¿ODS o Estrategia de Ciudad? ¡Su ciudad necesita ambos!
En estos tiempos en los que los ODS se difunden y alcanzan los lugares más recónditos del planeta (afortunadamente, por cierto) surge a menudo un malentendido que hay que deshacer. Ese malentendido queda perfectamente ejemplificado por la frase que un Alcalde le dirigió a una de mis colegas especialista de las estrategias de desarrollo urbano: "¡Yo no quiero una Estrategia, quiero una Agenda!"
Al hablar de una Agenda, este edil se refería a una Agenda 2030 para su ciudad, es decir, a desplegar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU -ODS-, un objetivo no solo deseable para todas las ciudades y regiones del planeta sino, imprescindible. Hasta aquí, todo correcto. Sin embargo, la primera parte de la frase indica un problema grave porque da a entender que, el hecho de definir una Agenda 2030, se contrapone a la necesidad de que esa ciudad disponga de una Estrategia propia de Ciudad.
Los ODS apuntan a mejorar todos los ámbitos de la ciudad
A deshacer este malentendido dedico este post y espero ser capaz de convenceros. Pretendo, hoy,
desarrollar la respuesta a las preguntas:
¿Por qué es un error considerar que los ODS configuran, por sí mismos, una estrategia de ciudad?
¿Por qué es imprescindible que la ciudad tenga su propia estrategia de desarrollo (y por qué los ODS no lo son)?
Introducción
Los ODS son una herramienta imprescindible porque, entre otras cuestiones, plasman ante los gobernantes la gran complejidad de la gestión local y territorial. La visualización de los 17 objetivos es, para cualquier gobernante, un impacto: "¡cuántos temas a resolver! ¡cuántas dificultades! ¡cuántos retos!". Los ODS les están diciendo a los gobernantes: "¡cuidado! la responsabilidad que descansa sobre sus espaldas es pesada y compleja. Va mucho más allá de solventar 2 o 3 problemas graves. Son 17 los aspectos a los que debe atender, todos entrelazados, y que requieren una respuesta integrada".
En muchas ciudades ocurre que se sumergen de tal forma en la implementación de los ODS que renuncian, o que ni siquiera se plantean, definir una estrategia propia de ciudad. Podemos decir que los ODS, aparte de los múltiples efectos positivos que aportan, actúan, en estos casos, como una distracción respecto a la necesidad de darle a la ciudad un objetivo singular de largo plazo, un punto hacia el que avanzar, un puerto de llegada.
Hay ciudades que llegan a considerar que el despliegue de los ODS es, en sí mismo, una estrategia de ciudad. ¡Y ese es un grave error! Vamos a ver por qué.
¿Por qué es un error considerar que los ODS configuran una estrategia de ciudad?
Pemitidme utilizar el símil de una empresa para aplicarlo luego a una ciudad (o también a una región, obviamente).
Estaremos de acuerdo en que una empresa, para tener un buen desempeño, necesita disponer, tradicionalmente, de cuatro aspectos fundamentales sin los cuales no se la puede considerar una empresa completa: una capacidad económica, una capacidad de producir sus productos o servicios, una capacidad comercial para venderlos y una gestión de las personas que trabajan en esa empresa.
La estrategia marca una dirección singular para el territorioAdemás de estos componentes que podemos denominar básicos, la empresa necesita una diferenciación en el mercado que es lo que le garantiza que los clientes acudan a ella para satisfacer sus necesidades. Así, en cada segmento del mercado, hay empresas posicionadas de formas muy distintas (por precio, por calidad, por durabilidad, por especialización en un subsegmento, por servicio,.....)
Imaginemos que hablamos, por ejemplo, de una empresa del sector turístico. Esa empresa, deberá optar por trabajar para un turismo de masas (el modelo de precios bajos, sol y cerveza, por ejemplo), o por todo lo contrario (turismo de élite con servicios de lujo), o bien por un turismo especializado (avistar pájaros, la experiencia del cultivo del café, el descenso de barrancos, excursiones en el desierto, una ruta por las misiones jesuíticas o un descubrimiento de la gastronomía regional entre muchas otras posibilidades). Es decir que, la empresa, debe definir un objetivo que compartirán y hacia el que se orientarán sus distintos departamentos. Y debe tomar esta decisión porque es la que va a definir los clientes que tendrá, los servicios que deberá prestarles y porque esta especialización es la que hará que los clientes recurran a ella en vez de a cualquier otra. Por lo tanto, la especialización de la empresa es el motivo por el que atraerá clientes que van a utilizar sus servicios/productos.
Es decir que la empresa necesita disponer de dos factores complementarios sin los cuales no podrá salir adelante: por un lado, su estructura básica conformada con los 4 componentes mencionados (producción, comercialización, finanzas y recursos humanos) que le permiten operar como empresa y, por otro, una estrategia, es decir, una especialización que la singularizará en el mercado, una dirección hacia la que avanzar, que orientará la acción de los 4 componentes de su estructura y que le permitirá generar ingresos para alimentarse y crecer.
La misma filosofía se aplica exactamente a las ciudades aunque con un grado de complejidad mucho mayor. En efecto, porque allí donde la empresa necesita cubrir 4 ámbitos (producción, comercialización, finanzas y recursos humanos), las ciudades necesitan dotar adecuadamente 17 ámbitos: eso es, ¡los 17 ODS! Los ODS son los que le permiten a la ciudad navegar entre el resto de ciudades de forma que pueda compararse a ellas.
Y, como en el caso de las empresas, las ciudades necesitan también un norte hacia el que avanzar, una dirección que oriente la actuación de los distintos actores locales y que dote a la ciudad de una diferenciación frente a las demás ciudades. Esa diferenciación es la que le garantizará que haya talento, empresas, conocimiento o visitantes que acudan a ella para desarrollar sus proyectos vitales, económicos o de ocio.
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Creo que con esta comparación puede quedar claro que:
una ciudad necesita, a la vez, desplegar los ODS y disponer de su propia estrategia local
ambas son necesarias para que la ciudad se transforme y construya un nuevo futuro de prosperidad para todos sus habitantes
si se trabajan los ODS sin estrategia de ciudad puede que se mejoren algunos aspectos de la ciudad (por ejemplo, las políticas de género u otras) pero no se desarrolla ninguna personalidad ni tampoco ninguna excelencia de la ciudad.
y, siendo así, la ciudad no tendrá capacidad de atracción para actores que son necesarios para construir la nueva sociedad local del S.XXI (talento, creatividad, iniciativa, tecnología, cultura,...). No solo esos actores deseados no se acercarán a la ciudad sino que, más grave todavía, el talento y la iniciativa local preferirán desarrollar sus proyectos en otros lugares que les ofrezcan mayores atractivos.
En resumen
El objetivo de los ODS, es el de igualar a la ciudad a las demás ciudades del mundo dotándola de unos servicios y un entorno determinados con una calidad comparable a las demás ciudades. Los ODS tienen una vocación igualadora entre todas las ciudades.
Al contrario, una estrategia es, en primer lugar, diferenciadora. La estrategia de la ciudad es la encargada de dotar a esa ciudad de un perfil propio que la identifica entre las demás ciudades. La estrategia es la que va a conseguir que esa ciudad sea excelente en un aspecto u ámbito determinado (es decir, que sobresalga entre todas las demás ciudades). Y esa diferenciación va a ser el motivo por el que empresas, profesionales, talento, conocimiento o turistas van a acudir a esa ciudad proporcionándole la pujanza y el dinamismo que van a mejorar la prosperidad de la ciudad y de su ciudadanía.
¡Adelante con vuestros comentarios!