¿La smart city hace que el desarrollo local sea "vintage"?
Unas semanas atrás fui entrevistado para el podcast CiudaHub y una de las preguntas
(Ciudad Hub) http://bit.ly/2KrTDUC
que me plantearon los entrevistadores fue ¿la smart city hace que el desarrollo local sea "vintage"? La pregunta es excelente pues, además de ser obviamente provocadora, da pie a reflexiones muy interesantes.
Un tiempo más tarde me llegó un artículo de Victor Weber, que os recomiendo, titulado Las ciudades inteligentes deben prestar más atención a las personas que viven en ellas y, hace apenas unos días, leía una entrevista a Ugo Valenti, director del Smart City Expo World Congress -SCEWC- de Barcelona, bajo el título de Placing the citizen at the heart of everything, o sea, "Poner a los ciudadanos en el centro".
Todo ello, sumado a un proyecto que os menciono más adelante, me da pie a hacer las siguientes reflexiones.
Valenti dice en la entrevista que "El SCEWC ha evolucionado de forma similar al propio concepto de smart city. Empezamos con un evento muy focalizado en la tecnología, desarrollando soluciones holísticas para ciudades y teniendo a las TIC y nuevas tecnologías disruptivas como factor principal de la transformación de las ciudades. Aunque la tecnología sigue siendo, y así seguirá, la columna vertebral de las smart cities, hemos ampliado el foco y hemos derivado hacia una visión más compleja en la que el ciudadano está en el centro de todo, en la que el proceso de decisión ya no es de arriba abajo y en el que la innovación va mucho más allá de la tecnología". (me he tomado la licencia de traducir el texto del inglés lo más fidedignamente posible).
Por su parte, Weber plantea en su artículo el problema de que, debido a la creciente complejidad de la técnica y de los conceptos que lleva aparejada, el desarrollo de las ciudades inteligentes -smart cities- se ve reducido a una relación entre políticos y empresas tecnológicas en lo que se refiere a la toma de decisiones dejando así a un lado al grueso de la ciudadanía. Y, obviamente, eso dificulta el objetivo definido por Valenti de poner al ciudadano en el centro de todo.
¿Smart cities o, simplemente, las nuevas ciudades?
En mi opinión, la tecnología no puede ser nunca ni el origen de los proyectos de ciudad ni la principal preocupación que los motive. Al contrario, debe definirse en primer lugar el objetivo a alcanzar y será luego cuando miremos a la tecnología en aquellos puntos en los que pueda aportar valor para alcanzar el objetivo previamente definido. Pienso que siempre fue un error el pretender desarrollar “ciudades diseñadas a partir de la tecnología”, porque eso es lo opuesto a una “ciudad centrada en las personas”.
Al mundo de las Smart Cities le costó años darse cuenta de esa reflexión -podéis ver en este artículo que esta idea se abrió paso en el SCEWC de 2014-. Pero, aún habiendo hecho esa reflexión casi 5 años atrás, está costando muchísimo, todavía hoy, averiguar cómo hacer eso. Y ello, por varias razones:
las empresas tecnológicas, inventoras e impulsoras del concepto Smart City, tienen como interés principal el de aportar sus soluciones y, claramente, su primer interés es el de vender tecnología.
A los políticos, por su parte, les sigue costando tomar las riendas de la smart city por el hecho de que la tecnología ya no consiste solamente en proyectos de ahorro de energía, en el alumbrado, o de agua, en el sistema de riego -conceptos iniciales de la smart city y fácilmente comprensibles por todos- sino que el big data, la inteligencia artificial, el 5G, el IOT, el blockchain y otras tecnologías que se desarrollan día a día, permiten pensar en soluciones complejas cuya comprensión ya no están tan al alcance de cualquiera sino que requieren de una sólida comprensión tecnológica.
No es menos importante el hecho de que no parece haberse descubierto la forma, desde un marco tecnológico, de poner a los ciudadanos primero y de conseguir que ellos definan lo que quieren antes de que los tecnólogos entren en juego. Quizá habría que dar un paso más y una buena pregunta a contestar debería ser: "¿cómo poner la tecnología al servicio de que los ciudadanos puedan definir lo que desean que se haga en su ciudad?". Dicho de otra forma, quizá deberíamos pensar en poner la tecnología a disposición de la ciudad, es decir, de su gobierno y de sus ciudadanos, para utilizarla como herramienta de toma de decisiones. Una vez consigamos eso, es mucho más sencillo explorar el potencial de la tecnología como herramienta para que la ciudad consiga llegar allá donde sus actores locales hayan decidido llegar (es decir, ya veremos de qué manera la tecnología puede contribuir a implementar los proyectos que la ciudad haya decidido llevar a cabo).
