Desarrollo: ¡no empecemos la casa por el tejado! (y 2 -los Gobiernos Nacionales-)
Introducción
El hecho de que que muchos territorios "empiezan la casa por el tejado" en su empeño de impulsar su desarrollo les lleva, sistemáticamente, al fracaso. Ese es el detonante del artículo anterior (que incluyo a continuación como adjunto) mientras que el artículo de hoy nos habla desde la perspectiva de los gobiernos nacionales.
En ese primer artículo tratábamos el tema describiendo la secuencia de etapas a cubrir por un territorio que pretenda impulsar su desarrollo. Hoy vamos a hablar del rol a asumir por parte de los Gobiernos Nacionales (en adelante, GN) que estén interesados en generar un reequilibrio territorial nacional (regiones y/o ciudades) de sus países. Vamos a ver qué posición deberían adoptar y cúales serían los elementos a incorporar en una política nacional de desarrollo territorial.
Explicábamos en el artículo precedente que la secuencia imprescindible de pasos a seguir para impulsar el desarrollo de un territorio de forma eficaz y efectiva es:
la voluntad del territorio de impulsar su desarrollo
la definición conjunta, entre todos los actores territoriales, de un Plan de Futuro del territorio
la creación de una Agencia de Desarrollo (o institución equivalente) para ese territorio en la que sean socios todos los actores locales
la puesta en marcha, a cargo de los actores locales, de proyectos de acuerdo a su Plan de Futuro
la búsqueda de recursos (del GN u otros) para los grandes proyectos que el territorio no puede asumir por sí mismo
Como corolario, afirmábamos que no se podían saltar etapas y que no tenía sentido aportar recursos a un territorio (paso 5) sin haber dado previamente los pasos anteriores. Afirmábamos también que no hay atajos.
¿Cuál es, entonces, el rol de los Gobiernos Nacionales en el desarrollo territorial?
La respuesta inmediata a esta pregunta es que también los GNs deben referirse a la secuencia de pasos indicada. Y, si de diseñar un Plan Nacional de Impulso al Desarrollo de los Territorios se trata, deberán ver cuál es la función que puede el Gobierno Nacional ejercer en cada uno de los pasos de esa secuencia de forma que facilite y acelere el desarrollo perseguido.
Cabe resaltar, antes de seguir avanzando, que los Gobiernos Nacionales tienen una influencia decisiva en el desarrollo territorial. Es decir que su contribución no debe considerarse opcional. Al contrario, si el GN no impulsa una política específica, será muy difícil que el desarrollo territorial se produzca en el país más allá de unos pocos territorios que disfruten de fuentes de riqueza propias (agro, minería,turismo, industria,...) o de líderes excepcionales capaces de movilizar a su población. De hecho, incluso en el caso de esos territorios, en muchas ocasiones tampoco se consigue el desarrollo. El caso de la minería es paradigmático: el país sí recibe compensaciones a cambio de permitir la explotación minera e, incluso, una parte de esos recursos suelen revertirse hacia el territorio afectado; pero, en la mayoria de los casos, esos recursos se dilapidan en una lista de proyectos no articulados que no logran mejorar significativamente la calidad de vida de los habitantes de las tierras afectadas.
Una vez establecida la importancia de que el GN impulse una política de desarrollo territorial, vamos a ver los elementos de que debería componerse esta política. Respetando siempre el hecho de que el GN no debe inmiscuirse en la definición
de la estrategia específica de cada territorio, su rol debería plasmarse en las siguientes facetas que serán determinantes para el éxito de una política nacional de desarrollo territorial:
Difusión de la importancia de que, cada territorio, defina e impulse su propio futuro y promoción de la definición de los planes estratégicos territoriales de ciudades y regiones
Para contribuir a la definición de estrategias en cada territorio:
Capacitar a personas de cada territorio en los conceptos del desarrollo territorial y en la metodología para impulsar y canalizar procesos de desarrollo territorial. No se trata de formarles teóricamente sino, esencialmente, de capacitarles en la metodología a aplicar para alcanzar resultados efectivos
Definir los criterios a seguir para el desarrollo de los distintos territorios: sostenibilidad ambiental, innovación, digitalización, reducción de las desigualdades y aquellos otros que cada país considere convenientes. Mediante estos criterios, se permite que cada territorio defina libremente su propia estrategia diferenciada asegurando, a la vez, que las bases de cualquier proyecto territorial cumplen con los estándares definidos por el GN.
