Las supermanzanas, herramienta clave para transformar nuestras ciudades
De una conferencia de Salvador Rueda, creador del concepto
Introducción
La semana pasada tuve la suerte de asistir a la conferencia que Salvador Rueda , fundador de la Fundació d’Ecologia Urbana i Territorial, radicada en Barcelona, impartió en el Montepío de Conductores de mi ciudad, Manresa. La conferencia se enmarcaba en un ciclo sobre movilidad en nuestra ciudad que el Montepío ha estado organizando durante los últimos meses. Y, para mí, debo reconocer que esa charla fue todo un descubrimiento.
En efecto, yo he visto y he paseado por las supermanzanas de Barcelona , la ciudad donde nació el concepto, y creía tener una buena idea de lo que es esa propuesta que viene a transformar nuestras ciudades hacia un paradigma de ciudad más amable y más humana. Esa conferencia, a cargo de la persona que imaginó las supermanzanas, me hizo descubrir que se trata de una idea mucho más potente de lo que imaginaba hasta ese día, además de ser aplicable a cualquier ciudad, grande, mediana o pequeña. Por eso os voy a contar todo lo que aprendí.
Supermanzanas
El origen de la idea de las supermanzanas (en 1987) fue buscar la forma de reducir el ruido en las calles de Barcelona. El mismo modelo, sin embargo, ha resultado eficaz también para reducir la contaminación ambiental y los efectos de la emergencia climática (temperaturas crecientes) así como para recuperar niveles de vida social.
El concepto de supermanzana consiste en canalizar el tráfico de desplazamientos en la ciudad a través de una selección estratégica de calles de forma que todas las demás calles se preservan del tráfico para crear una gran cantidad de islas (o supermanzanas) en las que se desarrolla un nuevo entorno de vida ciudadana de proximidad de forma que se convierten en remansos de vida social con mucha menor contaminación, mayor tranquilidad, menos ruido, gran cantidad de árboles que combaten el creciente calor provocado por la emergencia climática y espacio público para pasear, hacer ejercicio, descansar,….
Un punto clave es que la circulación de vehículos también está permitida al interior de cada supermanzana si bien se limita a una circulación interna a la supermanzana (garages particulares, entregas en comercios, empresas o domicilios,…) y está reducida a 10Km/h.
La filosofía detrás de la idea
En ese punto, Rueda soltó una frase: “Planificar es cambiar las tendencias”. Eso es, para que la ciudad se desarrolle de forma autónoma, sin control, no haría falta planificar. La planificación es, precisamente, lo que permite modificar y corregir las tendencias de crecimiento indeseadas.
Avanzando un paso más en el razonamiento, Rueda afirmó que el gran problema de la planificación de la ciudad no es ni económico ni de tráfico sino que es cultural. En efecto, el ponente nos dijo que todos tenemos un coche “metido” en la cabeza y esa es la causa de que el tráfico inunde sin límite nuestras ciudades.
Si planificar es cambiar las tendencias, la gran cuestión es saber cómo conseguimos que los ciudadanos decidan utilizar menos el coche y que lo hagan en aceptación de un cambio de tendencia. Por eso, el problema de la planificación de la ciudad acaba siendo político pues debe ser el político quien tome las decisiones necesarias para cambiar las tendencias de su ciudad.
Veamos cuál es el panorama en Barcelona:
el 85% del espacio urbano está dedicado a la movilidad
hay 1.000 muertos al año por causas como contaminación, ruido, altas temperaturas, falta de ejercicio,….
La única forma de mejorar estas cifras es cambiar el modelo de movilidad. Y, si queremos tener éxito debemos encontrar la fórmula para “cambiarlo todo sin romper nada”. Esta última expresión es muy importante pues no se trata de “romper” nada, una actitud que, sin duda, suscitaría el rechazo de la población. Al contrario, hay que cambiar las cosas de forma que se cambien moderada y progresivamente los patrones de comportamiento y, obviamente, de forma que se produzca una mejora significativa en los parámetros negativos que se dan en la ciudad.
La respuesta a este reto son las supermanzanas que nos permiten reducir en un 70% el espacio dedicado a la movilidad con una reducción de tan solo el 15% de tráfico. En Barcelona, gracias a las supermanzanas, aparecen 163 nuevas plazas de 2.000m2 en promedio y eso, sin derruir ni un solo edificio. Centenares de miles de m2 que son devueltos a los ciudadanos para desarrollar actividades sociales en la calle (pasear, jugar, hacer ejercicio, descansar, compras en las tiendas del barrio, ….).
