El título de este nuevo artículo es un poco provocador. Y, si ha servido para que lo estés leyendo, ya ha cumplido con su cometido. Ahora solo me falta demostrarte que, además de provocativo, va a ser tremendamente útil para tu gestión territorial.
No basta con centrarse en los problemas
Muy a menudo, cuando se trata de definir un plan estratégico, tanto si es local como regional, se toman los problemas a resolver como punto de partida para intentar darles solución.
Vamos a ver en este artículo por qué este enfoque no puede llevar al territorio hacia el progreso y el desarrollo. Empecemos con el razonamiento y sus distintos pasos:
¿Me está Vd. diciendo que los problemas no son importantes?
No, de ninguna manera. Lo que sí digo es que, si queremos impulsar el desarrollo local, o regional, no es centrándonos en los problemas como vamos a conseguirlo.
Es más, lo que sí afirmo es que, si nos centramos solo en los problemas, no permitiremos que se desarrollen otros aspectos de la ciudad que son fundamentales para ese desarrollo al que todos aspiramos.
Dicho de otra forma, impulsar el desarrollo de un territorio y resolver los problemas de ese mismo territorio son dos cuestiones distintas.
Porque impulsar el desarrollo del territorio es una cuestión mucho más amplia que resolver sus problemas.
Por eso, resolver los problemas será una de las derivadas del proceso de impulso al desarrollo del territorio. Pero, al contrario, buscar solución a los problemas nunca va a poder llevarnos a impulsar el desarrollo territorial.
No solo eso sino que un proceso de definición de la estrategia de desarrollo territorial va a cambiar las prioridades del territorio y, como consecuencia, es muy probable que cambie también los problemas o, cuando menos, su prioridad.
Si se me permite una analogía entre un territorio y una persona, no será curando la fractura de la pierna de una persona -un problema, sin duda, importante y que necesita una solución urgente- como vamos a lograr que esa persona consiga mejorar su vida.
Eso es, una vez que la pierna de esa persona se haya curado -habrá resuelto su problema-, esa persona se encontrará en la misma situación de su vida en que se encontraba antes de romperse la pierna. Y, por lo tanto, si quiere mejorar su vida, deberá pensar en el camino que va a tomar para ello.
A los territorios les ocurre lo mismo que a esa persona que tiene una pierna rota.
¿Acción o Reacción?
Esas dos palabras encajan perfectamente con la discusión que hemos iniciado.
Solucionar problemas es, obviamente, una actuación reactiva: es una reacción a un problema que queremos eliminar. Se presenta un problema y necesitamos resolverlo. Reaccionamos a esa situación.
Impulsar el desarrollo, en cambio, es una acción proactiva porque no viene provocada por un problema sino que su motor es la voluntad de mejorar las expectativas de desarrollo del territorio y las condiciones de vida de su población
¿Qué entendemos por desarrollo de un territorio?
Antes de ir más allá en este artículo, es conveniente aclarar qué entendemos por desarrollo de un territorio.
Hace años, cuando oíamos hablar de desarrollo de un territorio se trataba o del desarrollo económico o del desarrollo urbanístico, si se trataba de una ciudad, o del planeamiento territorial si se trataba de una región.
Afortunadamente, la palabra desarrollo, sin adjetivos, se ha ido imponiendo como lo que es, un concepto más amplio, generalista, que tiene su propia identidad. Por eso hoy, el desarrollo de un territorio -región, provincia, departamento, cantón, ciudad o mancomunidad- ya no describe solo una parte del desarrollo según quien esté hablando, sino que se asocia a un concepto general que incluye la mejora de todos los aspectos -ambientales, sociales, urbanísticos y económicos- del desarrollo.
El desarrollo de un territorio, por lo tanto, es una transformación integral, eso es, tiene en cuenta todos los aspectos de ese territorio y de su sociedad.
Para conseguir una mejora de todos los ámbitos de ese territorio es evidente que no podemos limitarnos a abordar los problemas. Hemos de tratar el territorio, la ciudad, como un ente vivo, con múltiples partes, todas las cuales deben funcionar para que ese ser vivo consiga progresar en su vida.
¿Por qué es imprescindible el compromiso de la sociedad para impulsar el desarrollo territorial?
La frase del párrafo anterior “una mejora de todos los ámbitos del territorio” es una expresión que desborda el ámbito de influencia de cualquiera de los actores territoriales en solitario. Algunos de esos ámbitos dependerán de la municipalidad o del gobierno regional pero otros, lo harán de la academia, de las empresas o de la sociedad civil. Por eso el desarrollo local o regional solo es posible si lo impulsan conjuntamente todos y cada uno de sus actores.
Pero, además de enunciar esta realidad, vamos a ilustrarla brevemente.
Ya nos damos cuenta de que ni una Municipalidad ni un Gobierno Regional tienen la capacidad de conseguir, por sí solos, la transformación integral que buscamos. De hecho, en muchos casos, ni siquiera tienen la capacidad de resolver los principales problemas del territorio.
Eso es porque esos organismos públicos no son todopoderosos sino que únicamente son uno más de los actores de su sociedad. Cierto que es el actor que sus ciudadanos han elegido para gestionar los asuntos públicos, pero sus competencias (las responsabilidades que les asignan las leyes) son limitadas y también lo son sus recursos que casi siempre son claramente insuficientes para gestionar adecuadamente el territorio.
