Este pasado lunes el Gobierno Español anunció que las Agencias Nacionales de Inteligencia Artificial y la Aeroespacial se ubicarían en Coruña y Sevilla.
Estos anuncios son parte de una voluntad del Gobierno de descentralizar el país. España, en efecto, a pesar del importante nivel de autonomía de la que gozan sus regiones, sigue siendo un país extraordinariamente centralizado en lo referentes a las instituciones, los entes nacionales o las infraestructuras. Así, están en la capital, Madrid, la sede del Gobierno y las de todos los ministerios, la del Parlamento y el Senado, y también las del Tribunal Constitucional y del Supremo. Todo está en Madrid. Las carreteras del país se construyeron de forma radial, desde Madrid hacia los distintos puntos de la geografía española y lo mismo courre con la red ferroviaria (y, desde luego, también con el moderno AVE).
Esta situación crea un centro macrocefálico en el que todo ocurre y en el que también las grandes empresas se ven prácticamente obligadas a ubicar sus sedes al efecto de encontrarse cerca de los centros de decisión del Estado. Esa macrocefalia afecta de forma grave a todos los demás territorios del país dificultándoles la atracción de empresas, de talento, de conocimiento y la creación de empleo de calidad.
De ahí la voluntad del actual Gobierno de España de empezar a descentralizar el Estado situando las Agencias Españolas de nueva creación de forma que puedan generar, en las ciudades/regiones en las que se ubiquen, centros de excelencia que contribuyan a impulsar nuevos polos de generación de riqueza para el S.XXI.
¿Por qué en esas ciudades? (y no, en otras)
La decisión a favor de La Coruña y Sevilla no se ha tomado “a dedo” según criterios poco claros sino que se ha seguido un proceso de selección muy parecido al de la adjudicación de los recursos europeos a ciudades y regiones. Es decir, un proceso competitivo en el que, para cada una de las dos agencias, se lanzó una convocatoria a las ciudades para que mandaran sus propuestas para responder a una serie de requisitos que se exigían en la convocatoria y justificando las razones por las que esa ciudad podía ser la mejor opción para la ubicación de esa Agencia.
Se pretendía asegurar con todo ello que cada Agencia aterrizara en un lugar que cumpliera una serie de condiciones favorables previas para acogerla. Para precisar un poco más, se buscaban ciudades que dispusieran ya de un cierto ecosistema en el que la Agencia cobrara todo su sentido y al que viniera a reforzar si no, a consolidarlo definitivamente.
Si hablamos de la Agencia Aeroespacial española que se ha adjudicado a Sevilla, vemos que la decisión tiene todo el sentido pues Sevilla es la sede de dos plantas de fabricación de Airbus con miles de trabajadores empleados en ese sector de alta cualificación. En particular, es en Sevilla donde se ensambla el Airbus 400M, el gran avión de carga militar de la industria europea.
Esta realidad se basa en “su centenaria tradición aeronáutica, que arrancó con la empresa Hispano Aviación, posteriormente con Construcciones Aeronáuticas CASA y después con el consorcio europeo Airbus. Con ello, Sevilla ha logrado una industria pujante y un sólido ecosistema que la ha convertido en uno de los polos aeronáuticos de Europa. Más aún desde que Airbus ubicó en la ciudad la planta de montaje y ensamblaje final del avión de transporte militar A400M“. A ello se suman las instituciones universitarias de prestigio implantadas en la ciudad así como el ecosistema empresarial existente alrededor de Airbus.
Veamos, a modo de ejemplo, algunos de los elementos que ha aportado La Coruña para conseguir la Agencia de la Inteligencia Artificial:
en primer lugar, la apuesta de la ciudad gozaba del apoyo del Gobierno Regional -la Xunta de Galicia-, era pues, una propuesta de ciudad y región de forma que, juntas, las 2 administraciones sumaban y aportaban mayores prestaciones:
Galicia, la región en la que se ubica La Coruña, podría actuar como territorio en el que desplegar proyectos previstos en el Proyecto Estratégico (Perte) de la “Nueva economía de la lengua” con el que se potencia el español y las lenguas cooficiales como factores de crecimiento y competitividad a través de un ecosistema de innovación e inteligencia artificial.
Las universidades de La Coruña y Santiago de Compostela ya cuentan con grupos de investigación en el campo del procesamiento del lenguaje natural (una de las aplicaciones de la IA),
su ubicación puede generar un mayor impulso a la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal, favoreciendo una mayor y mejor cooperación transfronteriza, permitiendo la creación de un polo de atracción de talento en esta materia,
las dos administraciones proponentes han incluído ayudas a la movilidad para los trabajadores desplazados y sus familias con apoyo en materia de vivienda
han puesto en valor el ecosistema empresarial que ha apoyado el proyecto
Las reacciones
Tras el anuncio de las adjudicaciones, hemos asistido a las reacciones de algunos de los territorios que no han sido escogidos que oscilan entre la politiquería barata, el desencanto por no alcanzar una de las dos Agencias, y la incomprensión de la realidad del S.XXI.
