Desarrollo Económico Local
1. El contexto global
El desarrollo económico se ha visto completamente modificado en las últimas décadas a través del fenómeno de la globalización que ha significado que los movimientos de mercancías, información y capitales se han acelerado y facilitado de tal manera que hoy podemos encontrar, en la cadena de valor de cualquier producto o servicio, elementos provenientes, cada uno de ellos, de diferentes partes del mundo. Esto ha tenido por efecto que, para cada producto/servicio, los componentes de su cadena de valor se obtengan del proveedor más adecuado (mejor balance de precio-calidad-servicio), independientemente del lugar del mundo donde se haya producido. En este contexto, los países económicamente adelantados, entre los que está el nuestro, hemos visto como perdíamos nuestra competitividad por lo que se refiere a las tareas de menor valor añadido en favor de países emergentes que tienen unos costes de producción muy inferiores a los nuestros. Por lo tanto, necesitamos concentrarnos en las partes con más valor añadido de los productos que ofrecemos al mercado o bien definir nuevos productos que seamos los primeros en producir, con la posibilidad de liderar así una nueva categoría de productos o bien, la tercera opción, que es ofrecer productos o servicios que no se puedan producir de forma deslocalizada porque la distancia con el cliente sea un factor determinante (el comercio y muchos servicios, por ejemplo).
En este panorama, aspectos como los nuevos usos de las tecnologías, el diseño, la logística o la inteligencia de mercado son elementos que tenemos que aprender a dominar y utilizar para generar los valores añadidos que necesitamos. Hablar de incorporar valor añadido quiere decir hablar de actividades en que las personas aportan a su tarea una alta dosis de conocimiento, innovación, creatividad, más utilización de tecnología o más aportación de valores intangibles en los productos/servicios. La Unión Europea así lo expresó al definir, en su Consejo Extraordinario de Lisboa, en marzo del año 2000, su estrategia hacia la Europa de la innovación y el conocimiento. A partir de aquel Consejo se pusieron en marcha estrategias de desarrollo económico a nivel europeo, primero, y posteriormente a nivel de los estados y de las regiones.
2. Y qué pasa con los municipios?
Los municipios también estamos recibiendo muy directamente las consecuencias del proceso de globalización de la economía. El impacto más duro han sido las deslocalizaciones que, además del impacto que tienen en la economía del país, tienen una incidencia especialmente intensa en la economía del municipio al que afectan. Por lo tanto, es evidente que el fenómeno global tiene una repercusión directa en cada uno de nuestros municipios. Afortunadamente, la globalización no representa únicamente amenazas sino también, oportunidades que los municipios deben ser capaces de detectar y aprovechar. Efectivamente, en el nuevo mundo globalizado, la nueva materia prima para la generación de riqueza es el conocimiento. Por lo tanto, municipios que no han tenido, históricamente, una fuente clara de riqueza, pueden, en el nuevo contexto, desarrollar nuevas líneas de actividad económica a través del talento local. En mi opinión, esto producirá cambios, a medio plazo, en la jerarquía actual de ciudades y territorios, no sólo a nivel de estados sino también a nivel regional. Efectivamente, aquellos lugares que sean capaces de atraer más talento estarán en disposición de competir mejor en el mapa global. Alternativamente, los que no sepan adaptarse al nuevo entorno global, pueden perder rápidamente influencia y, sobre todo, actividad y prosperidad económica. Los municipios, por lo tanto, deben centrar sus estrategias de desarrollo económico hacia la retención de su talento local, la atracción de nuevo talento, la puesta en valor de este talento y la creación del entorno más adecuado para que el talento pueda desarrollar sus proyectos profesionales y vitales sin tener que irse a otros lugares.
3. ¿Cómo construir las nuevas políticas locales de desarrollo económico?
