Transformar es construir algo nuevo
...enfocar la energía, no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo...
UNO
He tenido hoy la suerte de leer un tweet publicado por @Fuedicho a quien le doy las gracias. Y le doy las gracias porque la frase de Sócrates que presenta ilustra de maravilla un error que se comete frecuentísimamente en la definición de la estrategia de desarrollo de ciudades y regiones.
La frase de Sócrates dice así:
"El secreto del cambio es enfocar toda tu energía no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo"
La frase encaja en el presente de las ciudades porque lo que necesitan ahora todas las ciudades es una transformación profunda, un cambio de paradigma, darle la vuelta al calcetín tanto de la organización como del funcionamiento actual de cualquier ciudad.
DOS
Me suele ocurrir, cuando estoy trabajando con los actores locales de una ciudad para definir la estrategia de futuro de esa ciudad, que alguno de los participantes se levante y diga que, en mi metodología, falta tener en cuenta los problemas que enfrenta la ciudad como punto de partida de nuestro trabajo conjunto.
Confieso que la primera vez que me ocurrió eso me quedé, momentánemanete, descolocado y que esa pregunta me hizo reflexionar. La respuesta, no obstante, viene de uno de los primeros axiomas que, sobre la gestión de la ciudad, expongo en mis charlas y talleres.
La gestión de la ciudad tiene dos caras:
Una es la gestión del día a día. Es decir, el conseguir que la ciudad siga funcionando como un entorno adecuado para el desarrollo de la vida de sus habitantes.
La otra es la gestión del futuro. Es decir, gestionar la evolución de la ciudad de forma que se vaya transformando para mejorar la prosperidad y la calidad de vida de sus ciudadanos, que avance hacia la mejora ambiental y la proyección exterior.
Ambas son responsabilidades de los gobernantes pero son complemenarias: es necesario seguir manteniendo y mejorando la ciudad y su gestión diaria a la vez que hay que mirar al futuro y pensar en la mejor situación posible de nuestra ciudad en ese futuro.
Las transformaciones en las ciudades se van a dar a causa de dos transiciones obligadas: la transición ambiental (energía, agua, residuos, movilidad, naturaleza urbana,…) y la transición digital (relaciones con la ciudadanía, gobernanza, datos, simulación, 5G, Inteligencia artificial,…). Transiciones que, juntas, van a llevarnos a ciudades completamente distintas a las presentes.
(Nota: Mi trabajo como consultor de ciudades y regiones se concentra en el segundo punto: la estrategia de ciudad o la gestión del futuro.)
TRES
Acabo de regresar de un fin de semana en el que he podido visitar de nuevo Morella, Castellón, España. Es una ciudad con una larguísima historia y una ciudad que recomiendo visitar a todos los que tengáis oportunidad pues merece verdaderamente la pena.
Durante la visita del castillo, bajo un violento e inclemente viento, se ofrece visitar una exposición que relata la historia de Morella desde tiempos prehistóricos (las formaciones rocosas ofrecían un abrigo natural a nuestros primeros ancestros). En esa historia se ve el auge, durante siglos, de una ciudad poderosa tanto por su posición estratégica y su fortaleza como por su pre-industria de artesanía textil.
Continúa el relato diciendo que, en el primer tercio del S.XIX, se presumía que Morella iba a ser una potencia industrial pues exportaba sus tejidos a muchas otras ciudades y disponía de todo lo necesario para ello (conocimiento en su población y riqueza de sus empresarios). Sin embargo, no fue así porque su población vivía tan cómodamente con sus actividades artesanales de ese momento que no les interesó adaptarse e industrializarse. En el año 1.900 Morella contaba 7.330 habitantes. En la actualidad, Morella, si bien es una espléndida ciudad medieval que, en buena parte, vive del turismo, no se cuentan en ella más que 2.500 habitantes.
