Innovación e izquierda
Esta mañana, hablando con Raquel Egea, una de las personas que más ideas y conceptos me aporta acerca de la innovación, ha surgido el tema sobre si la innovación es de izquierdas o no o si, en su caso, hay una forma de hacer innovación desde la izquierda.
Hemos convenido ambos que la innovación no es de izquierdas ni de derechas. La innovación es, simplemente, la forma de generar nueva riqueza en el mundo actual. Una vez agotada la vía de la reducción de costes laborales, el único camino para incrementar la productividad, en nuestros países ricos, es la del aumento del valor. Y para eso, la vía es la innovación.
Lo que sí puede ser de izquierdas o de derechas es la forma de abordar la innovación y, por supuesto, la forma de gestionar a posteriori la riqueza producida. En cuanto a redistribuir la riqueza, pueden hablar muchas otras personas con más criterio que yo. Prefiero extenderme acerca de la forma de abordar la innovación desde una perspectiva de izquierdas.
Hace unos meses, en una reunión de Eurotowns, en la que se debatió acerca de la economía del conocimiento, tuve una debate con Mark Hepworth, consultor que presentó una interesante ponencia sobre el tema. Según él, ya se ha comprobado que los territorios en los que más avanzada está la Economía del Conocimiento es donde más profundas son las diferencias sociales que aparecen. Él citaba el caso de Londres donde, junto al área más rica y tecnificada, se encuentran algunos de los barrios más deprimidos y degradados del Reino Unido.
Mi tesis es que eso se produce, sin duda, cuando la administración no cumple con su función reequilibradora; cuando se deja evolucionar libremente a la sociedad sin ninguna medida de compensación de las diferencias sociales. Es la historia de la humanidad en la que los más pudientes, educados y ambiciosos tienden a aprovechar los recursos disponibles para conseguir más riqueza y poder.
Y ya he dicho que no me refería únicamente a medidas de la administración para favorecer la redistribución de la riqueza a través de los impuestos y del establecimiento de servicios públicos de calidad. No.
Me refiero a dar a acceso a todo el mundo a las herramientas y recursos necesarios para poder generar riqueza a partir de la innovación y el conocimiento. A que es imprescindible que la promoción de la innovación y del conocimiento llegue a todos los sectores de la población sin exclusiones.
Y creo que hay herramientas a poner en marcha para trabajar en esa dirección. En primer lugar, es fundamental garantizar el acceso a las TIC de toda la población, el estímulo de las actitudes innovadoras y emprendedoras, y también el poner a disposición de los distintos colectivos de la sociedad herramientas para que generen su propio conocimiento, que puedan comunicarse y generar opinión e información. Tres medidas que ilustraré brevemente.
Garantizar el acceso de las TIC a la población significa, básicamente, dos cosas: programas masivos de alfabetización digital, y no sólo en las escuelas, y disponibilidad de ordenadores conectados a la red para todos.
El estímulo de las actitudes, consiste en transmitir el sentimiento de que es bueno tener ideas nuevas y llevarlas a la práctica para generar riqueza.
Ejemplos? Tengo pendiente de poner en marcha en mi ciudad un portal de los mayores en el que puedan comunicarse entre sí, contarse las cosas que pasan en la ciudad, debatir, o, por ejemplo, recopilar fotografías históricas de la ciudad. Esa actividad puede llevarse desde los hogares del jubilado que están equipados con salas de informática. Creo que hay dos partes interesantes en esta idea. Por un lado, los mayores tendrán su propio medio para comunicarse (buscar servicio para..., juntarse para ir de excursión, convocar charlas, superar el marco del barrio de cada hogar para crear un espacio municipal de los mayores). Por otro, cada persona mayor, cuando le llegue el día de no poder ir ya al hogar común, podrá seguir comunicando con su entorno desde su casa o desde su residencia sin más que disponer de un ordenador que le permita el acceso. Una gran ayuda para huír de la soledad de muchos mayores. No soy profesional de la tercera edad para expresar estas opiniones, no obstante, confío en que estas propuestas no estén desencaminadas.
Pienso que esta política, además de ser la más justa y reequilibradora socialmente, es también la de más futuro para cualquier territorio. Sólo sumando todo el potencial de generación del conocimiento de nuestras ciudades, regiones o países, seremos capaces de competir en ese mercado mundial en el que estamos inmersos, nos guste o no. Llegará el momento en que no baste con que un 3% o un 5% de la población con altísimos coeficientes de formación y especialización sea capaz de generar la riqueza que arrastre a todo su ámbito geográfico, el momento en que sea necesario que todos sumemos.