Afortunadamente, la economía basada en el conocimiento permite una diversidad casi infinita de posibilidades. Por lo tanto, cada municipio puede encontrar su línea de trabajo diferenciada o complementaria de otras. Es decir, todos los territorios tienen la posibilidad de encontrar su propia vía en la sociedad del conocimiento. Pero hace falta trabajarla y buscarla intensamente y hacerlo lo más rápidamente posible. Este es uno de los papeles clave de los Ayuntamientos que quieran trabajar en favor de su tejido económico local: promover y liderar la definición de las estrategias a seguir por la economía local al objeto de adaptarse a la economía del conocimiento. Si retomamos el hecho de que las administraciones superiores, de la europea a la catalana, han puesto en marcha políticas de desarrollo económico, la pregunta desde los municipios es “¿cómo conseguimos que nuestro municipio aproveche al máximo todas las oportunidades que le ofrecen estas políticas de ámbito superior?”. Por lo tanto, los Ayuntamientos tienen un segundo papel esencial a cubrir como intermediarios entre las administraciones superiores y su tejido económico y del conocimiento. Efectivamente, cada territorio sólo puede abordar los cambios hacia la nueva economía del conocimiento si dispone de un liderazgo local. Las políticas de ámbito superior, por lo tanto, pueden beneficiar nuestro territorio, pero esto será posible, sólo, si, desde el mismo territorio, marcamos la ruta a seguir y podemos así captar estos recursos provenientes del exterior. En los apartados que siguen damos unos criterios a seguir para definir la política de desarrollo local y también los elementos imprescindibles a incluir en esta política.
4. Criterios a considerar para definir la política de desarrollo local de un municipio/comarca
Propongo tener en cuenta cuatro criterios básicos que nos ayuden a definir las políticas locales de desarrollo más adecuadas.
1. Partir de aquello que el territorio tiene (industria, conocimiento, cultura, patrimonio, tradiciones, natura, clima, etc.). Este aspecto es fundamental. Para basar la economía en el conocimiento parece evidente que conviene aprovechar todo el conocimiento existente. Si partimos de aquéllo que la gente ya conoce, que las empresas ya saben hacer, podremos adelantar mucho más rápidamente y con muchas más probabilidades de éxito. Al contrario, si pretendemos desarrollar la actividad local a partir de actividades sin tradición en el territorio, será mucho más fácil fracasar. Es un error querer transformarse en un territorio "bio" o "TIC“ o "aeronáutico" si no tenemos tradición en estos ámbitos y si, por lo tanto, el territorio no dispone ni de empresas ni de profesionales ni de trabajadores cualificados ni de centros de formación o tecnológicos especializados en el tema escogido. No podemos pretender construir de la nada todo lo que otros lugares ya tienen, seguramente, funcionando a pleno rendimiento. Al contrario, pues, debemos ver este proceso de cambio, como territorio, como una oportunidad de profundizar y especializarnos en la línea que consideramos más interesante, pero a partir de todo aquéllo que ya tenemos y conocemos.
2. La colaboración de los agentes locales. En el momento de competir con los territorios vecinos, necesitamos, de forma imperiosa, sumar todas las fuerzas locales. Esta colaboración tiene, al menos 2 facetas diferentes:
• En primer lugar, se debe conseguir un buen funcionamiento de la "triple hélice" local. Es decir, sumar la fuerza de los sectores empresarial y del conocimiento a la de la administración. Esta colaboración es la que consigue que las empresas incorporen R+D, que las universidades aproximen sus trabajos a lo que demandan las empresas y que se difunda la cultura de la innovación en el conjunto de la sociedad. Si no es con una colaboración estrecha entre los tres sectores, difícilmente el territorio tendrá éxito en su transformación hacia la nueva economía.
• En segundo lugar, la colaboración público-privada es otro elemento imprescindible. Las iniciativas que pueda emprender la administración en solitario tendrán poco efecto si no se ven apoyadas por el sector privado y viceversa. Es evidente, por ejemplo, que la implicación empresarial en las infraestructuras del conocimiento: centros o parques tecnológicos multiplica su rentabilidad y eficacia en la transformación de la economía local. Por otra parte, la suma de los recursos económicos, y de las voluntades que esto implica, multiplica el potencial de desarrollo económico del territorio.
