Cogobernanza, Alianzas Locales y nuevas Culturas Territoriales
En un reciente coloquio (9/3/21) del Master en Desarrollo Urbano y Territorial de la Universidad Politécnica de Catalunya me invitaron a hablar acerca de Nuevas Culturas Territoriales y Gobernabilidad. Aquí, algunas reflexiones de mi intervención.
Mi discurso sobre Gobernabilidad se centró en la Cogobernanza de la que diré, a modo de introducción, que no es un invento caprichoso o pasajero sino que responde a una situación concreta de la gestión de los territorios.
En la época que vivimos, es inviable limitarse a dirigir el día a día de la ciudad, seguir manteniéndola en funcionamiento incorporando, progresivamente, mejoras a medida que la tecnología las permite En esta época de cambios profundos en todos los ámbitos de la ciudad, lo que se impone es una transformación tan profunda como los cambios que se están produciendo para conseguir adaptar la ciudad a la nueva realidad, ambiental, social y económica.
Cambios de transición verde -energías renovables, incremento de áreas verdes, movilidad, rehabilitación energética de edificios, economía circular,...-, de transición tecnológica -administración electrónica, teleeducación, telesanidad, teletrabajo,...-, inclusión social, igualdad de las mujeres y respuesta, también, a la exigencia de mayor influencia de la sociedad en las decisiones de los gobiernos locales.
Y la mayor parte de estos cambios están fuera de la capacidad de gestión de los gobiernos locales por sí solos. Es decir, esa transformación profunda solo se producirá si el conjunto de la sociedad acompaña a esos cambios. Unos pocos ejemplos son: el ahorro de agua, la mejora de la movilidad o la gestión de residuos. Si la sociedad no contribuye a cambiarlos, la Administración Pública, por sí sola, jamás conseguirá realizar esos cambios.
Y, si hablamos de los 3 grandes cambios a generar: los cambios ambientales, sociales y económicos, es impensable que la administración púbica pueda generarlos por su cuenta. Va a necesitar para ello, de nuevo, que el conjunto de la sociedad -administración pública, academia, sector empresarial y sectores sociales- se impliquen y se comprometan a ello.
Por eso, las administraciones públicas necesitan conseguir el compromiso de los actores locales. Y he dicho "compromiso" y no, participación. Son dos conceptos radicalmente distintos. Baste para explicarlo, recordar aquel chiste que contaba que, en unos huevos con bacon, la gallina participa pero el cerdo se compromete.
Necesitamos, pues, compromiso de los actores locales. La forma de conseguir ese compromiso es la construcción de grandes alianzas territoriales. Y eso implica dar el paso a la Cogobernanza del territorio o de la ciudad.
¿Y qué es la Cogobernanza?
La Cogobernanza es una forma de gobernar que hace confluir tres patas:
el liderazgo de la administración pública
la voluntad de la ciudadanía
el conocimiento de los expertos.
En cualquier proceso de cambio a impulsar, ya sea la definición de la estrategia de ciudad ya sea una transformación sectorial -por ejemplo, un cambio hacia una movilidad más amable y menos contaminante-, la administración debe asumir el liderazgo proponiendo a la ciudad impulsar ese cambio, la ciudadanía -entendiendo aquí al conjunto de la sociedad según se ha definido más arriba- debe fijar los criterios para ese cambio y serán los expertos, a partir de la voluntad expresada por la ciudadanía, quienes diseñen la solución que tenga en cuenta los aspectos técnicos que sean del caso.
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Por supuesto, la cuestión de cómo se materializa el punto 2. “la voluntad de la ciudadanía” requiere la aplicación de una metodología adecuada pero no es objeto de este post. Recomiendo a los interesados, la lectura del siguiente artículo inciso.
El poner en marcha este nuevo estilo de gobernanza aporta beneficios muy considerables:
Diseña los mejores proyectos
Incrementa el compromiso de los actores locales
Aumenta la probabilidad de continuidad de las políticas (más allá de cambios políticos)
Permite la transformación territorial
Aumenta la satisfacción de los administrados
Reduce los conflictos
La cogobernanza aporta también beneficios en situaciones distintas como es la de la colaboración entre territorios. Y eso nos introduce en el segundo punto de este post: las nuevas culturas territoriales.
Las nuevas culturas territoriales
El término se refiere a otra de las realidades que se generan a partir de los cambios globales. La pandemia nos ha mostrado cómo de interdependientes somos y cuánto, de poco autónomos cuando miramos, exclusivamente, a nuestra "patria chica". Por eso se impone abordar perspectivas territoriales más amplias y diversas, reconociendo el valor y los activos de cada territorio: del nuestro, por supuesto, del nueva territorio más amplio que contemplamos ahora, y de qué forma la adopción de esa nueva perspectiva puede complementar las carencias de nuestro territorio incial. Esta reflexión es válida para distintas realidades como:
la relación urbano-rural entre la ciudad y su entorno de pueblos y comunidades rurales
la relación, en el ámbito metropolitano, entre la capital y las demás ciudades de su área metropolitana así como entre ciudades medianas de esa misma área metropolitana
la relación, dentro de una gran ciudad, entre sus distintos distritos y barrios
la relación entre las distintas provincias de una región o entre las distintas comarcas de una provincia
Se trata de sumar todos los activos de la forma más inteligente para generar el mayor valor posible tanto para los ciudadanos locales como para proyectar el mayor poder de atracción hacia el mundo exterior.
Eso, de nuevo, nos habla de generar fuertes alianzas entre actores y entre territorios. Y, de nuevo, la respuesta es la cogobernanza. Cuando se trata de explorar y construir nuevas culturas territoriales, no aplicaremos esa cogobernanza desde el gobierno local para con el resto de actores locales sino que se trata de establecer mecanismos de cogobernanza entre los distintos territorios entre los que pretendemos establecer una alianza.
Quiero incidir aquí en un aspecto importante. No basta con desear establecer una cogobernanza, ya sea en una ciudad o entre distintos territorios como se puede descubrir en este artículo: Región, Provincias y Plan de Desarrollo Regional. En efecto, la Región Norte del Ecuador, cuyo caso relata el artículo, sí estaba intentando establecer una alianza entre sus 4 provincias pero no conseguía dar con los mecanismos de colaboración que funcionaran.
Mediante el trabajo que realizamos, descubrieron que no bastaban la voluntad y la intención sino que necesitaban conocer los requisitos a cumplir, los criterios a aplicar y los pasos a dar para establecer esa sólida alianza a la que aspiraban. Dimos esos pasos juntos en muy pocos días y, desde entonces, han estado definiendo y desplegando auténticos proyectos con perspectiva regional que les han permitido conseguir mayores recursos para implementarlos y gracias a los que están construyendo una región más fuerte y próspera.
Invito, pues, al lector, a revisar tanto la gobernanza de su territorio como la posibilidad de nuevas alianzas territoriales que mejoren la calidad de vida de sus conciudadanos. Y, si desea que le ayude a avanzar en esa dirección, no dude en contactarme y hablaremos de cómo podemos conseguirlo.