Pero, ¿a qué le llamamos desarrollo local/territorial?
Introducción a una serie de artículos postpandemia
Mi último post titulado ¿Cómo levantar tu ciudad después de la pandemia? ha tenido un gran éxito y me ha generado un buen número de peticiones para dictar webinars en distintos países. En este momento, los he dictado ya para Chiclayo en Perú, la Cámara de Comercio de Costa Rica, la Universidad de Puebla, el Observatorio Urbano de Parral y el Centro Municipalista para el Desarrollo de Veracruz, todos ellos en México y próximamente, dictaré uno para el Ecuador.
Todo ello así como las reuniones que he mantenido con distintas ciudades y regiones
me están llevando a reflexiones para una revisión de las estrategias territoriales que me parece interesante compartir con todos mis lectores. En estos momentos, tengo previstos tres nuevos artículos además del que ya publiqué en su día. Los temas que voy a revisar bajo la nueva luz del momento actual son tres y son los que yo entiendo como piedras filosofales para conseguir un desarrollo territorial efectivo. Esos tres conceptos clave son:
¿Qué entendemos por Desarrollo -Local o Territorial-? (es el artículo presente)
Las Alianzas entre sectores locales
El concepto de Proyecto de Ciudad que debe guiar los pasos de la ciudad
¡Vamos allá con el primero de ellos!
¿A qué le llamamos desarrollo local/territorial?
En este momento en que las ciudades y las regiones necesitan repensarse, es decir, definir hacia dónde quiere avanzar cada una de ellas en la nueva etapa que ya hemos iniciado, la pregunta que encabeza este artículo puede parecer fútil. Pero la realidad es que la falta de consenso sobre aquello a lo que cada uno llama desarrollo territorial está detrás del fracaso de muchos, muchísimos, planes de desarrollo, planes estratégicos, planes de gran visión, planes 2030, planes 2050 o como quiera que cada ciudad y territorio decida llamarlos.
En efecto, abordamos habitualmente la definición de estos planes sin plantearnos si estamos de acuerdo en lo que entendemos, cada uno de nosotros, por desarrollo y así, los políticos le dan su propio sentido, los economistas, el suyo, los urbanistas, el suyo, los sociólogos, el suyo, los empresarios el suyo, la academia el suyo y cada ciudadano, el suyo. El hecho de que cada uno de los actores locales aplique una idea distinta del desarrollo es una potente razón por la que los territorios suelen fracasar en sus intentos de desarrollo.
Y la respuesta a la pregunta es sencilla y rotunda. Esa respuesta es que desarrollo es aquella mejora del territorio que asegurela mejora de las condiciones sociales, económicas y ambientales de las personas que habitan ese territorio. No voy a insistir en la importancia de mejorar, a la vez, esas tres facetas puesto que los ODS nos indican ya que el desarrollo de los 17 Objetivos debe hacerse de forma integral y no, de forma selectiva.
Una lucha de poder
Estoy casi seguro de que más de un lector estará pensando "en nuestro plan se recogen estos tres aspectos -social, económico y ambiental- y, a pesar de esto, no le vemos una buena salida. Tenemos dificultades serias. ¿por qué nos ocurre eso?" ¿Os sorprendería si os contestara que la culpa es de una lucha de poder? Pues algo así es lo que ocurre. Veamos.
Si estamos de acuerdo en la necesidad de la mejora de lo social, lo económico y lo ambiental, las preguntas serían, ¿cómo trabajamos con los tres a la vez? ¿Puede ser que, si bien son importantes los 3 aspectos, haya alguno que sea más importante que los demás? O bien, al revés, ¿que uno de ellos sea menos importante que los demás? ¿Quizá podemos empezar desarrollando uno de ellos y luego iremos "cuidando de la mejora de los demás"? O bien quizá lo mejor sea desarrollar cada uno de los tres y mejorarlos en paralelo? En definitiva, ¿cuál es la foma adecuada de abordar esos tres objetivos conjuntamente? ¿cómo se consigue eso?