Morella no es más que una más entre un amplio listado de ciudades que fueron ricas y pujantes en tiempos pretéritos y que hoy, en el mejor de los casos, son espléndidos destinos turísticos con una escasa población. (Siempre recuerdo la profunda impresión que me causó, en el Camino de Santiago, Castrojeriz, los restos impresionantes -iglesias, palacios, castillo, conventos- de una gloria pasada frente a la despoblación y el abandono actuales -2.366 habitantes en 1.900 y 758 en 2021-).
La gestión del futuro de una ciudad -la 2a de las facetas del gobierno local- tiene como objetivo, precisamente, el asegurar que la ciudad pueda navegar a lo largo del tiempo y de los siglos manteniendo o incrementando su prosperidad y su prestigio y evitando caer en la decadencia.
Los momentos de cambio fundamental a lo largo de la historia, como fue la industrialización en el S.XIX o es actualmente el doble cambio ambiental y tecnológico, se dan muy de vez en cuando a lo largo de la historia pero producen cambios profundos en la jerarquía entre ciudades propulsando el auge de unas y hundiendo a otras en la decandencia. Ahora es uno de esos momentos y es necesario abordarlo con una visión amplia y de largo plazo, adoptando cuanto antes los nuevos paradigmas ambientales, tecnológicos y de gobernanza.
CUATRO
Leo en un digital que “El futuro del urbanismo se va construyendo con ideas como ciudades de 15 minutos, edificios mixtos, 'supermanzanas' o quitar coches para plantar árboles". Y parece obvio que ninguna de esas propuestas tiende a resolver un problema (¿cuál sería?) sino a avanzar hacia un nuevo modelo de ciudad.
De nuevo vemos que la solución a los problemas de la ciudad no se encuentra limitándose a plantear cada uno de esos problemas individualmente sino replanteándose la ciudad en su conjunto. Se trata de repensar una ciudad diseñada para los coches -la del S.XX- para dar a luz a una ciudad diseñada para las personas -la del S.XXI-.
Ese objetivo de repensar la ciudad para las personas es un objetivo de ciudad que nos va a marcar el camino para la solución de todos y cada uno de los problemas sectoriales o singulares de nuestras ciudades actuales.
CINCO
Si no abordamos la cuestión de hacia dónde queremos llevar la ciudad, nos quedaremos atascados ante problemas causados por un funcionamiento de la ciudad que ya no es el que corresponde a una ciudad de hoy.
Imaginar el futuro y empezar a construirlo va a darnos nuevas vías de solución de los problemas actuales ya sea
porque esos problemas desaparezcan con los cambios que planeamos
o porque pierdan relevancia
o porque la construcción del nuevo futuro los resuelve
o porque la construcción del nuevo futuro requiere que se resuelvan pero vamos a buscar su solución en el nuevo marco
CONCLUSIÓN
Quizá resulte éste un post un poco deslavazado ya que lo he construido a partir de distintas ideas alrededor de una misma cuestión: la evolución de las ciudades.
Quizá este artículo no sea más que una etapa en un proceso de reflexión y de avance hacia el futuro que debe continuar.
En cualquier caso, espero que estemos de acuerdo en que construir el futuro es algo muy distinto a resolver los problemas del presente y que requieren, el futuro y el presente, actitudes diferentes. Eso es, Morella, en su día, no activó su potencial para transformarse en una ciudad industrial y eso la llevó a la decadencia. No obstante, seguro que han seguido gestionando la realidad del día para que siga siendo un lugar habitable (y muy agradable). El resultado de gestionar el presente pero no, el futuro está llevando a Morella a una reducción de población que la va acercando a esa cifra de los 1.000 habitantes que se suele marcar como límite para la insostenibilidad de la población. ¡Ojalá consigan detener ese decrecimiento!
Sirva esta reflexión miscelánea para que algunas (ojalá que, muchas) ciudades se paren a pensar en su situación actual y sus posibles futuros y ello las lleve a reaccionar para cambiar su enfoque y les permita así asegurarse un futuro próspero en el S.XXI.