Las ciudades "satélite" en áreas metropolitanas
Después de hablar sobre El rol de las ciudades intermedias después de la pandemia, me parece interesante hablar de otro gran grupo de ciudades medianas sobre las que casi nunca se habla. Me refiero a esa gran cantidad de ciudades que constituye cualquier área metropolitana y a las que no se acostumbra a nombrar pues solo aparecen como parte del área metropolitana que recibe el nombre de la ciudad principal.
Ya sea que hablemos de capitales nacionales como Buenos Aires, Lima, CDMX, Madrid o Quito, o de esas "segundas capitales" como son Medellín, Barcelona, Guayaquil, Arequipa o Santa Cruz de la Sierra, todas ellas son el corazón de grandes áreas metropolitanas integradas por un gran número de ciudades satélite.
Socabaya, en el área metropolitana de Arequipa
En el mapa adjunto se aprecia como el área metropolitana de Arequipa es varias veces mayor que la propia ciudad de Arequipa y así ocurre también con la dimensión de las poblaciones. La misma realidad se reproduce en las demás áreas metropolitanas del mundo.
Quiero detenerme, en este post, en todas esas ciudades que conforman las áreas metropolitanas de las que pocas veces se conocen los nombres más allá de los límites de la propia provincia o región y desde luego, raramente en cuanto desbordamos el marco nacional. Si me lo permitís, voy a llamarles ciudades satélite del área metropolitana a falta de una mejor denominación.
Y quiero hablar de esas ciudádes satélite porque se mueven en un paradigma propio notablemente distinto al del resto de ciudades medianas no integradas en ningún área metropolitana.
Ciudades satélite y ciudades intermedias
Y quisiera empezar comentando esas notables diferencias entre ciudades satélite y esas otras que llamamos intermedias, que son las que, encontrándose alejadas de cualquier área metropolitana, son, de "facto", el centro de referencia para un territorio, a veces extenso. Esas ciudades intermedias -las llamamos así porque son el elemento clave de la capilaridad de los servicios en cada país- tienen la función de ejercer la capitalidad del territorio que las rodea y que, a veces, tiene un radio de 100 o más kms. En consecuencia, suelen tener una buena dotación de servicios. Por ejemplo, tienen hospital, centros universitarios o una oferta cultural y comercial ricas que muchas ciudades satélite de un área metropolitana no acostumbran a tener.
Eso es, las ciudades satélite se encuentran con que la capital del área metropolitana tiende a absorber la mayoría de proyectos atractivos (centros culturales, tecnológicos, de negocios, de ocio, educativos, sanitarios,...) a la vez que expulsa a otras ciudades del área metropolitana los menos deseables (plantas de residuos, tratamiento de aguas, energéticas, cárceles,....).
De ahí que las ciudades satélite tengan una dificultad adicional en su gestión. Tienen el gran reto de superar la función de ciudad dormitorio para ofrecer a sus conciudadanos un entorno urbano integral (educación, trabajo, ocio, salud, deporte,....) que les permita desarrollar, idealmente, todas sus actividades vitales dentro de los límites geográficos de su ciudad. Si bien eso no va a ser posible al 100% (p.e., no tiene sentido tener 25 o 30 hospitales en una misma área metropolitana) sí es fundamental que esa ciudad consiga definir un proyecto de ciudad propio, reforzar su identidad, generar en sus ciudadanos orgullo de ciudad y que eso repercuta tanto en la calidad de vida de sus ciudadanos como en la proyección exterior de la ciudad más allá de su área metropolitana.
Un proyecto de futuro para la ciudad
Para alcanzar esos objetivos que citaba en el párrafo anterior, la ciudad necesita disponer de un proyecto de futuro.
Para ejemplificar estas ideas, permitidme citar a L'Hospitalet de Llobregat, una ciudad de 265.000 habitantes, inmersa en el área metropolitana de Barcelona (AMB). Núria Marín, su Alcaldesa, anunciaba a principios de este 2020 que "L'Hospitalet quiere ser la capital biomédica de Europa".
Nuria Marín, Alcaldesa de l'Hospitalet (El periódico)
Seguidamente voy a enunciar unas cuantas reflexiones sobre esta propuesta:
La Alcaldesa enunciaba, con esa fórmula, una estrategia singular para su ciudad. Muy alejada de los tan habituales "queremos una ciudad dinámica, competitiva, inclusiva y sostenible", se enuncia una estrategia clara, concreta, única y diferenciadora para la ciudad.
Es importante resaltar que es una gran iniciativa que una ciudad enuncie un proyecto de futuro tan claro sobre el que construir una ciudad mejor para todos sus conciudadanos. Es así porque es una idea como esta, obviamente adecuada a las condiciones de cada una, lo que necesita cualquier ciudad para progresar.
Además, la proclamación de una frase tan potente como ésta denota una clara voluntad de marcar una identidad propia en el área metropolitana (cabe mencionar que, frente a los 265.000 habitantes de l'Hospitalet, Barcelona ciudad cuenta 1,5Mh y el Area Metropolitana de Barcelona (AMB) en su conjunto, 4,5Mh).
