Por qué es necesaria una estrategia territorial? (2)
En el post anterior veíamos que no es una forma adecuada de definir un Plan de Gobierno el definir las actuaciones a realizar desde cada uno de los ámbitos de gobierno.
Al hacerlo de esta manera, dejábamos muchos cabos sueltos y no éramos capaces de hilvanar un plan coherente en el que las actuaciones de un ámbito se integraran o reforzaran las de los demá ámbitos. Además, podemos intuir que, en esta situación, un gobernante caerá, al no disponer de criterios claros, en la arbitrariedad en la asignación de los recursos de que dispone. Quizá dará prioridad a los problemas de los que sea más consciente o que le toquen más de cerca, quizá le hará caso a sus consejeros o aplicará cualquier otro "criterio"poco fundamentado y, en cualquier caso, poco en sintonía con las verdaderas prioridades del territorio que gobierna.
Entonces, si las preguntas no deben plantearse así, ¿cuál es la manera de plantearlas para poder obtener las respuestas correctas? El documento del que os hablaba en mi post anterior está compuesto de varias partes. Lo han elaborado distintos especialistas que han definido, cada uno de ellos, un plan de actuación para su área específica. Lógicamente, cada uno de ellos ha incluído todas las actuaciones posibles en su área. Es decir, en este planteamiento los objetivos son los de cada uno de los autores que elaboran una parte del documento. Para uno, las infraestructuras, para otro, la economía o la fiscalidad o la educación o cualquier otro aspecto de la gobernabilidad del territorio. PERO NO SE CONSIDERA EL TERRITORIO COMO ENTE A GESTIONAR.
Lo que se gestiona con este enfoque, insisto, son las infraestructuras o la economía o la fiscalidad o la educación o cualquier otro aspecto de la gobernabilidad del territorio. Pero no se gestiona el territorio. Y ése es el error de aquel enfoque. El no considerar el territorio como un todo, como un ente con personalidad propia con sus activos, sus recursos, sus posibilidades, sus limitaciones, sus necesidades, sus anhelos y sus problemas también. Parece evidente, tras verlo bajo esta óptica, que ese planteamiento puede llevar a grandes incongruencias y a grandes despilfarros de recursos públicos.
Un enfoque distinto
Imaginad ahora que apostamos por centrarnos en un producto determinado de nuestra tierra. A modo de ejercicio, pongamos que somos una región latinoamericana en la que hay olivos y que decidimos construir el futuro de la región a partir de ello dado el aumento del consumo de aceite de oliva en el mundo (USA, China, Europa,....) y su valor elevado en el mercado.
Si decidimos apostar por convertirnos en una región orientada a la producción del aceite de oliva y utilizamos esa idea como eje conductor del gobierno regional, eso nos permitiría orientar las actividades de la administración pero también las de los demás agentes regionales. Por ejemplo,
podrían derivarse de este planteamiento inicial las siguientes propuestas:
Potenciar el conocimiento sobre la oliva y el aceite (técnicas de riego, cultivo, nuevas variedades, investigación de cualidades alimenticias, medicinales, cosméticas,......). Responsables: las Universidades y Centros de Conocimiento
Impulsar la capacitación de la población en todo tipo de técnicas relacionadas con el cultivo de la oliva y con la producción del aceite. Responsables: el sector educativo así como las organizaciones sociales, agrarias,....
Impulsar la industria elaboradora de productos derivados de la oliva. El aceite, pero también otros productos alimenticios, cosméticos o farmacéuticos. Con ello conseguimos incrementar el valor que agregamos a los productos y, en consecuencia, multiplicar los ingresos generados por la exportación. Responsables: los sectores empresariales
Definir y promover un plan de infraestructuras que responda a las necesidades de una región orientada a la producción y exportación de aceitunas, aceite y sus elaborados (obras hidrológicas, carreteras, ferrocarril, puertos, zonas logísticas,.....). Responsable: la Administración pública.
Impulsar el desarrollo territorial de ciudades y comarcas dentro de la región para que cada uno de ellos pueda definir e impulsar su propio futuro en el marco de la estrategia regional y conseguir así que el progreso pueda alcanzar a todas las zonas de la región. Responsables: las Administraciones regional y las locales.
Promover un plan de turismo alrededor de la idea del aceite que complemente el catálogo de recursos económicos de la región (que contaría así con agricultura, industria y turismo). El turismo permitirá aportar beneficios económicos a un mayor rango de actividades y sectores de la población. Los recursos a poner en valor son paisajes, gastronomía, cultura tradicional, turismo de experiencia, patrimonio histórico-artístico,....... Responsable: las Administraciones regional junto con los sectores sociales y económicos implicados.
(Nota: Cuando apunto un responsable de cada actuación, tan solo pretendo señalar un liderazgo en unas actuaciones que, casi con seguridad, van a involucrar a otros agentes territoriales).
Hasta aquí el ejercicio imaginario que he desarrollado sobre una región imaginaria pero que nos muestra cómo, partiendo de una idea-objetivo, impulsar la economía alrededor de un producto concreto, nos permite orientar muchas de las políticas de la administración y dinamizar a los distintos actores locales otorgándoles un rol importante en el desarrollo del territorio. Nos muestra también cómo, alrededor de un producto de la tierra, podemos generar actividad económica industrial y de servicios. Nos permite generar, además, unas políticas sectoriales que, al derivarse de una misma idea, se complementan y generan sinergias entre ellas.
Esa idea-objetivo le da a la administración y a cada uno de sus departamentos una pauta muy clara de cuáles deben ser sus prioridades y cómo orientar sus políticas. Esta constatación nos reafirma en que el enfoque no debe ser empezar definiendo cada una de las partes de un plan sino que debemos empezar por una visión global y, de ahí, resultará casi natural ir desgranando los detalles de las actuaciones necesarias en cada apartado.
La respuesta adecuada, por lo tanto, surge de forma natural, si planteamos las preguntas desde la perspectiva general del territorio y no, desde cada uno de los ámbitos de gobierno: pensando en el territorio como un todo, y definiendo un objetivo para él. Esta forma de plantear las cosas es lo que llamamos definir una estrategia.
En la tercera y última entrega de este escrito vamos a sacar conclusiones y os voy a enunciar una serie de ventajas de trabajar a partir de una estrategia territorial/local así como, de las desventajas de hacerlo sin ella.