Y a la salida de la crisis, qué?
Llevamos tiempo hablando de la globalización, las deslocalizaciones, la innovación, el valor añadido, de cómo abordar estas nuevas situaciones y de cómo influirán en nuestro entorno económico más cercano. Hemos estado diciendo que pasábamos de la era industrial a la nueva sociedad del conocimiento en la que la nueva materia prima esencial iba a ser el conocimiento.
Todo eso sigue siendo cierto, pero ahora ha aparecido un nuevo factor: la profunda crisis económica en que está sumido el mundo. Y vale la pena echar la vista

adelante para intentar ver lo que va a ocurrir.
Y creo que lo que va a ocurrir es que la crisis actual tendrá el efecto de acelerar, de manera brutal, los cambios que iban a producirse, quizás, a lo largo de décadas. En efecto, estamos perdiendo tejido industrial, además de los sectores de la construcción y de los servicios. Y esto significa que al final de la crisis vamos a ser más pobres. Pero la recuperación difícilmente va a poder hacerse a partir de los mismos recursos que estamos perdiendo en estos momentos.
La recuperación, deberá hacerse a partir de nuevas oportunidades, nuevos negocios, nuevos modelos de negocio. Y, para que esos nuevos negocios surjan, probablemente hará falta una infraestructura determinada, muy basada en los recursos de conocimiento -universidades, centros de R+D, centros de diseño- y también en las infraestructuras básicas -con la banda ancha real, es decir, la fibra óptica, como pieza fundamental-, con polígonos de actividades económicas avanzados, con incubadoras de empresas reacionadas con los centros de conocimiento......
Y, probablemente, a la salida de la crisis, habrá ciudades y territorios que estén en mejores condiciones de crear nueva actividad y de generar nuevos liderazgos y otras que, no habiendo tomando las decisiones adecuadas, deberán plantearse, en aquel momento futuro, qué hacer y cómo enderezar la situación. Con seguridad, asistiremos a cambios en la jerarquía entre ciudades y territorios en función de la capacidad de cada uno de adaptarse al nuevo paradigma.
Estamos en un momento decisivo. Las administraciones debemos, por supuesto, poner todo nuestro empeño en reducir al máximo los efectos nefastos de la crisis en muchas economías domésticas. Pero tenemos también la obligación de levantar la vista y trabajar, hoy, para que nuestra comunidad pueda encarar el futuro con confianza una vez que la crisis se vaya difuminando y nos toque empezar a reconstruir de nuevo el futuro.
Por supuesto, todo esto es opinión y, como tal, perfectamente discutible. Es por eso que os invito a que opinéis sobre este tema. Un saludo a todos.