Del pasado al futuro (sin pasar por el presente)
La transición rápida y sus peligros
De lo que quiero hablaros hoy es acerca de la transición rápida que muchas ciudades latinoamericanas (y de las riberas sur y este del Mediterráneo -luego veréis porque las menciono aquí-) van a abordar o tienen ya en curso.
Me refiero a la transformación que se produce desde una ciudad en la que aveces no están bien resueltos servicios básicos, como el alcantarillado, el suministro eléctrico la gestión de residuos o la movilidad, hacia una nueva ciudad a la que se le prometen las maravillas que han dado en llamarse smart cities, eco-cities o knowledge cities.
Y es cierto que esta situación es una gran oportunidad de saltar del pasado al futuro sin pasar por el presente -el presente estaría representado por el estado en que se encuentran las ciudades europeas, por ejemplo-. Pero ese salto plantea no sólo oportunidades, sino también algunas prevenciones que deben considerarse. En efecto, la transformación de la ciudad va a requerir grandes inversiones que deben servir para proyectar la ciudad, y la calidad de vida que ofrece a sus ciudadanos, hacia el futuro. El peligro reside en que esas inversiones no sirvan para alcanzar los objetivos de mejora en la calidad de vida de los ciudadanos que se habían propuesto.
La colaboración entre ciudades
La reflexión que os voy a plantear surgió a raiz de una charla mantenida hace unos días con un experto de la Unión Por el Meditrráneo. La UPM es una organización de cooperación que aglutina a los 27 países de la Unión Europea y a 16 países de las riberas este y sur del Mediterráneo.
El motivo de la charla fue el proceso de modernización que las ciudades del sur del Mediterráneo están empezando a abordar y de qué manera el asesoramiento de las ciudades de la ribera norte puede ser eficaz (o si puede serlo o bajo qué condiciones puede serlo) para ellas. El experto de la UPM me solicitó que plasmara en un breve papel mis ideas sobre este tema como inicio de una reflexión más profunda que probablemente tendrá lugar durante 2013.
__________________________Taller de Desarrollo Económico Local
Fórmate on-line con Alain Jordà
¡Infórmate aquí y empieza el 27 de Mayo de 2013! __________________________
Una de las propuestas que le lancé fue lo interesante que sería para las ciudades del sur del Mediterráneo -SM- poder intercambiar conocimientos y experiencias con ciudades LatinoAmericanas -LAC-. Los motivos, obvios: me parece mucho más próxima la situación del sur del Mediterráneo a la Latinoamericana que a la Europea. De hecho, le dije, lo ideal sería que esa reflexión tuviera lugar a tres bandas -Sur del Mediterráneo, Latinoamérica, Europa- puesto que cada una de las partes tiene aportaciones importantes que hacer y aprendizajes a obtener de ese debate.
Entre las ciudades latinoamericanas y las surmediterráneas hay, sin duda, diferencias claras (entre ellas, la distinta tradición religiosa, y también las diferencias de cultura y de dinámica social), pero hay también similitudes considerables (ciudades en proceso de modernización, países en crecimiento económico, transformaciones sociales en curso,...) que, sin duda, deben ser aprovechadas.
Ideas sobre este proceso
Este proceso de reflexión me lleva a las siguientes ideas. Como digo, no son más que ideas puestas una detrás de otra y que requieren elaboración y que también necesitan ser entrelazadas para generar un relato coherente y realmente útil y práctico.
Sobre la colaboración entre ciudades
El proceso de modernización de las ciudades LAC y SM es sustancialmente distinto del seguido por las Ciudades españolas o Europeas -CE, en adelante- en general. En efecto, las ciudades LAC y SM están abordando un proceso de transición rápida, mientras que las CE han llegado a su estado actual después de un largo proceso que podríamos describir como de mejora incremental; en ellas, conceptos como la planificación urbana están asentados desde mucho tiempo atrás y la evolución de las distintas tendencias se ha ido incorporando a las ciudades de forma paulatina.
La experiencia europea, sin duda, tiene un papel importante en ese debate por la experiencia que acumulan las ciudades europeas al haber llegado hasta donde están hoy.
Sin embargo, las experiencias de las CE, para ser aplicadas en las LAC y SM, deben ser convenientemente adaptadas teniendo en cuenta las condiciones de partida de cada ciudad: distintas prioridades, distintas necesidades, urgencias diferentes y también distintas posibilidades.
De ahí lo esencial de la participación local en cada proceso. En efecto, si bien pueden llegar propuestas y soluciones desde el exterior, siempre deben pasarse por el tamiz de la realidad, las necesidades y los intereses de cada ciudad. Y estos ingredientes sólo los pueden conocer y aportar los agentes locales. Efectivamente, sólo en el territorio se dispone de la capacidad para movilizar los agentes locales y para conseguir aunar las voluntades imprescindibles para el éxito de cualquier proyecto de transformación local.