Es recomendable que el GN dedique fondos para cofinanciar los procesos de definición estratégica territorial para aquellos territorios que decidan impulsarlos. Tanto en este caso como en los que se citan en párrafos posteriores, el mecanismo no debe ser el de asignar automáticamente recursos a cada uno de los territorios sino el de asignar una bolsa nacional dedicada a esa política y lanzar convocatorias abiertas y competitivas a las que puedan presentarse los territorios que demuestren su interés y voluntad. (En la última parte del artículo se dan unos apuntes acerca de esas convocatorias competitivas.)
Para contribuir al despliegue de las estrategias definidas por cada territorio el GN deberá cofinanciar el despliegue de los planes de desarrollo definidos en el paso anterior. Eso debería hacerse también mediante convocatorias abiertas y competitivas a las que puedan presentarse los territorios interesados (y que dispongan ya de un plan de desarrollo aprobado). Recordemos que nos movemos en un escenario en el que el Plan de Desarrollo de cada territorio constará de una serie de proyectos a desarrollar, en su mayor parte, por los actores locales pero en el que, una parte de esos proyectos requerirán de aportaciones externas de fondos para su ejecución.
Monitorizar concienzudamente el despliegue de los distintos proyectos cofinanciados para asegurar, en todo momento, el buen uso y gestión de los recursos transferidos.
Monitorizar los resultados de la evolución del desarrollo en cada territorio para generar aprendizajes y correcciones sobre la política aplicada.
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Unas notas acerca de las convocatorias competitivas para los territorios
Lo que se ha llamado en este artículo convocatorias competitivas es un mecanismo por el que los territorios interesados pueden optar a fondos extraordinarios a cambio de ceñirse a los requisitos expresados en el documento de la convocatoria. Su espíritu no es, por lo tanto, estrictamente competitivo entre territorios. La idea es más bien que cada territorio debe esforzarse para alcanzar un nivel de calidad suficiente en sus propuestas para ser merecedor de los fondos que solicita. Obviamente, los proyectos que no cumplan con las condiciones exigidas, quedarán excluídos de la financiación.
Es, por lo tanto, lo contrario de una distribución indiscriminada de dinero sino que se exige, a los territorios que aspiren a financiación, que demuestren su interés y compromiso con el objetivo a conseguir (que es su propio desarrollo territorial). Y ese compromiso se demuestra mediante la elaboración de un buen proyecto que cumpla con los criterios expresados en la convocatoria.
Esas convocatorias suelen aportar, una cofinanciación. Es decir, no aportan el 100% del presupuesto sino que se requiere al territorio que aporte una parte de esa financiación. Esa es otra muestra que se pide del compromiso del territorio en ese proyecto.
Las implicaciones son varias:
aquel territorio que no se presente a la convocatoria no recibirá fondos.
cada territorio recibirá, o no, fondos en función de la calidad de su propuesta descartándose así los proyectos de calidad insuficiente
El sistema permite potenciar los mejores proyectos para ayudarles en su objetivo de transformación del territorio que los haya presentado.
El sistema estimula también a los territorios que quedan fuera de los fondos a mejorar tanto la calidad de sus propuestas como las alianzas entre actores, todo lo que redunda en una mejora del desarrollo de esos territorios
Todo ello significa, por lo tanto, que aquel territorio que desee acceder a recursos para conseguir avanzar su proyecto de futuro, se ve obligado a llevar a cabo un esfuerzo previo de colaboración y de elaboración de alianzas con sus actores territoriales para generar, conjuntamente, una propuesta que sea de calidad y que esté respaldada por el conjunto de actores locales. Significa también que se incrementan las probabilidades de que los fondos asignados generen unos resultados óptimos y se reducen, de forma inversamente proporcional, las probablilidades de dilapidar fondos.
Esas convocatorias competitivas deberán incluir los criterios a seguir por los territorios como condiciones para alcanzar la cofinanciación. Por ello, la convocatoria deberá definir los territorios candidatos, la metodología que deben seguir para la definición de su propuesta (por ejemplo, la necesidad de codefinir la propuesta con los actores territoriales), los criterios a seguir por ese proyecto de futuro del territorio (p.e., sostenibilidad ambiental, reducción de las desigualdades, participación ciudadana, compromiso de cofinanciación del propio territorio,....)
A partir de la verificación del cumplimiento de esos criterios y con la valoración de los mismos que haga el órgano correspondiente del GN, se podrá asegurar la viabilidad de los planes definidos.
Esta mecánica, complementada con la asignación finalista de los fondos (el fondo puede utilizarse exclusivamente para aquel proyecto para el que se dota) y con una transferencia progresiva de los recursos a medida que el territorio va certificando etapas del proyecto, van a permitir alcanzar una mayor eficacia en la implementación de los proyectos (se favorece que los proyectos lleguen a su culminación) combinada con la eficiencia en la utilización de los fondos (se consigue un mejor uso de los fondos).