Las quejas lastimeras, y lastimosas, de Madrid, acusando al Gobierno de “descapitalizar” la región resultan cómicas por ridículas. Según esas quejas, ninguna otra ciudad/región que no sea Madrid merece acoger ningún activo relevante del Estado.
Otros “barones” regionales han expresado su desencanto, perfectamente comprensible, pero felicitan a las ciudades afortunadas (y, seguro, se empezarán a preparar mejor para las siguientes convocatorias de nuevas Agencias Nacionales).
Por último, otros “barones” denotan, en sus críticas, una falta de comprensión de la realidad del S.XXI y, más grave, de cómo impulsar el desarrollo de los territorios que tienen la responsabilidad de gestionar y desarrollar. En efecto, su actitud más se parece a la de que “caiga un maná del cielo” para levantar su ciudad o su región.
Lo que hay que hacer (desde las ciudades y regiones)
Lo que hay que hacer es tomar buena nota de lo que han hecho Sevilla y La Coruña. Y esas ciudades han hecho una apuesta decidida a favor de una línea de excelencia partiendo de la propia realidad de cada territorio (cabe decir que las regiones en España tienen unas dimensiones territoriales y de población que, perfectamente, permiten definir proyectos de futuro y ponerse a trabajar en ellos con recursos propios). De esta forma, cuando surja una oportunidad que venga a reforzar el proyecto que ese territorio tenga en construcción, será el mejor cualificado para llevárselo. Eso es, una vez que un territorio ha ido acumulando recursos y proyectos en una dirección concreta es cuando la incorporación de un nuevo motor como una Agencia Nacional puede significar un fuerte impulso al territorio. Eso es lo que ha ocurrido tanto en Coruña como en Sevilla y es lo que justifica las dos asjudicaciones.
Si, en caso contrario, se intentara implantar una Agencia Nacional en un territorio yermo de trayectoria en el ámbito de trabajo propio de la Agencia, ni la Agencia podría impulsar al territorio ni esa Agencia podría desarrollar adecuadamente su función y dejaría así a España sin referencia en el ámbito económico/del conocimiento del que se tratara.
Algunas conclusiones
Se pueden extraer algunas conclusiones y aprendizajes tanto para lo referente a las Agencias y su implantación como para lo que deben hacer ciudades y regiones para el futuro.
Respecto a las Agencias y sus convocatorias
Es de felicitar la iniciativa del Gobierno de España de descentralizar instituciones del Estado al efecto de contribuir a impulsar las nuevas economías en las distintas partes del país.
Una Agencia Nacional debe ubicarse en un entorno favorable que disponga, ya con antelación, de activos locales que den sentido a la ubicación de esa Agencia en esa ciudad.
Para ello, el método utilizado, mediante convocatorias competitivas es también el adecuado pues mejora la calidad de las propuestas (y aquellos que no han alcanzado su objetivo tienen ahora mucha más información para mejorar sus propuestas de cara a próximas convocatorias) y asegura que cada Agencia se ubique en el entorno más adecuado.
El objetivo que se persigue es el de crear, a lo largo y ancho del país, centros de excelencia especializados en áreas de conocimiento y/o tecnológicas diversas que potencien al país y que, a la vez, potencien la diversidad territorial de España.
Respecto a las ciudades y las regiones y sus propuestas
Los territorios deben entender y asumir que el simple hecho de que aterrice en ellos una Agencia Nacional no va a generar mejoras significativas en el territorio.
Es imprescindible que cada territorio genere un entorno favorable para el desarrollo de alguna actividad de excelencia de su propia elección (sea la industria química, la agricultura, el medio ambiente, la gestión de ciudades o cualquier otra).
La misma expresión de “entorno favorable” indica que no puede crearse solo desde la administración sino que debe incorporar al conjunto de los actores locales/regionales: academia, empresa, organizaciones sociales,…. desde el mismo momento del inicio de la definición de esa especialidad territorial.
Todo este movimiento y un buen número de pasos en la dirección del camino trazado puede hacerse con los recursos locales. Y será una vez que el conjunto de esa sociedad local comparta y esté caminando hacia ese futuro, cuando estará en disposición de aspirar a reclamar recursos de administraciones superiores, sean la nacional o la europea.
Por último, las ciudades y regiones deben hacer todo eso mismo haya o no haya Agencias Nacionales a repartir en perspectiva. Porque cualquier territorio solo será capaz de atraer oportunidades relevantes si hace una apuesta clara y precisa y si trabaja, con sus propios recursos, para avanzar hacia su realización. Será cuando ese territorio muestre avances claros y concretos en la línea elegida cuando será capaz de atraer oportunidades externas, públicas o privadas.
Nota: La información de esta nota proviene de este artículo de RTVE