¿Cómo?
Una vez diseñado el plan de supermanzanas para nuestra ciudad, ¿cómo vamos a aplicar esos cambios en las calles? No pueden ser cambios estructurales puesto que es imposible reurbanizar la mayor parte de las calles de una ciudad (todas las que quedan interiores a una supermanzana). Las ciudades no disponen ni del dinero para ello ni tampoco de tiempo antes de que la ciudad se vuelva completamente inhóspita (por la emergencia climática y por la saturación del tráfico rodado).
Ahí es donde surge el concepto de urbanismo táctico. Se aplican cambios menores a la configuración de las calles para cambiar sus usos y, por supuesto, para plantar árboles en todas ellas.
La gran ventaja del urbanismo táctico es que permite, a muy bajo coste, incorporar carriles bici, hacer espacio para los árboles, crear nuevas plazas donde solo pasaban coches y abrir espacios para el uso de las personas (parques infantiles,…). En Barcelona, los cambios para transforma los alrededores del Mercado de Sant Antoni, han tenido un coste de 45€/m2 de espacio modificado.
Ese coste significa que toda la ciudad de Barcelona puede organizarse en supermanzanas por un coste global de 300M€. Si se planifica esa evolución en 10 años, obtenemos un coste anual de 30M€ para una ciudad que acaba de presentar un presupuesto de 3.735M€.
Si hacemos una regla de tres para calcular el coste global de la transformación para una ciudad de 100.000 habitantes (Barcelona cuenta con 1,5Mh), obtenemos una cifra de 20M€. Incluso si fuera el doble de coste, repartido en 10 años, le basta a esa ciudad con dedicar 4M€ anuales para poder disfrutar, en un horizonte de corto y medio plazo, de una ciudad amable, con temperaturas razonables y con baja contaminación.
Otra idea clave que nos dió Rueda: “No proyectar la ciudad para peatones (los que caminan) sino para ciudadanos (caminan, hablan, ríen, pasean, juegan, compran,…”. Dicho también de otra forma, “buscamos crear pequeños pueblos, islas aisladas del tráfico de la ciudad”. Y, para rematar la reflexión: “la ciudad la hace el espacio público; no, el espacio urbano”.
También dijo que: para luchar contra las temperaturas extremas que van a ser crecientes no hay otra opción que plantar árboles (para crear sombra en todo el espacio público) y recuperar suelos permeables (asfalto, hormigón y baldosas retienen el calor del sol e impiden que las temperaturas bajen durante la noche).
Eso es también lo que permiten las supermanzanas al poner a disposición de la ciudad un montón de nuevos espacios liberados del tráfico rodado. Como se ha mencionado ya, en Barcelona, han aflorado 163 nuevas plazas de 2.000m2 cada una.
Algunos detalles operativos
las supermanzanas de Barcelona tienen, típicamente, 400m. de largo y se sitúan paradas de bus cada 300m para conseguir un tiempo de espera promedio de 2’ (importante para bajar la barrera mental de uso del transporte público para los usuarios habituales del coche particular).
los coches pueden llegar a cualquier punto de la ciudad. El ciudadano puede llegar hasta su casa, se puede ir a buscar una compra en un comercio,….
eso sí, el tráfico dentro de cada supermanzana está limitado a 10Km/h puesto que el espacio es compartido entre ciudadanos y vehículos y es imprescindible garantizar la seguridad de todos los ciudadanos.
la circulación motorizada en el interior de cada supermanzana permite llegar a cualquier punto de la misma pero está diseñada de forma que se impide el cruzar la supermanzana por las calles interiores.
En Barcelona, se ha comprobado que la actividad económica en el interior de las supermanzanas se incrementa entre un 15 y un 60%.
Aquí os dejo el archivo de la presentación de la conferencia con todo tipo de planos e imágenes que ayudan a ilustrar el concepto.
Para un documento en el que se recogen todos los principios que dan lugar a las supermanzanas, hay que dirigirse a la Carta para la Planificación Ecosistémica de Ciudades y Metrópolis
el concepto en realidad no es nuevo en lo absoluto, es una reelaboración (casi refrito) de ideas preexistentes y aplicadas desde hace décadas, muchas décadas...ha cambiado la tecnología, está cambiando el entorno, pero la idea que se propone no es para nada nueva...decir que son ideas nuevas y que autores actuales son sus creadores es desconocer la historia del urbanismo del siglo XX