El traslado de la experiencia de las CE es valiosa para las SM y las LAC también para evitar cometer los errores que se cometieron en el norte......
Por lo tanto, solamente un proceso que aune la experiencia externa y el conocimiento local puede generar las soluciones adecuadas.
El "salto al futuro"
Este “salto al futuro” es posible para las ciudades que inician ahora su modernización porque han evolucionado poco durante los últimos decenios teniendo sistemas de organización anticuados. Además, en muchos casos, han crecido desorbitadamente sin planificación y sin disponer de unas bases mínimas. Durante ese tiempo el “estado del arte” de la gestión local ha progresado mucho y una puesta al día de todo ello significa ahora un auténtico “salto al futuro”.
Por su parte, las CE disponen de sistemas actuales pero no, de los sistemas y las tecnologías urbanas más avanzados. Por otro lado, como ya hemos dicho, ellas han tenido un proceso de mejora incremental a lo largo de años con lo que no tienen experiencia de cómo gestionar un "salto al futuro".
A las ciudades LAC y SM les conviene implantar sistemas "del futuro" y no, del presente. Es decir, sistemas que no devengan obsoletos en 10 o 20 años -como les va a ocurrir a los que funcionan actualmente en las ciudades CE por los profundos cambios que se están produciendo en el mundo (escasez energética, protección del medio ambiente, cambios económicos, cambios sociales,....)- sino sistemas que tengan una larga vida por estar construídos, desde el principio, con la filosofía de las ciudades del futuro.
Las ciudades en desarrollo son “vírgenes” de ciertas condiciones previas de las CE y ésa es una ventaja en algunos sentidos. Por ejemplo, las CE dependen en su día a día de grandes empresas de servicios (eléctricas, gas, agua, telecomunicaciones, residuos,......) que necesitan amortizar las inversiones hechas durante decenios antes de poder pasar a las soluciones más modernas.
Eso puede significar que las soluciones a aplicar en una ciudad en desarrollo puedan ser radicalmente distintas de las habituales en las CE. Voy a poner un ejemplo. Parece ser que nuestro futuro energético (ver mi post "Smart cities y desarrollo local") pasa por la autonomía energética de cada uno de los edificios de nuestras ciudades y zonas industriales (energía solar, eólica, geotérmica u otra según las condiciones de cada lugar). En este escenario, si una ciudad no dispone de una red de distribución eléctrica clásica es probablemente más juicioso desarrollar el nuevo modelo energético desde ahora en vez de empezar a construir redes de transporte y distribución eléctrica clasicas que van a tener que ser reconvertidas, como mucho, en 2 o 3 decenios.
Quiero llamar la atención sobre un último punto. Las grandes inversiones que van a aplicarse a la modernización de las ciudades tienen, con toda seguridad, un importante potencial de dinamización de la economía local. Hay que plantearse los proyectos también desde la perspectiva de lo que van a aportar a la ciudad en términos de desarrollo económico: ¿qué vamos a aprovechar: empleo? conocimiento? una estructura que podrá exportar sus capacidades a otras ciudades en el futuro? vamos a ser piloto de una nueva solución que va a aportar una visibilidad adicional a la ciudad? podemos implicar a la universidad local en el estudio de nuevos avances? pueden ser empresas locales las que aporten parte de los sistemas? podemos conseguir que empresas locales adquieran un conocimiento que les permita luego participar en la modernización de otras ciudades?........
Conclusión
Todo eso plantea la cuestión de que nos encontramos en vías de desarrollar un modelo de futuro para las ciudades que nadie conoce todavía cómo va a acabar siendo. Por eso parece evidente que un debate a tres bandas aportaría pistas muy esclarecedoras para la modernización de las ciudades (de todas ellas):
Las ciudades CE aportan su experiencia de funcionamiento de los sistemas del presente y su visión de cómo deberían ser los sistema del futuro, pero no conocen los procesos de gestión de un cambio tan profundo como el que se está planteando en las ciudades LAC y SM.
Las ciudades LAC ya han empezado el camino de su desarrollo local y pueden aportar experiencias valiosas desde el punto de vista de la participación de los agentes locales, de la movilidad o del progreso social, por ejemplo.
Las ciudades SM se benefician del asesoramiento y aportan el conocimiento de su realidad y filtran la validez de las soluciones que se les ofrecen.
En conjunto, un proceso de colaboración como éste aportaría una indudable equiparación entre las ciudades de las tres áreas que redundaría, sin duda, en beneficio de los ciudadanos de todas ellas.
Habrá que esperar a ver lo que se deriva del proceso de reflexión que la UPM ponga en marcha . En su momento prometo contaros las conclusiones que se obtengan.
Twittear