Ideas de futuro (y 2)
Sigo hoy con mi resumen de las ideas que más me interesaron de entre las que se expusieron el pasado jueves en el primer acto de la Convenció pel Futur. (En mi post anterior encontraréis el resto de la información). Después de comentar las opiniones, entre otras, de Joan Majó, Josep Olivé o Manuel Gómez Acosta, me quedaba por comentar las que propusieron Francesc Trillas, Jordi Valls o Toni Comín.
Francesc Trillas, profesor de econnomía de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), señaló que el PSC sufre una disminución continua de votantes a pesar de que tanto el PSC como el PSOE son identificados mayoritariamente por el electorado como los partidos del estado del bienestar. Para luchar contra esta tendencia, propone buscar nuevos protagonistas. Y esos protagonistas están en los segundos y terceros niveles del propio PSC pero también entre los jóvenes sindicalistas, los activistas tecnológicos, los activistas sociales o en los barrios jóvenes.
Jordi Valls, ex-Conseller de Industria, ex-Alcalde de Manresa y actual Presidente del Port de Barcelona, pintó un cuadro de futuro con una creciente inmigración asiática, un grave problema de crecimiento del consumo energético (+50% en 2020) y un entorno empresarial en el que habrá muchos productos pero donde faltarán ideas.
Dijo que debemos resaltar las motivaciones sociales de las migraciones frente a las razones económicas (está bien decir que la inmigración es necesaria para nuestra economía, pero hay que remarcar que los emigrantes lo son porque no encuentran, en sus lugares de origen, las condiciones mínimas para una vida digna).
Dijo también que debemos superar dos visiones erróneas del mundo. La eurocéntrica, según la cual el mundo gira alrededor de Europa, puesto que el mundo, ahora, es multicéntrico y Europa no es más que un polo más de ese mundo. Y la visión pesimista del mundo, conservadora, según la cual el mundo va a peor, simplemente porque está cambiando.
Acabó con otra reflexión sobre si el estado de bienestar debe mantenerse sólo a través de la redistribución de las rentas o si no es conveniente abrir nuevas vías a través del estímulo de la tecnología y del conocimiento. En eso vino a coincidir con una de las ideas de Majó (ver post anterior) y, si me dejáis incorporar mis propias opiniones, me parece claro que hay que redistribuir la riqueza para asegurar la igualdad de oportunidades, pero también debemos preocuparnos, desde la izquierda, de ayudar a que se cree la riqueza que, después, podremos redistribuir. La materialización de estas ideas, a nivel municipal, sería el plantear por separado, aunque de forma complementaria, las políticas de lucha contra el paro, que ayudan a personas a insertarse en el mercado de trabajo, y las políticas de promoción económica, tendientes a crear en el municipio, condiciones favorables para la implantación y crecimiento de actividades empresariales.
En el debate posterior, un par de ideas llamaron mi atención: una petición de incorporar al discurso político un posicionamiento claro sobre la religión y el recordatorio de que los grandes cambios siempre se han originado en las ciudades como crisol en el confluyen y cristalizan la mayoría de ideas. También se habló de redefinir los modelos participativos.
Para acabar, Toni Comín, en el parlamento de clausura, dijo que la izquierda socialista estaba descolocada frente a la clase media porque ya no existe una sola clase media, sino 2: media clase media es pija mientras la otra media clase media tiene dificultades para mantener el nivel de vida de hace unos años. Debemos ser capaces de hablar con ambas y hacer políticas adecuadas para ese escenario. Sino, tal como estamos ahora, con nuestros mensajes no llegamos ni a unos ni a otros.
Eso es lo que dio de sí esta sesión. Resultó muy interesante y, en todo caso, hay que esperar que del debate iniciado salgan nuevas ideas y nuevas formas de encarar el futuro de nuestra sociedad.