3. Transformar la cultura de la sociedad. Para retener y atraer talento hacia el territorio, es importante que las personas con talento e iniciativa se encuentren cómodas en el entorno en el que deben vivir. Por esto hace falta transformar la cultura de la sociedad a favor de la innovación, de la emprendeduría, de la investigación, de la tecnología. Tendríamos que conseguir, en una situación ideal, que la ciudadanía valorara un empresario innovador o un científico de prestigio tanto o más que un deportista de élite o un cantante de éxito. De acuerdo con este propósito, debemos detectar y hacer aparecer los innovadores del territorio. Aquellas personas que tienen la capacidad de imaginar nuevas formas de hacer las cosas o nuevos servicios y productos y de hacerlos realidad. Aquellas personas que, seguro que hay en nuestro municipio, que ya están desarrollando su actividad en el mercado global o buscando nuevas vías para su actividad, ya sean empresarios, arquitectos, escritores, investigadores, músicos, maestros o artistas. Es importante hacer este trabajo para que estas personas se reconozcan entre sí, tomen conciencia de que no están solas y que se refuercen mutuamente. También es importante para que la ciudad sepa que cuenta con personas destacadas que ya han hecho el salto a la economía global y que pueden ser un punto de referencia que estimulen la aparición de nuevas iniciativas.
4. Establecer conexiones con otras ciudades y territorios (europeos). Esto permite a la ciudad estar en contacto con realidades comparables de otros países y aprender y compartir experiencias de trabajo local además de mantenerse permanentemente en línea con las tendencias y movimientos que se estén llevando a cabo en los países más avanzados que el nuestro. El Ayuntamiento es el actor ideal para adoptar este rol y para implicar a los demás actores locales en estos intercambios de conocimientos y experiencias sobre las mejores maneras de trabajo conjunto en favor de la economía del territorio.
5. Los elementos de la política de desarrollo local
Tras definir los criterios a seguir para definir las políticas locales, hablamos ahora de los 5 elementos que debe incluir toda política de desarrollo local:
1. Política de infraestructuras. Hace falta trabajar para que el municipio disponga de un mínimo de infraestructuras en 3 ámbitos: las infraestructuras físicas -entre las que las de telecomunicaciones tienen un papel día a día más determinante-, las del conocimiento -centros universitarios, de I+D+i, de arte, de formación, etc.- y las de servicios a las empresas (incubadoras, parques tecnológicos, polígonos industriales, servicios de apoyo...). Además, es importante para la ciudad que alguna de éstas infraestructuras sea de nivel nacional. Es decir, que algún de estos centros sea, no sólo de ámbito local, sino de referencia para todo el país en su especialidad con el objetivo de atraer, a su alrededor, talento cualificado y empresas de alto nivel.
2. Estímulo de la emprendeduría. Aparte de la dotación en infraestructuras físicas, también hace falta trabajar para mejorar otra infraestructura fundamental aunque intangible: la cultural. Se trata de generar en el territorio la cultura de la emprendeduría, que se valore al emprendedor y, sobre todo, se trata de conseguir que la sociedad genere más emprendedores. Esto es una novedad en las políticas locales de desarrollo que se iniciaron más de 10 años atrás centrándose, esencialmente, en la lucha contra el paro. El giro que hace falta dar ahora -sin dejar de trabajar a favor del empleo de los colectivos con más dificultades- es el de estimular y promover la emprendeduría para conseguir que más y más personas opten por poner en marcha sus propios proyectos como vía de desarrollo profesional. Hay aquí una importante labor de sensibilización que debería empezarse desde las escuelas de primaria y secundaria. Se trata de provocar un cambio cultural en la sociedad y por eso debemos empezar a trabajarlo desde las primeras etapas de la vida de nuestros ciudadanos. Esta propuesta está respaldada por experiencias en algunos países europeos donde se ha probado la relación directa entre el trabajo en las escuelas y el porcentaje de emprendedores. Es obvio que el horizonte de resultados de esta actuación no puede ser más que a medio y largo plazo, pero precisamente por ello es más importante ponerla en marcha de forma urgente.
