¿Por qué la forma de definir la estrategia en las grandes ciudades no funciona en ciudades intermedias o territorios rurales?
Hoy quiero referirme a un elemento metodológico clave en la definición de las estrategias locales y territoriales. Y para hacerlo, voy a apoyarme en el proceso estratégico que siguió Barcelona por el que la que era, durante los años 80 del siglo pasado, una ciudad europea entre tantas otras, pasó a situarse en la liga de las más destacadas del mundo.
Para definir la estrategia en ciudades intermedias
Como primer paso quisiera presentaros el proceso que utilizo en mis proyectos estratégicos (es el que tenéis en la 1ª imagen, al lado de este párrafo) frente al que se utiliza más habitualmente para definir una estrategia local o territorial (en la 2ª imagen, un poco más abajo).
La diferencia fundamental salta a la vista y está en la dicotomía Matriz FODA frente a Plan de Futuro (los dos textos en rojo en cada imagen). Una herramienta para la toma de decisiones gestionada por técnicos (FODA) frente a un trabajo participativo (Plan de Futuro) para decidir, en ambos casos, la visión de futuro de la ciudad.
La de esta segunda imagen es la utilizada en las grandes ciudades para definir planes estratégicos y, por derivación, también es la que se aplica en la mayoría de ciudades intermedias. Sin embargo, lo que puede funcionar en una gran ciudad no suele funcionar casi nunca en las ciudades intermedias. Voy a contaros por qué.
Y para contároslo, permitidme hacer una breve exposición del proceso estratégico que siguió Barcelona.
El caso de Barcelona y los JJOO del '92
Tras llegar la democracia a España (constitución del año 78), Barcelona diseñó un plan para su transformación (abrirse al mar, recuperación de los barrios más degradados, eliminación de asentamientos informales, nuevo aeropuerto, construcción de las "rondas" de la ciudad,......).
Se presentó entonces la oportunidad de celebrar en la ciudad unos Juegos Olímpicos, circunstancia que ofrecía dos aportaciones en una: permitía atraer un gran volumen de inversiones para hacer frente a todas las obras que se querían llevar a cabo y, por otra parte, podía ser un trampolín para que la ciudad diera un salto internacional.
Por lo tanto, los JJOO garantizaban los recursos para efectuar las ingentes obras de transformación que la ciudad requería. Pero hacía falta otro factor esencial tanto para el éxito de los Juegos (que se siguen recordando todavía como los mejores JJOO de la historia) como para la proyección exitosa de Barcelona como nueva ciudad a tener en cuenta en el ámbito internacional. Ese factor eran las personas, la ciudadanía y los actores locales, de los que se necesitaba todo el apoyo para que la magna operación fuera un éxito.
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Barcelona lanzó entonces una gran operación de comunicación creando "los voluntarios" de los JJOO. Todo aquél que quisiera podía prestar sus servicios como voluntario para la organización de los Juegos. Y así fue como decenas de miles de
Barcelona (rafaelvargas.com)
personas fueron las que llevaron a cabo esa organización, dedicando, muchos de ellos, el tiempo de sus vacaciones a recoger la ropa de los atletas, trabajar en las cantinas para los deportistas, acompañar a las delegaciones o mil otras tareas. Esa campaña no solo tuvo el resultado de generar una atención excelente a los visitantes durante los Juegos sino que consiguió que todo un país se sintiera orgulloso de Barcelona y de acoger los JJOO. Y, sin duda, esta actitud positiva de la población contribuyó en un alto grado a que esa fiesta global fuera un éxito.
Con ello, Barcelona se presentó al mundo como una ciudad con una capacidad organizativa superlativa y promocionó todos sus demás triunfos: la cultura, el arte, el diseño, el clima, la apertura a la diversidad, la gastronomía, la modernidad. Y eso fue la "marca Barcelona".
El modelo de desarrollo consistió, pues, en la definición de una visión de futuro de la ciudad por un núcleo político-técnico seguida de la obtención de recursos y de la movilización de la ciudadanía en pro del proyecto.
Pero, ¿qué ocurre en una ciudad intermedia?
Sin embargo, es evidente que el proceso que tuvo lugar en Barcelona no es fácilmente replicable por otras ciudades de su misma dimensión (1,5Mh.) o, incluso, mayores. Además de todos los recursos de una gran ciudad, fue necesario que coincidieran uno de esos Alcaldes históricos que no se dan más que cada muchos años -Pasqual Maragall-, más la suerte de que un barcelonés fuera Presidente del COI en aquel momento -Juan Antonio Samaranch-. Esos dos factores coincidieron para que se pudieran aunar todos los esfuerzos de todos los actores en favor de la transformación de la ciudad.
Entonces, ¿qué hacer si la tuya no es una gran ciudad (y, por lo tanto, no dispone de los recursos de las grandes ciudades), si su Alcalde es un buen Alcalde pero no, un Alcalde histórico de personalidad arrolladora, y si no se dan en la ciudad otras circunstancias extraordinariamente favorables?
La respuesta consiste en disponer de una metodología que, en las condiciones normales de una ciudad intermedia, sea capaz de: 1) definir el mejor proyecto de futuro para la ciudad, 2) implicar a la ciudadanía y a los actores locales en la construcción de ese futuro y 3) movilizar los recursos necesarios. Repasemos esos tres requisitos:
1) El mejor proyecto de futuro para la ciudad no es el más brillante, el más inesperado o ni siquiera aquel que propone el mejor experto internacional en desarrollo local. No, el mejor proyecto de futuro para la ciudad es aquel que es capaz
La propuesta metodológica que incorpora a la sociedad
de generar la ilusión y el consenso de la sociedad local; aquél en el que todos están dispuestos a invertir. Es importante aclarar que "sociedad local" no se refiere solo a las élites de la ciudad sino al conjunto de sus habitantes y de sus instituciones.
