¿Invertir en infrastructuras.......de telecos?
La pregunta, quizá lo habíais intuido, se dirige a los ayuntamientos y, seguramente resulta sorprendente. Pero es justamente la idea que empezamos a debatir el pasado 18 de Mayo en una interesante reunión convocada por Jordi López Benasat, gerente de Localret, y en la que nos hemos encontrado una quincena de políticos y técnicos de ayuntamientos catalanes. El objetivo, elaborar entre todos un discurso para convencer a los políticos municipales de Catalunya de la necesidad de invertir en la construcción de infraestructuras de telecomunicación -entiéndase, Fibra Óptica- municipales.
Imagino la cara de sorpresa de más de un lector: "¿Que los municipios tienen que invertir en construir sus redes de FO?". Pues sí, ésa es la tesis que se presentó en la reunión y que está sostenida por bastantes razones. Voy a daros datos sobre la situación tanto en España como en algunos de los países más avanzados.
En España disponemos de una red de telecomunicación privada, operada por Telefónica, como resultado de la privatización de la red pública española. Los competidores que tiene Telefónica necesitan alquilarle la red para acceder a los abonados. Eso significa que, en realidad, son revendedores de la infraestructura de Telefónica. Es una descripción rápida, y quizá demasiado simple, pero que permite entender muy rápidamente la dificultad de que llegue algún día a existir, a través de la iniciativa privada, una segunda red de telecomunicaciones en España. En efecto, con el esquema existente, un nuevo operador necesita inversiones ingentes para poder llegar a competir con Telefónica algún día -sólo ONO está intentando construir una red como esa-, debe hacerlo a largo plazo y se encontrará con que Telefónica tiene el mercado cautivo (es la única operadora que tiene las conexiones en casa de los abonados). Por otro lado, Telefónica no tiene ninguna presión para hacer inversiones (no es exacto del todo como veremos luego) de renovación y ampliación de su red al no tener competidores; sus competidores dependen de ella y tienen que aceptar la conexión con los abonados que Telefónica les proporcione.
Lo que se llama desagregación del bucle de abonado es el caso en que el operador competidor utiliza únicamente de Telefónica el tramo de conexión desde casa del abonado hasta la central de Telefónica. El operador, en este caso, dispone de sus propios equipos de comunicación al lado de la central de Telefónica. Esto ha permitido a los operadores secundarios una cierta mejora de la competencia con Telefónica, competencia que fuerza rebajas en los precios de ADSL y de los servicios de voz. Pero esa opción prolonga en el tiempo la utilización de los pares de cobre y impide la implantación de la fibra óptica, es decir de la banda ancha, en casa de los abonados.
La banda ancha, y éste es un punto clave que debe conocerse, sólo es aportada por la fibra óptica. Los pares de cobre pueden llegar a dar 1 o 2 Mbps al abonado, aunque siempre asimétrico (significa que los 2 Mbps sólo están disponibles en el sentido que va de la red hacia el abonado; en sentido contrario, la velocidad es muy inferior). Pero si queremos hablas de la auténtica banda ancha, tenemos que referirnos a los 100Mbps simétricos de que disfrutan actualmente los abonados en Japón.
Localret ha constituído junto a la Generalitat de Catalunya, el COnsorcio ITCAT cuyo objetivo es el de desplegar una red de FO pública en Catalunya. Esa red, que se apoya en otras infraestructuras públicas como las líneas de ferrocarril, las autopistas o las redes de electricidad, tiene la ambición de llegar a todas las ciudades y pueblos del país. Ese punto, por sí solo, ya es crucial pues permite que se haga llegar la FO a instalaciones clave como polígonos industriales, campus universitarios o centros empresariales. No obstante, queda por resolver la forma cómo esa red se despliega por toda la superficie de cada municipio.
Los datos internacionales indican que el negocio que se genera por el intercambio de información que se produce en todo tipo de redes se produce en los extremos de las redes; no, en la red misma. Y eso equipara la red de FO como infrastructura con las calles, el alumbrado público o el alcantarillado. Ningún político se queda esperando a que una empresa le construya esas infrastructuras; todos tenemos asumido que eso debe hacerlo la comunidad porque son una necesidad pero no, un negocio. ¡Pues lo mismo ocurre con las redes de telecomunicación! Es la administración quien debe construirlas.
Y, de hecho, así fue durante mucho tiempo (ya he dicho que la actual Telefónica opera la que era la red pública de telecomunicaciones española). Pero, además, curiosamente, así vuelve a ocurrir en algunos de los países más avanzados del mundo en cuanto a servicios de telecomunicación. En efecto, Países Bajos, el tercer país del mundo en usuarios de banda ancha, está invirtiendo en el desarrollo de las redes de la mayoría de sus ciudades. ¿Por qué? Porque la red no es negocio y nadie va a invertir en ella, pero si no hay una red de banda ancha, no puede desarrollarse la actividad económica de alto valor añadido (por cierto, la única viable en nuestros países ricos).
Alguien en la reunión dijo que los políticos no harán eso mientras Telefónica les vaya dando servicios (otra cosa es el precio al que tienen que pagarlos). Y, efectivamente, ¡ésa es una trampa que puede ser mortal! Otro de los presentes en la reunión ha dicho que Telefónica ya no puede responder a las demandas de las empresas en los polígonos industriales de su ciudad (en el Vallés, muy cerca de Barcelona). La capacidad disponible de comunicación de Telefónica está saturada ya hoy en esa zona y la compañía responde que no sabe cuándo va a aplicar las inversiones necesarias para poder dar a las empresas los servicios que precisan. Eso significa que las empresas de esos polígonos que necesiten más capacidad de transmisión de información van a tener que irse a otros sitios en los que sí dispongan de la capacidad que necesitan. La situación es grave para esa zona pero no se escapa a nadie que ese problema se extenderá probablemente muy rápidamente a más y más áreas del país. Lo más grave es que esa ciudad corre el peligro de perder, probablemente, la parte de sus empresas que mayor valor añadido aporta (las que más trabajan con información) y, por lo tanto, las más competitivas a nivel internacional! Dicho de otra forma, las que menos probabilidades tienen de verse forzadas a deslocalizarse a otros países.
Si hacemos un resumen, tenemos dos corolarios y una conclusión clara. Por un lado, la capacidad de servicio del operador mayoritario en España es limitada y está próxima a la saturación. Por otro, es obvio que el despliegue de redes de FO requiere tiempo y dinero. Por lo tanto, es ahora, antes de que nuestras empresas, hospitales o escuelas se queden limitados por falta de ancho de banda, cuando debemos invertir en la creación de las redes de mañana. Y eso, hoy en España, sólo pueden hacerlo las administraciones públicas.
El colectivo que ha reunido Localret para debatir esos temas incluye a tres grupos de expertos (¡glups! ¡no me veo yo experto en esos temas!): un grupo de expertos en despliegue de redes de telecomunicación, antiguos directivos y responsables de operadoras, otro grupo de expertos en gestión de las vías públicas municipales y, por último, nuestro grupo que reúne a políticos y/o técnicos municipales previamente interesados o sensibles en temas de sociedad de la información.
Prometo contaros cómo evolucionan los debates y las posibles propuestas que salgan de ellos.