3. Apoyo a la creación de empresas. La sensibilización propuesta en el punto anterior ha de ir acompañada de una política de apoyo a la creación d’empresa. Es decir, si vamos a "generar" más emprendedores potenciales, es importante que encuentren el entorno más favorable para llevar a cabo sus proyectos. Quiero precisar que, al hablar de creación de empresas, no me refiero al autoempleo, para la que ya están prestando servicios muchos ayuntamientos, sino al apoyo para la creación y consolidación de iniciativas con potencial y vocación de crecimiento en puestos de trabajo. Debe ser así si deseamos trabajar en favor de la aparición de nuevas empresas que impulsen el empleo de calidad en el futuro. Y para ello, necesitamos dos piezas clave. De una parte, los servicios de atención al emprendedor y creación de empresas. Por la otra, la posibilidad de ofrecer a los emprendedores que deseen desarrollar su proyecto, un vivero/ incubadora de empresas en el que establecerse, recibir apoyo y estar rodeados de un ambiente dinámico y vivo de emprendeduría. Me gustaría añadir la necesidad de crear –y visualizar, de esto hablaremos en el punto 5 de este apartado- un auténtico recorrido del emprendedor que le permita al joven que llega con una idea a desarrollar saber que contará con acompañamiento en las diferentes etapas de su aventura: desde el primer asesoramiento para desarrollar su plan de negocio hasta el Parque Tecnológico o el Polígono Empresarial, pasando por la formación, la financiación, el coaching, las instalaciones, la tecnología, el diseño, etc.).
4. Apoyo al tejido productivo local. Y, yendo de menos a más, después de hablar de la emprendeduría, tenemos que dedicar esfuerzos importantes a ayudar a las empresas existentes para acompañarlas en los cambios que necesiten para competir con éxito. Efectivamente, nuestro tejido empresarial formado esencialmente por pymes y micropymes tiene dificultades importantes para incorporar innovación y/o tecnología, para hacer prospección estratégica de mercados o de productos o también para conseguir definir productos propios. Hace falta ayudar a estas empresas en sus procesos de cambio estratégico. Muchos de nuestros municipios y comarcas tienen la suerte de disponer de un tejido productivo especializado en algún ámbito determinado. Podemos citar como ejemplos los muebles en La Sènia, la carne en Olot o los grifos en el Baix Llobregat. En estos casos debemos trabajar para ayudar a estos grupos de empresas a organizarse como cluster local. Es decir, que consigan pasar de ser empresas especializadas en un mismo segmento y ubicadas en un mismo territorio, a un grupo integrado de empresas que colabora sumando esfuerzos (ya sea en compras, distribución, investigación, marketing o internacionalización) con el objetivo de ser capaces de abarcar mercados más amplios y ambiciosos de lo que pueden hacer en solitario.
5. Política de comunicación dirigida a aquellos agentes locales a los que queremos servir (empresas y emprendedores) y a aquéllos a los que queremos atraer a nuestro territorio (empresas, emprendedores, profesionales, artistas, creadores, estudiantes universitarios,....). Efectivamente, para conseguir atraer empresas y talento, es imprescindible comunicar. Y esta comunicación debe tener dos vertientes bien diferentes.
De una parte una comunicación orientada hacia nuestros ciudadanos y empresas al objeto de que conozcan las herramientas y recursos que ponemos a su disposición pero también para que puedan comunicar y generar sinergias entre ellos. En este punto tienen un papel clave las herramientas telemáticas: webs, boletines electrónicos o comunidades virtuales.