2) Para implicar a la ciudadanía, no vamos a disponer de los recursos necesarios para una gran operación de comunicación como ocurrió en Barcelona. Y, sin embargo, son imprescindibles tanto la colaboración de los ciudadanos como la implicación activa de los actores locales (empresas, universidades, ONG's, barrios,...). La solución a esta cuestión, para ciudades intermedias o incluso para provincias o regiones, está en involucrar a su ciudadanía y sus actores locales desde el momento cero. Es decir, si queremos contar con nuestros conciudadanos para llevar a cabo el proyecto de futuro de la ciudad, necesitamos definir ese proyecto con ellos. Es la idea de "la hoja en blanco" que encontrarás en el siguiente inciso.
3) Conseguir recursos. Hay varias fuentes para conseguir recursos. y la metodología que os propongo permite aspirar a todos ellos, cada uno por una vía diferente. 1) Lo primero es conseguir los recursos más próximos. Es decir, los de la administración municipal, por supuesto, los de la regional y los de la nacional. 2) Es necesario también movilizar recursos privados locales: los que vayan a aportar las empresas y los inversores locales. 3) Por último, nos interesará recurrir a posibles recursos de fuentes multilaterales (BID, BM, CAF, CE, PNUD,...).
Con un plan de futuro que cuente con el consenso y el apoyo efectivo de los actores locales, los inversores locales van a orientar sus inversiones en pro de ese proyecto (y, por supuesto, en su propio beneficio porque tienen la percepción de que el progreso de la ciudad se va a producir en esa dirección). Un proyecto de consenso implica que los actores locales van a ir juntos a solicitar recursos a las administraciones superiores (regional, nacional) y así es improbable que esas se resistan a contribuir al mismo. Por último, un proyecto de futuro que cuenta con los actores locales y con el apoyo de las administraciones superiores tiene las máximas probabilidades de acceder a fondos multilaterales.
¿Cómo aplicarlo en cualquier territorio?
La respuesta para conseguir los 3 requisitos mencionados, pasa por cambiar el método de definición del plan de desarrollo. En particular, se trata de definir el proyecto de futuro de la ciudad junto a los actores y a la sociedad local. Una palabra clave es tejer alianzas entre los actores locales, conjurarse con ellos para construir ese nuevo futuro de la ciudad.
Podremos tejer esas alianzas solo si, desde la municipalidad, entendemos a los demás actores locales como socios en ese proyecto de futuro. Y, por lo tanto,
contando con ellos desde el momento inicial. Por eso es necesario reemplazar el trabajo de los especialistas alrededor de la matriz FODA por un proceso de definición consensuada del proyecto de futuro de la ciudad junto a los actores locales.
Y haremos eso trabajando con un grupo seleccionado de ciudadanos representativos (en vez de a un grupo técnico reducido, ya sean consultores, profesores universitarios, técnicos municipales o políticos) la definición de la visión de futuro de la ciudad así como la de los ejes estratégicos a desarrollar. Todo ello cabe en no más de 10 páginas y constituirá el primer capítulo de nuestro nuevo Plan Estratégico.
Una vez definida esta visión de futuro de la ciudad, retomaremos el procedimiento habitual mediante grupos de trabajo sectoriales que avanzan en el diseño del detalle de cada ámbito del plan de desarrollo que estemos definiendo. Pero ese trabajo se hace ahora en el marco de un proyecto de futuro común cuyos objetivos de ciudad, previamente definidos por la ciudadanía, deben orientarse a cumplir todos los ámbitos sectoriales.
Es decir, vamos a definir conjuntamente cuál es la ciudad que imaginamos para el futuro y la que nos comprometemos a construir juntos. Este enfoque nos permite, además de obtener el compromiso de los actores involucrados, poner en juego la inteligencia territorial y, de esta forma, hacer aflorar la innovación territorial.
Por supuesto, hay que considerar muchos aspectos, sobre todo en el momento en que pretendemos pasar a la práctica. A quienes les interese adentrarse un poco más en los entresijos de estos temas, les recomiendo mi "Guía para políticos y técnicos del Desarrollo Local y Territorial", libro del que pueden obtener más información en esta página.
Aplicable a distintos entornos y situaciones
Quiero reseñar que el método que propongo (de definición conjunta de la visión de futuro del territorio) es aplicable a un montón de situaciones y necesidades territoriales distintas como son (y puedo afirmarlo porque lo he aplicado ya a casi todas):
La ciudad de Toledo, España
Ciudades intermedias
Ciudades inmersas en el área metropolitana de una gran ciudad
Regiones, Provincias y Departamentos
Para la lucha contra la despoblación en regiones rurales
Distritos de una gran ciudad
Para crear la identidad de una región a partir de sus provincias
Definir el Plan de Proyección Internacional de una ciudad o región
Definir las líneas estratégicas de un programa electoral local o regional
Para todas estas realidades, el esquema será el mismo y simplemente habrá que adaptar el diseño del proceso participativo a cada caso para asegurar que contamos con la implicación de los distintos actores territoriales.