Es en esta línea en la que Vilanova i la Geltrú(Barcelona, España), presentó, el pasado mes de enero, una propuesta al Programa Urban Innovative Actions (UIA) de la CE. Un proyecto de más de 5M€ titulado VNG Digital Twin con dos bloques de tareas: un bloque de trabajo con los ciudadanos y un bloque de desarrollo tecnológico, al 50% de presupuesto cada uno de ellos. El proyecto lo diseñamos a 3 bandas entre el equipo director de Neápolis, la agencia de innovación de Vilanova, el consultor internacional en innovación Xavier Marcet, y yo mismo como experto en desarrollo local.
El proyecto pretende aplicar tecnologías a la gestión de la ciudad de forma innovadora. Se trata de aplicar la tecnologíano al proceso de mejora o de solución de un ámbito concreto de la ciudad sino al proceso de la toma de decisiones en distintos ámbitos de la gestión local, mediante una modelación sofisticada previa de los distintos procesos municipales sobre los que tomar decisiones.
La plataforma tecnológica a desarrollar se apoyaría en técnicas de inteligencia artificial para, a partir de la monitorización de la ciudad en tiempo real, simular procesos concretos -p.e., desde la movilidad en una zona de la ciudad hasta la afluencia a los centros de mayores- de tal manera que tanto los ámbitos sobre los que tomar decisiones, como las opciones a simular y los resultados obtenidos puedan ser co-generados entre ciudadanía y municipalidad.
Es un proyecto muy innovador y muy ambicioso que, lamentablemente, no consiguió la aprobación de la secretaría del programa UIA, y que podría haber sido un extraordinario banco de pruebas para la toma de decisiones con participación de la ciudadanía para todo tipo de procesos en las ciudades.
A pesar de que este proyecto no va a ver la luz por el momento, sí quiero concluir enunciando unas ideas que me parecen importantes:
Debemos pensar las ciudades en función de las personas y de sus necesidades -sostenibilidad, cohesión social y desarrollo económico- y, en ese marco, la tecnología es una herramienta a disposición de la construcción de esas ciudades. Parece que se va creando un consenso alrededor de esta idea, descartando el enfoque fundacional de las smart cities de pensar las ciudades en función de la tecnología.
Para implicar a la ciudadanía y a los agentes locales en un proyecto de ciudad, me parece obligatorio que el primer paso sea la definición del punto de llegada -la visión de futuro que la ciudad se fija a sí misma-. Y en ese apartado, ningún consultor y ninguna empresa, tecnológica o no, tienen nada que aportar a no ser el método necesario para ayudar a la ciudad a destilar esa decisión. Pero desde luego no deben incidir, ni poco ni mucho, en la definición de ese objetivo final. Debe ser la ciudad quien decida, poniendo en juego la inteligencia territorial de sus actores locales, el futuro que desea.
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Sería bueno, en el marco del uso de la tecnología para la gestión de la ciudad, pensar en poner las tecnologías al servicio de la toma de decisiones de abajo arriba. Es decir, de ver cómo la tecnología puede sintetizar la complejidad de la gestión de cada uno de los ámbitos de decisión y poner esa modelización a disposición de los actores locales de forma que les permita una toma de decisiones informada y en la que puedan tomar parte municipalidad, ciudadanía y actores locales.
En cuanto a la pregunta que da título a este artículo, en mi opinión, la smart city no hace que el desarrollo local sea “vintage”. Creo más bien que el desarrollo local perdurará mientras que el término smart city probablemente sea una denominación pasajera que vaya desapareciendo del vocabulario con el paso de los años. En efecto, el término smart city nació con la idea de "gestión de la ciudad mediante la tecnología" y evoluciona para referirse a las ciudades que deseamos tener en el próximo futuro. Cuando logremos imbricar la tecnología en la gestión de las ciudades, simplemente tendremos ciudades y perderá su sentido el término "smart". La tecnología será en ellas una infraestructura imprescindible más -como son hoy el saneamiento o el transporte público-. En definitiva, las ciudades del futuro seguirán siendo ciudades.
Sin duda quedan por decir muchas más cosas sobre este tema tan controvertido. Por eso os invito a todos, lectores, a dejar vuestros comentarios expresando vuestras opiniones y haciendo vuestras aportaciones al debate.