Por otra parte, una comunicación orientada de puertas afuera para presentar todo aquéllo que la ciudad ofrece a empresas, profesionales, o estudiantes. Aquí, de nuevo tienen interés las herramientas telemáticas, pero también la presentación de ponencias en jornadas, la organización de jornadas y congresos, las habituales ediciones de folletos de servicios o memorias o la información regular a la prensa de noticias destacadas del territorio.
6. ¿Cómo poner en marcha una política de futuro para mi municipio?
Llegados a este punto y una vez descritos tanto la situación como los criterios y los elementos a considerar, la gran pregunta que cualquier responsable de la política de desarrollo económico en un territorio puede plantearse es “¿cómo hacer para poner en marcha la política más adecuada para mi municipio?". ¿Cómo decidir cuáles deben ser las líneas a trabajar? ¿Cuáles, las actuaciones a desarrollar en cada línea? ¿Cómo movilizar a los agentes locales? ¿Cómo alinear los objetivos y las voluntades del territorio para conseguir llevar a buen puerto la transición de la economía del municipio hacia la nueva economía del conocimiento?
Una buena respuesta a todas estas preguntas es el Plan de Innovación Local. El Plan de Innovación Local no es sólo el que nos definirá las líneas a seguir, sino que debe ser, sobre todo, el proceso que permita involucrar todos los agentes económicos y del conocimiento locales en la definición de la manera como la ciudad quiere afrontar el reto de la economía del conocimiento. Sólo con esta implicación de los agentes durante la definición de la estrategia es posible conseguir su compromiso en el posterior desarrollo de la estrategia acordada. Efectivamente, vuelvo a decir que la administración por sí sola no tiene la capacidad de modificar la actividad económica de un territorio; como mucho, puede liderar el proceso de reflexión y definición y, posteriormente, poner en marcha algunas de las iniciativas participando en la coordinación del conjunto de las actuaciones, muchas de las cuales deberán ser lideradas por otros agentes locales. El primer paso para desarrollar el Plan sería disponer de un consultor experto y comprometido (que no se limite a recoger ideas y opiniones y reunirlas en un documento, sino que aporte también conocimiento, ideas y propuestas de actuación). A continuación, hace falta elaborar una lista de personas relacionadas con la ciudad que se piense que puedan realmente aportar visiones significativas y enriquecedoras al trabajo. No estamos hablando, forzosamente, de las personalidades institucionales de la ciudad, sino de personas que tengan una cultura global y que conozcan hacia dónde se mueve su ámbito profesional en el futuro: podríamos llamarles agentes de innovación. Pueden ser, por lo tanto, empresarios, docentes, artistas, investigadores, financieros, activistas o políticos. Nos conviene recurrir también a aquellas personas del territorio que han emigrado para desarrollar sus carreras profesionales y vitales en otras ciudades o países. Habitualmente, estas personas están encantadas de devolver a su ciudad una parte del conocimiento que ellos han podido adquirir a lo largo de años de experiencia. El consultor, a partir de la información que tengamos disponible sobre el territorio, y de las entrevistas en profundidad que realice a estos agentes de innovación tendrá que elaborar una propuesta con las líneas estratégicas y las acciones sugeridas para cada una de ellas. Además, con tal de implicar en el proceso, no sólo a los agentes de innovación, sino también al conjunto de agentes locales –económicos, universitarios, sanitarios, educativos, culturales o sociales-, hace falta informarlos de forma abierta del proceso en diferentes momentos desde el inicio del mismo hasta la presentación de las conclusiones finales previendo también algunas sesiones de debate. Si el consultor es adecuado, los agentes de innovación bien escogidos y el proceso de información-implicación ha sido bien realizado, podemos acabar el Plan de Innovación contando con las líneas más acertadas, las acciones adecuadas y un conjunto de agentes locales dispuestos a sumarse a la acción de transformar la ciudad en un territorio económicamente puntero en la era del conocimiento.
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