Os hablaba de una lucha de poder. Es la que ocurre en cada ciudad o territorio cuando son los economistas, los urbanistas o los políticos -raramente entra alguien más en esa pelea- los que intentan llevarse el gato al agua de su influencia en la definición de cómo debe desarrollarse ese territorio.
Para entender por qué esa lucha impide el buen despliegue de los planes de desarrollo permitidme utilizar una analogía.
Para recibir (gratuitamente) más artículos como este clica en el botón azul
¿Cómo avanza la hormiga?
Fijémonos en una hormiga porque quizá ahí esté el secreto. La hormiga tiene 6 patas (nuestro territorio tiene solo 3 grandes objetivos pero la metáfora es perfectamente válida). Esas 6 patas de la hormiga, para su buen funcionamiento, cumplen 3 características:
están perfectamente integradas al cuerpo al que transportan y así garantizan su estabilidad
actúan de forma coordinada para que la hormiga camine de forma suave y equilibrada
hacia dónde camina la hormiga no lo deciden las patas sino el cerebro
Nuestra ciudad o territorio no tiene 6 patas sino 3: la social, la económica y la ambiental.
Y para que se produzca el desarrollo (es decir, para que el territorio avance hacia sus objetivos), nuestras tres "patas" deben:
estar perfectamente integradas al territorio de forma que garanticen su estabilidad
actuar de forma coordinada (entre ellas) para que el territorio avance de forma equilibrada
Hacia dónde avanzar no lo puede decidir ninguna de las tres sino un órgano diferente que actúe como el cerebro del territorio
Si alguna de las tres condiciones no se cumple, el territorio no avanzará o lo hará cojeando o bien dará vueltas sobre sí mismo o dará 2 pasos en una dirección y 3 en la contraria. Y así ocurre en muchas ciudades y regiones.
¿Ya estáis entendiendo por qué tantos planes no funcionan? Efectivamente,
cuando son los economistas los que lideran la definición del Plan, tenemos un Plan, básicamente, Económico
cuando son los urbanistas los que lideran la definición del Plan, tenemos un Plan, básicamente, Urbanístico o de Ordenación Territorial
cuando son los políticos los que lideran la definición del Plan, tenemos otro tipo de Plan que también posee los sesgos que le han incorporado sus impulsores
incluso cuando, por ejemplo, le encargamos la redacción del plan a una universidad y esta le encarga la tarea a 3 profesores, lo que obtendremos son 3 planes sectoriales
pero ninguno de estos es un plan integral de desarrollo territorial y, por supuesto, los actores que se sienten excluídos de su definición no van a contribuir a su impulso.
Si regresamos a la analogía de la hormiga, ¿Creéis que la hormiga piensa en desarrollar una u otra de sus patas o pensáis que se concentra en avanzar como conjunto?
Conclusión
En consecuencia, la conclusión es que el desarrollo local/territorial solo se puede dar cuando diseñamos un Plan de desarrollo del territorio y para el territorio en su conjunto. Un Plan en el que habrá, sin duda, un apartado económico, otro apartado urbanístico, otro apartado social y puede que algún otro apartado (ambiental, turístico,.....) y que todos esos apartados serán elementos (patas) necesarios para lograr un desarrollo equilibrado pero a ninguno de ellos le corresponde definir, en solitario, el rumbo a seguir por el territorio.
Una vez llegados a este punto, quedan pendientes de contestar dos grandes preguntas:
¿Quién debe decidir hacia dónde debe avanzar el territorio? es decir, ¿Quién debe actuar como cerebro del territorio? y
¿Cómo conseguir que el conjunto de las patas del territorio (el conjunto de actores locales) contribuyan y cooperen para el desarrollo territorial?
Pero no voy a dar respuesta ahora a estas preguntas sino que, para contestarlas, voy a dedicar los dos próximos artículos de esta serie postpandemia. ¡Hasta pronto!