Por qué es necesaria una estrategia territorial? (1)
Éste es el inicio de una serie de 3 artículos sobre estrategia territorial o local, su necesidad, los elementos que deben conformarla, los criterios para definirla y también, cómo llevar a cabo un proceso estratégico que transforme el territorio. Confío en que resulte de utilidad para muchos políticos, profesionales y, en definitiva, para las ciudades, los territorios y sus habitantes.
Como siempre, lo que voy a presentaros no es un desarrollo teórico perfectamente argumentado sino que me voy a basar en escenarios reales que ilustren las ideas que deseo transmitiros en la confianza de que alguno de ellos, o varios, encajarán en la situación en la que os encontréis.
Este primer artículo va a centrarse en la cuestión de ¿Por qué es necesaria una estrategia territorial? Una cuestión que, en muchos casos necesita ser defendida como paso previo a entrar en el proceso de su definición.
¿Por qué es necesaria una estrategia territorial?
El objetivo de cualquier gobernante debería ser el de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a los que le corresponde gobernar. Eso implica múltiples aspectos: una vida digna para todos, un entorno saludable, seguridad, salud, educación, o las oportunidades para llevar a cabo su proyecto de vida entre otros.
El elemento que condiciona todo esto es que el territorio sea capaz de generar la suficiente riqueza para asegurar, a todos, esas condiciones de vida dignas de las que hablamos. Por eso es por lo que nos planteamos qué hacer para mejorar los ingresos del territorio, es decir, una política de desarrollo local y/o territorial.
Y, para dar una respuesta que nos garantice resultados no sirven las respuestas aisladas del tipo: “vamos a impulsar el emprendimiento”, “vamos a producir café” o “abramos un centro universitario”. Cualquiera de estas propuestas, o todas ellas, pueden ser actuaciones válidas pero serán inoperantes si no las enmarcamos, desde el primer momento, en un plan que defina hacia dónde queremos que el territorio avance. Y eso es, precisamente, una estrategia.
El caso de...................................
Voy a utilizar aquí el caso de un gobierno regional quien, durante el proceso previo a su toma de posesión, me solicitó que le asesorara sobre la base de un "plan de Gobierno" que había sido elaborado por un grupo de especialistas en distintas áreas. Permitidme que no dé más datos pues mi objetivo es utilizar el ejemplo para hacer los razonamientos y no tienen mayor importancia los datos específicos que pudiera aportar. En cualquier caso, el ejemplo es válido tanto para una ciudad como para una región o cualquier demarcación subnacional.
En cuanto empecé a hojear el documento, reconocí las pautas que seguía. He visto otros casos casi idénticos en lugares muy diversos, desde América Latina a Europa. Se encarga un "Plan de Gobierno", un "Plan Estratégico" o un "Plan de Actuación" a un grupo de especialistas. El resultado son varios documentos, sobre temáticas diversas -típicamente, infraestructuras y urbanismo, desarrollo economía, aspectos socioculturales, fiscalidad o seguridad-, cada uno de un autor distinto, poco o nada integrados y con otra característica notable: suelen contener mucha información pero muy pocos criterios.
Recogiendo el caso del que os hablaba, había, en el apartado de agricultura, dentro de la sección de economía, un listado de todas las infraestructuras hidráulicas del territorio insistiendo en la necesidad de repararlas, modernizarlas o construirlas de nuevo. Se incluían datos de las hectáreas y de la población a que afectaba cada obra. Como os digo, una información bastante detallada. Sin embargo, el político necesita bastante más que eso para tomar sus decisiones como vamos a comprobar en cuanto empecemos a plantear preguntas.
El primera aspecto será el presupuestario: ¿de cuánto dinero dispongo para abordar inversiones y cuánto cuesta cada una de las obras que me están sugiriendo? Todos sabemos que los gobiernos nunca disponen de todo el dinero necesario para llevar a cabo sus planes. Y, siendo ésta la realidad, ¿dónde deben aplicar los recursos de los que disponen?
¿deben escoger las obras mayores o es mejor escoger las más pequeñas porque así llegarán a más lugares?
¿o quizá deben escogerse aquéllas en que se alcance a cubrir más hectáreas por cada $ invertido? ¿o allí donde se alcance a más personas?
¿se deben priorizar las obras nuevas o sería mejor hacer una rehabilitación de obras degradadas?
¿o quizá se deba priorizar aquellas zonas en que se da un determinado tipo de cultivo porque es el que mayor riqueza aporta al territorio (porque es un producto exportable)?
Pero quizá deban considerarse aspectos no recogidos en el documento que me han aportado los especialistas. Por ejemplo, ¿sería conveniente modificar las técnicas de riego utilizadas en las explotaciones agrarias de forma que se ahorraran grandes cantidades de agua haciendo innecesarias muchas de las obras que se me propone hacer? Quizá sea eso lo que pueda conseguirse si se pasa del riego "por inundación" al riego "por aspersión" o al riego "gota a gota". ¿Sería menor la inversión global -cambio de la tecnología de riego + obras- que si me limito a hacer obras hidráulicas? ¿Podría, incluso, conseguir un mayor alcance del agua a más hectáreas y más población haciéndolo así? ¿Si cambiamos la cultura del agua hacia un ahorro basado en nuevas tecnologías podría multiplicar las áreas de cultivo potenciales? O, en previsión de una profundización del cambio climático, ¿será prioritario cambiar las técnicas de riego para prever una disminución del agua disponible en las próximas décadas?
Como veis, muchas preguntas que tienen que ver con una necesidad de información pero también con los criterios a aplicar. Pero podemos tomar más perspectiva todavía, en lo que respecta al impulso de la economía. Por ejemplo, ¿debo limitarme a proporcionar agua a los agricultores para dejar que ellos decidan lo que producen? ¿o sería interesante potenciar el cultivo de productos que pudieran aportar una mayor riqueza al territorio?
Pero, por supuesto, más aún ¿debemos invertir todos los recursos para el desarrollo económico en la agricultura? ¿o conviene invertir también en industria? ¿o en minería? ¿o en turismo?
Si seguimos ampliando todavía más el foco, tendremos que preguntarnos dónde aplicar prioritariamente nuestros recursos: en educación, en carreteras, en salud, en seguridad.........? ¿Y qué cantidad en cada apartado?
Así no vamos a ningún sitio....
En este punto, nos encontramos completamente superados por la cantidad de preguntas que debemos contestar y por la falta de información específica y de criterios para contestarlas.
Parece claro que necesitamos un enfoque distinto para poder, por fin, elaborar un plan de gobierno que sea capaz de integrar, de forma coherente, las políticas en todos los rubros y que garantice el mejor uso de los recursos de que disponemos -la tierra, el agua, las personas y el dinero-.
En el próximo artículo retomaremos esta situación y veremos cómo enfocarla de otra forma mucho más eficaz. ¡Hasta muy pronto!