Empresas extractivas y desarrollo territorial
Un caso particular, desde el punto de vista del desarrollo territorial es el de las empresas extractivas. Me refiero a esas empresas que explotan los recursos naturales de una zona determinada. Habitualmente son mineras pero también, madereras,
petroleras o eléctricas. Se caracterizan por explotar los recursos naturales de un área geográfica determinada bajo una concesión del gobierno nacional correspondiente y pagando unas regalías como contrapartida a esa explotación.
Estas explotaciones, si bien aportan recursos al país a través de los impuestos que pagan, no suelen revertir en beneficios significativos para las comunidades en cuyos territorios se llevan a cabo las operaciones. A menudo, además, producen un deterioro importante del medio ambiente o agresiones diversas a la forma de vida local.
Suelen localizarse en entornos rurales, a menudo, remotos e infradotados en cuanto a infraestructuras de todo tipo: comunicaciones, educación, sanidad, etc. Los lugareños ven cómo un extraño, la empresa, se enriquece explotando los recursos de su tierra mientras a ellos apenas les alcanza alguna mejora. De ahí que se generen conflictos sociales que llegan a veces a producir muertes entre los lugareños.
El problema por resolver está en cómo llevar a cabo esas explotaciones sin que se generen conflictos. La respuesta teórica es evidente: es necesario llegar a una situación en la que cada parte considere que obtiene beneficios razonables de la explotación.
Las grandes empresas extractivas son conscientes de esta situación y, para paliarla, disponen de programas de Responsabilidad Social Corporativa -RSC- que consisten en invertir en el desarrollo de proyectos y programas de mejora del entorno en el que operan: construcción de escuelas, asfaltado de carreteras, programas de reforestación o impulso de proyectos de desarrollo comunitario son algunas de las acciones que incorporan esos programas de RSC
No obstante esas actuaciones, los conflictos brotan una y otra vez y generan dolor y pérdidas ¿Cómo, entonces, superar esa situación? ¿qué hay que hacer? ¿qué es lo que no hacemos bien? ¿cómo habría que actuar?
Los objetivos
Los objetivos que perseguimos son dos:
El objetivo de corto plazo es la paz social en la zona de actuación de la empresa. Para alcanzarlo deberán darse 3 elementos: 1) la concertación entre los actores involucrados 2) la definición conjunta de una visión de futuro para el territorio que ilusione a sus habitantes y 3) la aportación de recursos por parte de todos los actores para construir ese futuro acordado entre todos.
Para conseguir el objetivo de corto plazo, la filosofía con la que debemos trabajar es la de, aprovechando los recursos que la empresa está en disposición de aportar al territorio durante toda su permanencia, elevar significativamente el nivel de vida del territorio más allá de la actividad minera. Conseguir que, a largo plazo, es decir, al finalizar las operaciones de la empresa, el nivel económico de la zona siga siendo muy superior al que había antes de la llegada de la misma. Para ello debermos haber sido capaces de desarrollar nuevas actividades económicas independientes de la mina.
Varios aspectos a considerar
Respeto
Yo empezaría por la palabra respeto. Cualquiera de las tres facetas de los conflictos, la social, la ambiental y la cultural, debe abordarse desde el respeto; desde una posición de igualdad; desde la consideración de que las otras partes implicadas en el conflicto (las 3 partes habituales son la empresa, la comunidad local y el gobierno) tienen sus razones para mantener su posición.
No valen actitudes ni de superioridad ni de condescendencia; la única actitud que puede acabar con los conflictos es la de considerar a la otra parte como un igual que defiende unas posiciones en las que tiene tanta razón como podemos tener nosotros en las nuestras.
Concertación
De la actitud de respeto se deriva directamente la concertación. Es decir, abandonar el método de poner sobre la mesa unas propuestas predeterminadas para pasar a construir conjuntamente, desde cero, los planes de desarrollo para la zona.
Un desarrollo sostenible
Sostenible significa generar un desarrollo que permita que, una vez desaparecida la explotación (una vez se agoten los recursos), el territorio continúe su andadura con otras fuentes de riqueza que habrán elevado el nivel de vida de los pobladores y que se habránlevantadoaprovechando los recursos que la empresa haya aportado durante su presencia en la zona.