Eso equivale a decir que el Gobierno local, para impulsar con éxito el desarrollo territorial, necesita, de forma imperativa, la colaboración del resto de actores de la sociedad. De otra forma, solo podrá llevar a cabo algunas acciones como hacer obras para las que consiga presupuesto, iluminar las calles o recoger los residuos. En cambio, encontrará tremendas dificultades para resolver otras muchas situaciones que requieren de la colaboración ciudadana. Como ejemplo, si las calles están saturadas de vehículos, será muy difícil encontrar la solución al problema sin que haya un cambio de hábitos del conjunto de los conductores, ya sean profesionales (bus, taxi, repartidores) o privados. De la misma forma, será imposible ahorrar agua si no la ahorran cada uno de los ciudadanos de ese territorio. Y así con una serie de temas importantes: seguridad, residuos, limpieza, industria, turismo, contaminación….
Y, desde luego, ni pensar en impulsar el desarrollo local si el Gobierno local/regional no cuenta con la colaboración y el compromiso del conjunto de actores locales. En consecuencia, queda claro que el desarrollo territorial necesita, indefectiblemente, que el conjunto de los actores del territorio estén comprometidos con él.
¿Cómo obtener el compromiso de la sociedad en el gran proyecto de impulsar la transformación de la ciudad ?
Esta es la pregunta clave si queremos impulsar el desarrollo de una ciudad.
Está claro que no va a ser un problema el que logre comprometer a los 4 grandes actores de una sociedad -citémoslos: administración pública, academia, empresa y sociedad civil-. En efecto, los problemas que pueda haber en un territorio determinado preocuparán a unos actores y a otros no o, por ejemplo, pueden preocupar más a unos barrios que a otros. Pero, aún suponiendo que, en un caso extraordinario, un problema preocupara a todos los actores, eso no significa ni que todos coincidieran en la solución a adoptar ni, mucho menos, que estuvieran dispuestos, todos ellos, a arrimar el hombro para contribuir a darle solución.
Los problemas, por lo tanto, no nos sirven como base para aglutinar al conjunto de la sociedad local.
Si los problemas no nos sirven como punto de partida, ¿qué es lo que puede ser capaz de aunar a todos los componentes de la sociedad local o regional?
La respuesta a esa pregunta es la palabra “ilusión”
Necesitamos generar ilusión. Ilusión por una ciudad mejor, ilusión por un futuro mejor para todos los que vivimos en nuestra ciudad. Ilusión que genere en la ciudadanía una sensación de orgullo de pertenencia que mueva a todos a contribuir a la construcción de esa nueva ciudad.
La ilusión no resuelve problemas pero abre nuevos horizontes positivos y logra, además, que los problemas sean más llevaderos, pasen a un segundo plano y, quizá, hasta pueda hacer su solución más sencilla.
Por lo tanto, si queremos impulsar el desarrollo de nuestro territorio, sea región o ciudad, no son los problemas que estemos sufriendo como comunidad el punto de partida adecuado sino que deberemos centrarnos en buscar la forma de generar ilusión entre la población.
Conclusión
Acabamos de ver, para impulsar el desarrollo local, la necesidad de generar ilusión. Y, de forma inmediata, aflora la pregunta: ¿cómo vamos a conseguir generar ilusión entre nuestra población?
Ese será el tema del próximo artículo en el que contestaremos a esa pregunta, veremos que la ilusión viene de la mano de la palabra excelencia, explicaremos por qué esa es la vía a seguir y veremos cómo esa apuesta por la ilusión tendrá un tremenda fuerza para aunar las voluntades de todos los sectores locales y, de esta forma, de impulsar el desarrollo del territorio.
¡Hasta el mes que viene!
Gracias, Marcelo, por tu comentario. Tal como dices, el diseño del proceso participativo es fundamental y hablaré sobre él en próximos artículos. Aunque, si me permites un poco de publi, puedes adquirir mi libro Desarrollo Local y Territorial, una guía para Políticos y Técnicos (ePUB, 172p) (2019) por solo 9€ desde esta página: https://www.alainjorda.com/libros-y-publicaciones
Un vez más, felicitaciones Alain y agradecido por este artículo! Me permito hacer un comentario sobre el foco que has puesto en la "ilusión"como estrategia para el desarrollo, en particular sobre los procesos metodológicos que se llevan adelante para que la ilusión se manifieste. En primer lugar resaltar el diseño de la estrategia de participación teniendo en cuenta la identificación de los actores claves, la claridad en la consignas, la duración pautada de cada momento o instancias de trabajo, los resultados esperados, la habilidad de los moderadores,, entre los principales aspectos que posibilitarán arribar a resultados útiles. También destacar las herramientas digitales como soporte a las dinámicas y tener la posibilidad de conocer previamente a los actores para poder generar esas provocaciones sobre los escenarios futuros, los sueños y las ilusiones como disparadores que contribuyan a lograr un escenario de ilusión, un escenario de transformación, un escenario de desarrollo.
Espero ansioso los nuevos e interesantes temas que propones, Hasta el próximo artículo!!!
Arq. Marcelo Barrios D'Ambra. Chaco. Argentina