Smart Cities y Desarrollo Local
He estado estos días en el congreso #SmartCityExpo de Barcelona para captar cuál es el punto de desarrollo de este concepto, en qué punto de la realidad se encuentran las "Smart Cities". Y ello, obviamente, en la óptica de su repercusión en el desarrollo económico de las ciudades.
Smart Cities es un concepto nuevo, en la línea de otros que también se están manejando en estos tiempos como Green Cities o como la Tercera Revolución Industrial. Nuevos conceptos que intentan marcar el camino hacia el futuro, hacia el nuevo paradigma que necesitamos adoptar para salvar la difícil situación global actual. Una situación de crisis económica generalizada, una situación de agotamiento del modelo que nos ha permitido el crecimiento sostenido de los últimos 50 años pero que no da para más y que, sobre todo, es absolutamente insostenible para los recursos del planeta.
Por eso me parecía interesante ver, de verdad, en qué punto de desarrollo se encuentra el concepto "Smart City". Y el "SmartCityExpo" que se está celebrando estos días en Barcelona parecía el lugar y el momento ideal para ello. Pues bien, lo que sigue es lo que os puedo contar tanto de mi visita como de lo que dijeron los ponentes y de mis conversaciones con diversos expertos.
¿Qué he sacado de SmartCityExpo?
Los expositores presentes en el evento son, básicamente, de tres grupos: las grandes compañías de servicios (electricidad, agua, gas, telecomunicaciones), una gran cantidad de empresas que ofrecen soluciones tecnológicas más o menos puntuales (sensores, sistemas de control, software de gestión y control) y algunas grandes consultoras internacionales. Ah! Me olvidaba. ¿Y realizaciones? ¿Proyectos operativos?
De ésas, muy poquitas cosas. La "calle inteligente" recientemente inaugurada por Sant Cugat (un proyecto piloto que durará 6 meses tras los cuales se quiere aprender y sacar conclusiones) o el sistema de riego inteligente de Tarragona. También el inicio de gestión inteligente del 22@ de Barcelona. Como véis, pequeñas cosas, incipientes, y en fase de exploración.
Manu Fernández
Por eso he sacado la impresión de que se trata de un futuro que se va acercando pero que todavía estamos dibujando. Un futuro en el que nos vemos obligados y empujados a entrar por el agotamiento de nuestro viejo modelo económico pero que todavía no sabemos cómo va a ser.
Para reforzar esta impresión, os diré que Manu Fernández, editor de Ciudades a Escala Humana, me comentaba que muchas de las ideas que se oyen en este congreso nunca se harán realidad y yo le añadí que, probablemente, sí se harían realidad ideas en las que nadie ha pensado todavía.
¿Y entonces, qué?
Ante este panorama, la pregunta para cualquier ciudad mediana es: esto es para nosotros? o es preferible esperar a que se clarifiquen los conceptos y las propuestas para entrar en este jardín? Mi opinión, desde el punto de vista del Desarrollo Económico Local y desde la Innovación, no deja lugar a dudas: cualquier ciudad debe plantearse, desde hoy, su futuro como smart city puesto que éste es el futuro. Pero dejadme continuar con mi exposición.
Sobre cómo puede ser ese futuro, una de las voces más autorizadas probablemente sea la de Jeremy Rifkin. El valor de su trabajo reside en que no lo ha hecho desde un despacho sino que lo ha estado haciendo durante los últimos años en contacto con administraciones y también con empresas en distintos continentes. En una especie de realimentación permanente en la que, por un lado, les expone su imagen del futuro y, a la vez, incorpora las impresiones y las ideas de unos y otros.
Jeremy RifkinEn su reciente libro, "La Tercera Revolución Industrial", que os comenté brevemente en mi último post, Rifkin nos dibuja una nueva era postcarbónica -en la que ya no se utilizan fuentes de energía basadas en el carbono- que se construye sobre 5 pilares: 1) el desarrollo de las energías alternativas, 2) la conversión de todos los edificios actuales en centrales de autogeneración eléctríca, 3) la instalación de medios de almacenaje eléctricos en todos los edificios y en las redes eléctricas (puesto que las energías renovables son discontinuas -el sol, el viento-, es necesario almacenar energía para los momentos en que no podemos generarla), 4) la aplicación de las tecnologías 2.0 de Internet a la interconexión entre edificios, vehículos, etc de forma que se obtenga una red inteligente de gestión de la energía, y 5) la substitución del parque de vehículos actual por vehículos eléctricos.
