¿Qué territorio para un Desarrollo Territorial eficaz?
En nuestro ámbito pronunciamos a menudo las palabras "Desarrollo Territorial" dando por supuesto que todos entendemos lo mismo y, por ello, sin prestarle mucha atención. Me parece útil, sin embargo pensar acerca de la segunda parte de la expresión: la palabra "Territorial". ¿Es posible impulsar el desarrollo de cualquier territorio? ¿ese territorio debe cumplir determinadas condiciones previas? Quizá la pregunta exacta a plantear es: ¿qué condiciones iniciales mínimas debe reunir un territorio para poder impulsar su desarrollo con buenas probabilidades de éxito?
La respuesta a esta pregunta es importante pues podría ser que necesitáramos, de forma previa a iniciar un proceso de desarrollo, estudiar bien cuál debe ser el perímetro del territorio en el que vamos a trabajar. Hoy os propongo contestar a esta pregunta. Y, para ello, vamos a reflexionar acerca de dos casos de éxito.
El hotel de la cooperativa de turismo Tosepan Kali en Cuetzalan
Dos casos que han conseguido el éxito a pesar de la reducida población con que cuentan. Se trata de Cuetzalan del Progreso, Puebla, México y Salinas de Guaranda, Bolívar, Ecuador. Dos lugares que han conseguido "exportar" productos hacia el exterior; hacia el resto del país e, incluso, internacionalmente.
¿Son replicables estos casos de éxito?
Una característica de ambos procesos, como os he adelantado, es que se han producido en comunidades de pequeña dimensión: Cuetzalán del Progreso, un municipio de Puebla, México de 45.000 habitantes pero con una cabecera urbana de solo 6.000, mientras Salinas es una pequeña comunidad rural de la provincia de Bolívar, en Ecuador. Además, podemos decir que en ambos casos el desarrollo producido ha sido de tipo "endógeno". Es decir, lo que allí se ha conseguido se ha alcanzado, esencialmente, a partir de la iniciativa local y con apoyos externos.
Otra característica común de ambos casos es que han sido posibles gracias a un fuerte liderazgo. En el caso de Guaranda, el de un sacerdote que llegó al pueblo en el año 1971 (ver el video que acompaña al post). En el de Cuetzalan y su Unión de Cooperativas Tosepan, el inicio es un movimiento basado en los valores de la comunidad nahuatl y se sitúa en 1977 como queda reflejado en la historia narrada en su página. En ambos casos el desarrollo ha alcanzado a una parte muy importante de la población mejorando notablemente sus condiciones de vida.
En cuanto empezamos a indagar, vemos que ambos casos tienen una característica que les hace poco interesantes para intentar replicarlos. Ambos han tomado de 30 a 40 años para alcanzar el nivel de desarrollo que tienen actualmente. Han sido muy lentos para lo que deseamos puesto que nosotros deberíamos aspirar a que los procesos que impulsemos generen cambios significativos en 5 años, un progreso mayor en 10 y, una transformación plena del territorio en 15 o 20 años.
¿Cuáles son las carencias que han hecho tan lentos a estos dos procesos?
Si identificamos esas carencias, probablemente podremos definir un marco mínimo para cualquier proceso de desarrollo que queramos impulsar.
Son tres las carencias importantes con las que ambos territorios han tenido que luchar: por un lado, la ausencia de un tejido empresarial con potencial para impulsar la economía más allá del propio territorio; por otro, la ausencia de centros de conocimiento que pudieran aportar propuestas basadas en el conocimiento, la tecnología, la investigación y la innovación; por último, ninguna administración pública les dio un apoyo relevante. Sin duda estos son los motivos del crecimiento tan lento en los territorios que analizamos.
El éxito de esos casos, en definitiva, proviene de un fuerte liderazgo que fue capaz de sumar las voluntades de la población hacia un objetivo común y que fue capaz de mantener esta situación durante muchos años. Creo que es muy reseñable que solo con eso fueron capaces de construir una mejora de las condiciones de vida para la población y eso nos habla de la tremenda fuerza que tiene la movilización de la población en favor de un objetivo común a pesar de tener casi todas las condiciones en contra.
Pero, regresando al razonamiento que nos interesaba, para poner en marcha un plan de desarrollo territorial (en cualquier territorio subnacional) y conseguir una velocidad razonable de ese desarrollo necesitamos que ese territorio disponga de unos elementos básicos. En efecto, impulsar el desarrollo de una comunidad implica que esa comunidad tenga la capacidad de producir unos bienes o servicios y de "exportarlos" a mercados externos (ya sea en el mismo país o en el exterior).
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Y para ello requiere, a su vez, unas condiciones de partida puesto que va a necesitar asegurar aspectos como una cantidad suficiente de producción, una calidad sostenida, crear una marca de calidad, promocionarla, disponer de servicios logísticos (almacenaje, envasado, transporte, distribución,...) o disponer de financiación así como de capacidad de gestión del proceso. Se requiere, además, que los productos vayan mejorando, añadirles valor progresivamente y hacerlos competitivos en los mercados a los que deseamos acceder y todo ello necesita ir acompañado de una capacidad de análisis estratégico. Si, en su caso, la apuesta de desarrollo del territorio no fuera del tipo de producción de bienes sino turística necesitaríamos también de estos mismos servicios u otros comparables.
Los elementos básicos para generar el desarrollo de un territorio
Para ser capaz de todo esto y llevar a cabo un desarrollo en un plazo de tiempo razonable opino que el territorio debe contar, desde el principio, con:
la existencia de un liderazgo local, normalmente, político, con una voluntad clara de impulsar el desarrollo del territorio que administra y de su población,
la disponibilidad de al menos un actor potente del sector del conocimiento (universidad, centro tecnológico o de investigación) y
la existencia de un tejido empresarial con capacidad para crecer y para potenciar el desarrollo que buscamos.
Por supuesto, será necesario implicar a esos actores en el proyecto así como a la sociedad civil y será conveniente también añadir los recursos que pueda aportar una administración superior (nacional o regional o un organismo multilateral). Pero esas son etapas a cubrir una vez asegurada la existencia de los elementos sin los que sería muy difícil transformar un territorio en beneficio de sus habitantes.
Conclusiones: Requisitos para el territorio en un proceso de desarrollo territorial
Una vez enunciados estos elementos, se hace evidente que el territorio para el que queremos definir y poner en marcha el plan de desarrollo necesita tener una dimensión suficiente como para disponer en su seno de estos elementos o para ser capaz de generarlos. Puede ser una ciudad mediana (quizá a partir de 50.000 habitantes y que disfrute de al menos un centro universitario) o bien una región o provincia con una ciudad capital o bien un grupo de ciudades pequeñas y pueblos que deciden trabajar conjuntamente u otros escenarios que puedan presentarse.
El desarrollo se producirá cuando un liderazgo local sea capaz de movilizar al conjunto de actores del territorio y de alinearlos hacia una dirección común de forma que cada uno de ellos aporte su esfuerzo a la mejora del desarrollo del territorio.
Y, si lo que deseamos es impulsar el desarrollo en una zona alejada de núcleos importantes (lo que ocurre habitualmente en el caso de industrias extractivas), en mi opinión debemos ampliar la zona de actuación para que esa zona ampliada incluya todos los elementos requeridos. Puede ampliarse así la zona en desarrollo a la región o provincia en la que se encuentra la zona de extracción de recursos de forma que se disponga del conocimiento y del músculo empresarial que se requiere.
Aquí dejo esta reflexión básica deseando que, en vuestro próximo proyecto de desarrollo territorial, la definición del territorio sea una de las primeras cuestiones que os planteéis.