Suscríbete gratuitamente a Ciudadinnova y recibe artículos como este en tu buzón
Debemos entender y asumir que las ciudades de un Área Metropolitana, a ojos de otros países, son Barcelona, Arequipa o Buenos Aires. Es decir, el proyecto de l'Hospitalet, para los profesionales y las empresas internacionales que va a atraer, está en el área de Barcelona.
Y eso no es malo, al contrario, puesto que es obvio que ese proyecto cobra credibilidad y proyección exterior por el solo hecho de tener lugar en el AMB.
Por otra parte, el proyecto va a beneficiarse de la colaboración de instituciones (Universidades, Centros de Investigación, Empresas) que pueden no estar radicadas en L'Hospitalet sino en la misma Barcelona o en otras ciudades del área.
Como ejemplo de esto último, se cita en el mismo artículo de prensa el acuerdo de colaboración con Esplugues de Llobregat, otra ciudad del AMB, en la que está radicado el Hospital de San Juan de Dios así como varias empresas del sector biofarma (dos años atrás, tuve la oportunidad de colaborar con Esplugues en la definición de su estrategia de futuro. De aquellas intervenciones salió un objetivo muy claro de ciudad basado en el triángulo salud-deporte-alimentación que, sin duda, resulta perfectamente compatible con esta colaboración con l'Hospitalet)
Deducimos de todo ello que la colaboración entre municipalidades y con otras instituciones es clave para impulsar proyectos de dimensión ya sea internacional -como el citado- o, incluso, de ámbito nacional
Por lo tanto, las ciudades satélite deben aprovechar un activo que tienen a su disposición como es la potencia de la capital del área. Esa potencia se refleja 1) en instituciones y servicios de primer nivel, 2) en la diversidad de ciudades que integran el área metropolitana y también 3) en la proyección internacional con que cuenta la capital
Por supuesto, recíprocamente, la proyección internacional de la capital se va a ver potenciada por los diferentes proyectos que pongan en marcha las distintas ciudades de su área metropolitana.
Debe quedar clara otra idea. El hecho de definir y desplegar una estrategia singular de ciudad va a ser lo que le aporte prosperidad. Pero la transformación de la ciudad que se persigue va mucho más allá de ese objetivo singular de ciudad. En efecto, el objetivo último de la ciudad es mejorar la calidad de vida de todos sus habitantes y, en definitiva, conseguir progresar en los indicadores de todos los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) locales. En ese marco, la estrategia de ciudad es la locomotora que debe ilusionar a todos, que va a generar recursos a la ciudad y que debe generar, también, sinergias entre los actores locales gracias al alineamiento de voluntades y esfuerzos de todos los actores -administración, conocimiento, empresas y sociedad civil-. Únicamente mediante ese alineamiento es como la ciudad va a progresar y transformarse. Y ese progreso debe implicar también reducir los desequilibrios de la ciudad en aquellos ámbitos en que lo necesite (pobreza, vivienda, naturaleza urbana, seguridad,.....).
Y también, los dos grandes retos de cualquier otro plan de desarrollo local
Además de las particularidades específicas en las que hemos visto que se desenvuelven las ciudades satélite, deben también hacer frente a los dos grandes retos a los que se enfrenta cualquier estrategia de desarrollo territorial. Se trata de 1) la continuidad del plan por encima de cambios en los mandatos políticos (cambio de gobierno o, incluso, cambio de Alcalde) y de 2) la desmunicipalización del proyecto.
El primer reto no necesita aclaraciones. El segundo se refiere a la necesidad de que el conjunto de actores locales se apropien del proyecto y lo hagan suyo de tal forma que sumen sus esfuerzos y sus recursos a los de la municipalidad para construirlo y hacerlo realidad. Dicho de otra forma, se trata de conseguir que ese proyecto de ciudad no sea, únicamente, el proyecto de la municipalidad sino que lo sea del conjunto de la ciudadanía y de todas sus instituciones y organizaciones de quienes también se espera que contribuyan de forma efectiva al mismo.
¿Cómo asegurar la continuidad del proyecto por encima de cambios políticos? y ¿cómo incorporar los actores locales a ese proyecto? son preguntas cuya respuesta desborda ampliamente el marco de este artículo. Puedo sugerirle al lector que están ampliamente contestadas en mi "Guía para Políticos y Técnicos para el Desarrollo Local y Territorial" (en papel y ebook) y le invito a consultarla y adquirirla. La segunda sugerencia que puedo hacerle al lector es la de que me contacte para hablar sobre las circunstancias particulares de su ciudad y ver cuáles serían los caminos a seguir para asegurar tanto el mejor proyecto de futuro para su ciudad como el éxito de su despliegue.
Una última consideración sobre los distritos de grandes ciudades antes de finalizar
Este mismo enfoque estratégico debería ser utilizado también por las grandes ciudades capitales para revitalizar aquellos distritos/barrios que, a pesar de pertenecer a la ciudad capital del área metropolitana, no se ven beneficiados por la dinámica de la ciudad y suelen tener peores condiciones de vida que los distritos más prósperos en los que se lleva a cabo la mayoría de actividades económicas, culturales,..... Dotar a esos distritos más desasistidos de una identidad propia, hacerles definir un proyecto de futuro propio e impulsar el alineamiento de voluntades de sus distintos actores es, sin duda, una buena forma de potenciarlos.