Solo un horizonte de sostenibilidad es capaz de motivar e ilusionar a la población local tanto para trabajar por él como para aceptar algunas contrapartidas. Es decir, será aceptable pagar un precio si es para construir una tierra mejor para nosotros y para nuestros descendientes.
El término sostenibilidad debe ser entendido en toda su extensión: económica, ambiental y cultural, con las particularidades que se den en cada lugar.
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Una solución integral
Una sucesión de proyectos o programas inconexos no van a poder generar un desarrollo sostenible en la zona sino que, para ello, es imprescindible encarar la definición de un plan integral de desarrollo. Es decir, habrá que definir una estrategia de futuro para la zona.
El enfoque territorial
Para definir un plan integral para el desarrollo de la zona, debemos utilizar un enfoque territorial.
En efecto, las operaciones extractivas se producen por lo general en zonas en situación de rezago que no tienen los recursos para generar lo que se suele denominar "desarrollo endógeno". Es decir, no tienen capacidad para desarrollarse por sí mismas y, por lo tanto, no es útil limitarse a desarrollar proyectos de alcance local. Pero sí podrían generar dinámicas de desarrollo autosostenible si las consideramos en un entorno geográfico más amplio que cuente con mayores recursos (universidades, sector empresarial, administración territorial,...) y, por supuesto, con la participación de la mina. Ampliando el foco a la región, la provincia o a una delimitación de ese orden podremos incorporar a sus actores lo que nos va a permitir construir un plan de futuro creíble y sostenible para la zona.
Se trata, por lo tanto de que el Programa de RSC de la empresa impulse un Proyecto de Desarrollo Territorial junto a los demás actores de ese territorio más amplio. Un enfoque territorial del desarrollo nos permitirá incorporar el conocimiento y la capacidad de investigación de las universidades, el potencial económico de la región (por ejemplo, para agrupar producción, crear marca o promover la exportación a otras regiones y países) y los recursos y la interlocución política de la administración territorial.
Una vez definido el Plan de Futuro Territorial, tendrán mucho más sentido los Planes Comunales que derivemos de él para cada una de las comunidades del territorio. Unos Planes Comunales que estarán enmarcados y que formarán parte del Plan de Futuro Territorial.
Con este enfoque obtenemos tres ventajas añadidas: 1) la implicación de todos en el plan, 2) gracias a la aportación de más y distintos puntos de vista se consiguen mejores propuestas y 3) una metodología de trabajo adecuada permitirá que se genere un proceso de innovación territorial.
Los valores añadidos de esta solución
Este enfoque aporta un buen conjunto de resultados que resultan intangibles pero que no por ello son menos importantes:
establece un diálogo fructífero entre empresa y comunidad
mejorando así significativamente el ambiente social
incorpora a otros actores al diálogo, es decir, nuevas miradas y nuevos recursos
incorporando a otros actores al diálogo despolariza el debate, desactiva el conflicto y es capaz de aportar nuevas soluciones
diseña un plan a largo plazo en el que se comprometen todas las partes
genera una motivación positiva y un impulso de la autoestima para todo el territorio al aportar un proyecto de futuro para la mejora tanto del territorio como de las expectativas en la calidad de vida de sus habitantes
ofrece perspectivas de futuro no solo a los trabajadores de la empresa sino también al resto de la población
el plan es una herramienta que pueden presentar conjuntamente los actores regionales al gobierno nacional para pedirle que haga su contribución al mismo
Conclusión
Respeto, concertación, un desarrollo sostenible, una solución integral y el enfoque territorial son los elementos para construir este nuevo programa conjunto que creará valor para la comunidad y que otorgará a la empresa la "licencia social" que necesita para operar a plena satisfacción.
Notas finales
Te invito a continuar la lectura en el artículo que es continuación y ampliación de éste en Más sobre empresas extractivas y desarrollo territorial
El artículo que acabas de leer habla de qué hacer; si deseas tener algunas pistas acerca de cómo hacerlo, puedes consultar esta página o, mejor todavía, contactar conmigo.