Este dibujo, que es plenamente consistente, es económicamente viable y, sobre todo, genera una cantidad ingente de puestos de trabajo desde el sector de la construcción y el de las instalaciones al del automóvil y el de los equipos de generación y almacenamiento de energía eléctrica.
Quizá ahora, después de leer el planteamiento de futuro de Rifkin, os encaje mucho más la composición de los expositores de SmartCityExpo: grandes compañías de servicios, empresas tecnológicas y consultoras.
Greg ClarkDejadme aportar otra de las afirmaciones hechas durante el congreso antes de sacar algunas conclusiones para las ciudades. Nos podríamos plantear otra pregunta: ¿Sustituye la evolución de una ciudad hacia el modelo smart city a su estrategia de desarrollo económico? La respuesta la dió Greg Clark, sin necesidad de que le plantearan la pregunta. Dijo que el hecho de avanzar hacia una smart city NO garantiza el desarrollo económico local. Y eso sí que nos interesa mucho a los miembros de este blog. Parece casi obvio que la transformación de una ciudad en ciudad inteligente tenga que llevar aparejado un desarrollo económico brillante de esa ciudad. Clark nos dice que eso no tiene porque ser así si no se hacen las cosas adecuadamente.
Razones de una ciudad para evolucionar hacia una ciudad inteligente
Recapitulando, ahí van mis argumentos para afirmar que cualquier ciudad mediana, no digamos, las grandes, debe plantearse su futuro como el de una ciudad inteligente
1) Porque el futuro va a ser ése y, por lo tanto, no tiene sentido oponerse a la evolución que va a ir viniendo (recordemos que los grandes operadores de servicios van a ir en ese sentido y también los países van, progresivamente, a apostar por esta línea de desarrollo)
2) Si tenemos inversiones previstas, puede ser bueno considerar si van en esa línea (intentar construir redes de comunicación en la ciudad apoyándose en los operadores de agua, gas, etc., adoptar alumbrado de bajo consumo, controlar los semáforos o el riego de forma inteligente, incorporar recogida de datos a las nuevas concesiones de recogida de basura, etc.). Pueden ser decisiones de bajo coste que vayan preparando la ciudad para la evolución futura.
3) Las grandes inversiones de futuro (la implantación de energías alternativas en edificios, las nuevas redes de gestión de la energía, los sistemas de alimentación de vehículos eléctricos en nuestras ciudades) se desarrollarán antes donde haya más mercado -las ciudades más importantes- pero también en aquellos entornos que resulten más favorables (en los que ya se haya hecho una parte del camino o en los que la ciudad se muestre más abierta y dispuesta a favorecer el despliegue de dichas inversiones)
4) El plantearse esta evolución desde ahora puede permitir a las ciudades ayudar a sus empresas a incorporarse a esta nueva ola de desarrollo a través de las inversiones que se hagan localmente. Y, como siempre, las empresas que estén al principio en ese mercado serán las que más probabilidades tengan de crecer y desarrollarse.
5) Al ser éste un movimiento incipiente nos asegura que aparecerán oportunidades que no podemos ni imaginar en este momento. Todo lo que hayamos avanzado en el momento en que surja una de ellas nos podrá permitir aprovecharla inmediatamente.
6) Para las ciudades europeas, los proyectos relacionados con la evolución hacia lo "smart" va a ser una de las pocas formas de conseguir fondos europeos significativos puesto que este concepto encaja de lleno en la apuesta de la UE en su estrategia 2020.
7) Por último, para las ciudades con vocación de liderazgo, el ser de las primeras en subirse al carro puede permitirles desarrollar una imagen de marca que trascienda más allá de sus regiones y países de origen.
El concepto smart city implica cambios profundos en el urbanismo, en la energía, en el transporte, en residuos y en la gestión del agua. Pero todo ello genera grandes oportunidades de desarrollo económico que deben considerarse y ser planificadas para sacar provecho de ellas.
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