Visiones locales desde IberoAmérica
Recientemente he impartido un curso virtual de Desarrollo Económico Local (en adelante, DEL) en el que han participado más de 70 personas -Alcaldes, Concejales, Técnicos municipales y Consultores- en su mayoría de LatinoAmérica (únicamente dos de ellos eran españoles).
El hecho de que las tareas que les encomendé como parte del curso consistieran en ir elaborando un esbozo de plan de desarrollo para sus municipios me ha permitido descubrir las particularidades del DEL en cada una de sus comunidades (ciudades, comunidades rurales, distritos, provincias,....) y también algunas diferencias importantes con el DEL tal como lo desarrollamos en Europa. Y he comprobado cómo, alrededor del mismo concepto de DEL los distintos condicionantes generan distintas formas de enfocarlo, distintas prioridades, con distintas sensibilidades y también con distintas herramientas y recursos.
Dejando claro que cualquiere generalización es excesiva y que a ambos lados del mar existen caso que no encajan en este patrón, puedo identificar 4 grandes diferencias que me han parecido suficientemente significativas como para plasmarlas en este artículo.
1) La primera diferencia es el enfoque del Desarrollo Económico Local como medio para luchar contra la pobreza. En Europa, la pobreza no es una realidad que se considere desde los departamentos de desarrollo económico. En Latinoamérica (en adelante, LA), en cambio, muchos proyectos de DEL se piensan en función de la reducción de pobreza que pueden significar en el territorio.
Eso me parece un aprendizaje importante. Para empezar, porque, enfocado de esta forma, el DEL produce directamente resultados tangibles a corto o medio plazo. Pero yo creo que conviene ir, incluso, más allá. Pienso que sería bueno pensar cualquier proyecto municipal (residuos, vivienda, tecnología, cultura,......) desde la perspectiva DEL. Esto es, pensar cómo, además de alcanzar los objetivos propios de cada proyecto, podemos conseguir generar beneficios económicos adicionales para el municipio (puestos de trabajo, formación de personas, recuperación de recursos económicos, obtención de infraestructuras, promoción de la ciudad, etc.....).
Para ello, debe haber alguna estructura (¿una agencia de desarrollo económico?) que vele por que se introduzcan, en cada proyecto, los matices que permitan que ese proyecto genere unos beneficios adicionales que vengan a sumarse a la estrategia general de desarrollo del municipio. Eso implica una transversalidad en el trabajo de esa agencia y su colaboración con los demás departamentos de la administración pública de que se trate (ayuntamiento, distrito, cabildo,....)
2) Otra diferencia a favor de LA es el nivel de participación de la sociedad en los proyectos. En parte es consecuencia del primer punto. Para derrotar a la pobreza en una comunidad rural o en un barrio marginal de una gran ciudad, la mejor estrategia es implicar a sus habitantes en el proyecto que se defina: mejora de producción agrícola, promoción de la actividad turística o desarrollo educativo. Esto es lo que se practica en LA, implicando en los proyectos a los ciudadanos que van a beneficiarse de ellos. Mientras, en Europa tenemos dificultades para encontrar temas en los que hacer participar efectivamente a los vecinos.
3) La tercera diferencia es la inmensa cantidad, calidad y diversidad de recursos naturales (naturaleza, cultivos, minerales, combustibles,....., turismo) que hay en muchas zonas de LA. Esto conduce a basarse en esos recursos naturales como elemento generador del DEL. Como consecuencia, se respira una mayor preocupación por el medio natural de la que, en general, tenemos en Europa. El hecho de que la actividad económica dependa de los recursos naturales, genera una mayor conciencia a favor de su defensa y por la sostenibilidad ambiental. La existencia de esa "conciencia verde" es una importante ventaja para construir, desde ahora, ciudades y territorios más verdes puesto que, con seguridad, esa conciencia traslucirá en la mayoría de decisiones que se tomen en los territorios que se encuentren en esta situación.
4) Una menor consolidación de la administración en LA que representa que los Ayuntamientos tienen menos competencias, y recursos, de los que suelen disponer en Europa. Y, a pesar de ello, se desarrollan grandes proyectos que transforman profundamente las ciudades. Y eso se explica sólo gracias a la incorporación de un mayor peso del capital humano en los proyectos. De nuevo, aparece la importancia del capital humano, aquí en su vertiente de liderazgo. Parece claro que, si una administración local, a pesar de no tener todos los recursos necesarios es capaz de llevar a cabo proyectos transformadores, tiene que ser a través del liderazgo de personas (políticos y/o técnicos) que tienen la capacidad de generar ilusión y de arrastrar a sus vecinos a implicarse en la mejora de su entorno de vida.
Conclusiones
Estas constataciones de dos realidades diversas me llevan a las siguientes conclusiones:
1) Situaciones (necesidades, recursos, entorno social, económico y político) distintas obligan a proceder de forma distinta (objetivos, prioridades, recursos utilizados) y generan también distintas experiencias y conocimiento.
2) Cuando tenemos escasez de recursos económicos para desarrollar los proyectos, recurrimos al capital humano como recurso principal. La cuestión que lanzo es si no serían mucho más exitosos todos nuestros programas si recurriéramos al capital humano en todos ellos. Si me lo dejáis plantear más crudamente, creo que, por el hecho de disponer de dinero, renunciamos a implicar al capital humano de nuestra comunidad por cuanto es mucho más sencillo contratar un servicio que ponerse a movilizar personas y colectivos para sacar adelante un proyecto. El problema es que es mucho más sencillo pero, con seguridad, el resultado del proyecto no va a dejar la huella que habría dejado de haber implicado a los agentes locales relevantes.
3) Pienso, además, que sería un muy buen ejercicio al iniciar un proyecto, el intentar pensar cómo desarrollarían el mismo proyecto nuestros colegas del otro lado del Atlántico. La amalgama de experiencias y conocimientos de ambas orillas nos puede llevar a aumentar el potencial de DEL de nuestro territorio.
Finalmente, también cabe la reflexión de si, ante estas diferencias, las ideas, propuestas y métodos que expongo en mi "Manual de Introducción Rápida al Desarrollo Económico Local", publicado en febrero pasado, son válidos o no en cada uno de los posibles escenarios que podamos encontrar a uno y otro lado del Atlántico. Y mi respuesta es que, rotundamente, sí. Sirve el manual en todas las situaciones. La diferencia estará en las prioridades de cada situación y, en consecuencia, en la selección de políticas que hagamos así como en el peso que demos a cada una de ellas en nuestro plan de desarrollo local.
Para concluir, a los que queráis leer más sobre este tema, os aporto un artículo interesante de Fernando Barreiro sobre el mismo tema. Se trata del apartado 4 del siguiente artículo.
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