flexible y directa para responder a los requerimientos económicos y estratégicos del entorno pero también de la empresa, convirtiéndose en un instrumento “per se”. Se dotaría así al sistema de una fábrica de crecimiento en la que las empresas obtendrían servicios sin excesivos filtros ni circuitos administrativos. Por otra parte, esta capacidad de gestión autónoma posibilitaría una acción autosostenible que garantizaría la perdurabilidad de dichos servicios.
18 de abril 2006